Esta amada tierra de los matecañas, desde su pasado es una población carnavalesca y cantinera. Todos los diciembres celebra siempre la Navidad con el entusiasmo y la expectativa que significa la llegada del niño Dios y los Reyes Magos a los pesebres de los hogares. Las diversas tradiciones y los diversos festejos son instituídos por el cristianismo, las cuales aparte del tradicional pesebre, permiten el adorno de espacios públicos, misas conmemorativas y la decoración lumínica y florida de calles e iglesias que dan vida al gozo de las navidades.
La globalización y la homogeneización cultural han llevado a una pérdida de dicha identidad y tradiciones, pues las nuevas generaciones están menos interesadas en preservar la Navidad vista como una época sagrada, y prefieren más bien la diversión y el disfrute del tiempo libre.
Es evidente la apatía en aquellas personas que huyen de los eventos sobrios rodeados de rezos navideños. Los impactos promocionales mediaticos de hoy, producen mayores resultados en la economía y el bienestar de una sociedad que acepta festejar con la natilla, el alcohol y el infaltable baile al son de la música popular decembrina. La forma de celebración ha cambiado en las últimas décadas y ha perdido parte de su espiritualidad y significado original.
Los hogares más conservadores agudizan su ingenio para elaborar el pesebre y el árbol navideño. Los Villancicos se quedaron para la radio y los añorados aguinaldos se fugaron del precario presupuesto que solo se desembolsa para comprar regalos, gozar de las bebidas y participar en actividades de ocio. Sinembargo, todavía las añoranzas y las lágrimas afloran por la ausencia de los seres queridos que han partido, al igual que se entrelazan besos y abrazos en torno al sensible Brindis del Bohemio, poema de Julio Florez que se escucha tradicionalmente el 31 de diciembre, antes de la media noche para despedir el año viejo y recibir el año nuevo. Como símbolo importante también se destaca el Árbol de Navidad, cuya tradición se remonta a la época pagana en el norte de Europa, pero se fusionó y popularizó en muchos países del mundo con la celebración de la navidad en la época cristiana.
Las redes sociales han cambiado la forma de celebrar la Navidad y se enfocan más en compartir sus experiencias y dichosos momentos. Las nuevas generaciones suelen no tener una conexión profunda con la historia y la cultura de sus antepasados. Estos hechos son un fenómeno complejo atribuido al cambio de valores y prioridades.
Directivo SOER (Sociedad Escritores de Risaralda).


