Ufanándose de haber “derrotado” al fallecido senador risaraldense Carlos Enrique Soto Jaramillo, el candidato a la Gobernación de Risaralda, Daniel Silva, ha instalado varias vallas en Pereira, provocando indignación y repudio.
“Yo voto por el que derrotó a Soto” dice el texto de Silva con su sonriente y rozagante foto de campaña política clamando votos sobre el cadáver de quien ya no puede defenderse, hecho que es, cuanto menos, prosaico y abominable.
No fue Daniel Silva. Fue Juan Pablo Gallo quien con Soto en vida y en el fragor de la pugnacidad de la lucha política, derrotó a Soto. Y una vez vencido, varias veces se encontraron, se dieron la mano y sonrieron, porque así es la vida…solo momentos.
De tal modo candidato Daniel Silva, que este no es momento para ofender. Ya el senador Soto está en otra dimensión. Déjelo descansar.
Respete a su familia y a quienes aún sienten en sus corazones agradecidos que de Soto, recibieron el beneficio de su ejercicio como líder social, político y servidor público como concejal, diputado y congresista.
Igualmente, para quienes reconocemos la encomiable gestión que como dirigente político hizo en beneficio de la ciudad y la región. Y rendía cuentas. Me haría extenso mencionando obras de valor como el Megabús (de inicio, al sistema le decían MegaSoto), modernización de Aeromatecaña, Expofuturo y la Planta de Tratamiento de Agua Potable Nueva Aurora, para solo mencionar cuatro.
No es poca cosa el rechazo al repudiable maniqueísmo electoral de quien como usted supuestamente propone un cambio en las costumbres políticas.
Con sus vallas, queda en el ambiente que Silva predica, pero no practica, y de paso dando papaya para que crezcan aún más, los rumores sobre los malos pasos que se dice usted viene dando y de los cuales hemos hablado, pero usted los niega.
Sería el colmo que, con esas vallas, invocando que derrotó a un muerto, usted vaya a la Unidad Nacional de Protección UNP, a pedir que le refuercen el pequeño ejército de escoltas y camionetas que le estamos pagando con nuestros impuestos.
Sus vallas son crueles y su estilo político temerario e irreflexivo. Me hace recordar la sentencia de León Bloy cuando dijo que, “Hay hombres que van del útero al sepulcro sin estremecerse”.
Carlos Enrique Soto fue mi amigo por más de 30 años y como tal le fui leal porque tuve el valor y el temperamento para no compartir muchas de sus ideas y decisiones a sabiendas de que no las cambiaría -quizás de allí surgió el aprecio recíproco- y desde esa relación puedo afirmar que nadie puede decir que Soto tuvo relaciones mafiosas, ni tratos con paracos, bandas criminales o con guerrilleros. Son a esos a los que hay que derrotar, abogado Daniel Silva.
Usted sabe que su demanda fue a causa de un error de Soto cuando aprobó el pago de $3 millones a un asesor del Congreso. Soto sobrevivió al fallo del Consejo de Estado por pérdida de investidura de senador, siguió haciendo política y trabajando con las comunidades cuando lo sorprendió la muerte el 14 de septiembre de 2020.
Daniel Silva, la suya no fue una derrota electoral. Fue un triunfo pírrico de carácter legal, mientras los grandes hechos de corrupción nacional y regional, incluso en Risaralda, están impunes y sin dolientes. Y usted lo sabe.
Sobre la tumba de Carlos Enrique Soto Jaramillo y en nombre de sus amigos, y si la familia me lo permite, reclamo de su candidatura y de usted como persona y hombre público, respeto por la memoria de quien ya no está en la contienda política ni para competir ni para defenderse de los vicios, las mañas y malas prácticas electorales.
Así no se hace política; se practica bellaquería y vileza.
Cordial saludo. Cómo sobrina de Carlos Enrique Soto Jaramillo q.e.p.d. doy fe del hombre luchador, servicial y excelente ser humano que fue. Hoy transitando por las vías de Risaralda me encontré von está indignate valla y me dolió el alma.
Dios le pague a Luis García Quiroga por este bello artículo en defensa de la memoria de mi muy amado Tio Carlos Enrique.
Dios nos libre de la llegada de un «Pelele» irrespetuoso, arrogante, rastrero y de mentalidad tan obtusa, a la gobernación de Risaralda. Ufanándose de lo único sonoro, más no relevante que a hecho.
Cuánto trasnocho tendría en éstos cuatro años, craneándose el lema para ésta campaña. Sólo le deseo, a éste pobre personaje, su derrota y desaparición política.
La arrogancia mata y más en un profesional que dice ser abogado y como lo expresa el Dr. Luis García, se sigue ufanando de una demanda que a un estudiante de Consultorio jurídico le habría prosperado. Ave cesar, sino al mejor, a uno de los mejores Senadores de corte social sin duda… 🙏🥇
Buenos días: no conocí las ejecutorias del Senador Soto, ni del señor candidato Silva, por tanto no puedo entrar ni a defender ni atacar al uno o al otro, eso sí me queda claro que una campaña basada en victorias (reales o imaginadas) con un oponente político fallecido es un deplorable ejercicio de poco respeto y de bajeza ética, un lamentable ejercicio de necropolitica.Mil saludos
Respetado Columnista:
» Así no se hace política, se practica bellaqueria y vileza»
Pertinente.conclusion.
Cruzaba el fin de semana por carreteras risaraldenses, y la perplejidad cuando observé semejante valla.
Reflejo de arrogancia, sin misericordia hacia el Doctor Soto( Q.ue trabajo con arraigo por la gente risaraldenses) y que descansa en paz.
Sin misericordia hacia su familia, hacia el ser humano.
Ni un voto por un ser que pareciera no tiene corazón sino una piedra.