Por ADRIANA VALLEJO DE LA PAVA
La vacunación contra el COVID 19 está dando los resultados esperados en los países que hace meses empezaron sus procesos de vacunación, lamentablemente no es el caso de Colombia. Los indicadores económicos también han respondido favorablemente, la confianza y las posibilidades de reactivar la economía han impactado positivamente los mercados y la percepción de los empresarios.
Los diferentes tipos de vacunas producidos en los laboratorios han pasado las pruebas de rigor para su aplicación y hay nuevas posibilidades de vacunas con buenos pronósticos de éxito, es decir, la oferta continuará creciendo para satisfacer la demanda de los países. El problema es que no todos los países tienen la misma capacidad de compra. Las limitaciones fiscales son muy grandes, especialmente para los países en desarrollo.
En Colombia se estableció como única opción para abastecer el mercado la compra pública de vacunas y el suministro gratuito de las mismas. Cualquier opción privada está completamente prohibida. También se determinó en el país la aplicación prioritaria de las vacunas al personal del sector de la salud y a los mayores de edad. Para la primera etapa es comprensible que el Ministerio de Salud comprara directamente las vacunas y focalizara su aplicación.
No obstante, en mejores condiciones de oferta de vacunas, debería pensarse en la opción de permitir la compra y venta privada de vacunas para apalancar el financiamiento del Plan Nacional de Vacunación y lograr en el menor tiempo posible la añorada inmunidad de rebaño, que supuestamente se lograría con 35 millones de personas vacunadas.
Con el dinero que una persona paga por una vacuna se puede vacunar otra que no tiene recursos para hacerlo. Nadie se afecta si hay vacunas disponibles y no sólo se vacunan las personas mayores de 70 años, sino también los jóvenes que están más expuestos y pueden ser transmisores del virus.
Un mercado controlado completamente no existe, siempre aparecen negocios o mercados ilegales. El turismo de vacunas ya existe, muchas personas lo están pagando y los beneficios del negocio están quedando en otros países. Al lado de estos negocios lícitos van a salir o ya salieron los ilícitos.
Para concluir, sería mejor permitir la importación privada de vacunas, regular el suministro y permitir a los privados ofrecer diferentes opciones para la gente que pueda pagar. Contra el Covid 19 no sólo el tiempo es oro, también el tiempo es vida.