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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadPORQUÉ EL «CIRCO» ES INDISPENSABLE

PORQUÉ EL «CIRCO» ES INDISPENSABLE

«Una fiesta es un exceso permitido y hasta ordenado, una violación solemne de una prohibición», afirma Sigmund Freud. Los seres humanos hemos inventado las fiestas desde tiempos inmemoriales como una válvula de escape que nos permite eludir el statu quo, la cotidianidad y las normas. Fiesta es sinónimo de alegría. En cada una de ellas cada participante debe desatarse de las cadenas colectivas, abandonar el rígido marco del contrato social y adentrarse en un mundo de excesos y de actitudes que transgreden lo convencional.

La alegría que brota de una fiesta reposa en la libertad de poder realizar lo que en tiempos normales se halla rigurosamente prohibido. Las fiestas son por lo tanto indispensables e indeclinables, un paliativo que sirve como refugio para olvidar por un rato la tristeza, la amargura o las vicisitudes de lo habitual.

Pero no es solo eso. Hay otros ingredientes en las fiestas que las hacen sustanciales a los humanos. En ellas aflora —como en ningún otro escenario— la solidaridad y la eliminación de las diferencias entre las personas. El status socioeconómico, las creencias religiosas y las variables culturales desaparecen y todas las clases sociales se unen al jolgorio en condiciones de igualdad. El rico se hace generoso, el gobernante se mezcla con sus gobernados, el pobre se olvida de su condición y hasta los enfermos reciben una carga de adrenalina que los hace sentirse aliviados mientras dura el carnaval.

En general, las fiestas tienen elementos comunes: la música, la danza, la comparsa, la comida y el licor (o cualquier otro tipo de sustancia que estimule el intelecto o que contribuya al «escape»).

La filosofía mundana acuñó desde tiempos ancestrales el concepto de «pan y circo» como ingredientes fundamentales del ejercicio de gobierno. Nada es mejor para someter las masas que «drogarlas», adormecerlas con la fiesta y el jolgorio. Y las sociedades lo han aceptado así y las han institucionalizado. Hay fiestas religiosas, aniversarias, cívicas, coyunturales e incluso injustificadas. Al final la gente se olvida del motivo que dio origen a la celebración o simplemente lo ignora y se adentra en ella entusiasmado. Veamos algunos ejemplos. Pocas personas saben que el alumbrado es una fiesta católica que rinde homenaje a la Virgen María. Ateos, cristianos y creyentes de otros dogmas se unen sin embargo para celebrar la luz e igual sucede con la Navidad y la Semana Santa. El año nuevo no lo es para más de la mitad de la humanidad que se guía por otros calendarios, pero eso no importa. Lo primordial es celebrar.

Es imperativo agregar que los efectos de las celebraciones no siempre son buenos. En tales circunstancias y con esos ingredientes las fiestas suelen desbordarse en excesos que afectan nuestras vidas. Comemos, bebemos y compramos más de lo que podemos perjudicando la salud, el ánimo y el bolsillo. Y en no pocos casos la cosa termina en riñas y conflictos personales que destruyen lazos y nos llevan al arrepentimiento. Todos sabemos que una de las cosas que más nos agobia después de las fiestas son los sentimientos de culpa o de frustración (guayabos y resacas) porque actuamos muchas veces sin consciencia del abuso.  Nuestra mente, que se encuentra en estado de euforia, nos empuja sin medir las consecuencias. Vienen entonces crisis económicas, emocionales y de salud que afectan profundamente nuestra vida futura.

Es innegable. La mayoría de los conflictos violentos de los seres humanos surgen en medio de celebraciones. Sin embargo, siempre terminaremos en la misma conclusión: ¡qué diablos, que vivan las fiestas!

 

2 COMENTARIOS

  1. Como es particular el estilo del columnista, hombre de factores bien reconocidos en política, gobierno y cultura, se dejan sentir en su artículo.
    Pan y circo es parte de las formas y hechos que dejan entrever como se utiliza para el manejo de las gentes. Y usted dr Ernesto Ramírez hace una exposición muy necesaria de los que son las fiestas, dejando sentir que muchos de nosotros hemos visto como un referente de gobierno como el nuestro, hace uso de estas presentes fiestas Navidad y Fin de año, solo para ganar aceptabilidad y creer que así se hace una alcaldía, una gobernación más interesante y llamativa para un futuro electoral. Se debe ver que vemos luces, música, ventas en este momento incrementado dadas las circunstancias de la época en que estamos, pero no se debe ignorar que después del gusto viene el susto.
    Distracciones estilo circo como lo hemos estado viviendo en las Navidades no es el modo correcto de enfrentar las realidades.
    Muy de acuerdo estoy con el anterior comentario a esta columna suya, del señor Álvaro Beltran. Oh que bueno es la libertad de expresión de la que podemos gozarnos al momento.

  2. Muy a lugar tu columna, en nuestra querida ciudad hay mucha eficacia y eficiencia en las fiestas, en enero mes de evaluaciones miraremos por el espejo retrovisor y veremos cómo se dilapidan los recursos públicos, mientras la educación pública no goza de buena salud, igual la movilidad, el alumbrado público, ni hablar de la seguridad, en fin arriba la rumba. Un abrazo

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