
Por: Martha Elena Bedoya Rendón
Como consecuencia de la pandemia del coronavirus (COVID-19), caracterizada así por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por constituir una enfermedad epidémica que se extendió en varios países del mundo de manera simultánea, tenemos infectados por este virus hasta este 11 de marzo 118.000 casos en 114 países(en Colombia 16 casos) y la muerte de 4.291 personas y en el aspecto económico consecuencias desastrosas, “como que en la última semana de febrero las bolsas de valores del mundo cayeron el 11% y algunos advierten que este virus podría ser el “cisne negro” de la economía, avizorando con pesimismo el crecimiento global de la economía en el 2.4% si el impacto solo se siente en el primer trimestre, pero si se prolonga, el mundo solo crecería la mitad.”(La Economía del miedo, revista Dinero, edición 584).
Ante preocupante realidad, tenemos claro que los que hacemos parte del grupo de personas a las cuales este esperpento busca con ansiedad, somos los que por alguna razón tenemos las defensas bajas, o, porque somos parte del grupo de personas inmunosuprimidas, o, pertenecemos a la llamada tercera edad, aunque, nadie es libre que el virus lo acceda, si no se toman medidas tan simples como volvernos escrupulosos, como por ejemplo no perder el hábito, o, adquirirlo si no lo teníamos, de lavarnos las manos muchas veces al día, las palmas, dedo por dedo aunque gastemos un poquito más de agua.
Así mismo, por costumbre los colombianos somos afectivos al saludar: damos la mano, abrazamos y por añadidura viene el beso, afortunadamente a un solo lado de la cara y no en los dos como en otros países, pues entonces, a guardar distancia y a seguir el consejo del director de la OMS, Tedros Adhanom, quien invitó saludar a las personas a más de un metro de distancia, expresó: «Me gusta ponerme la mano en el corazón estos días cuando saludo» por ello en el mismo sentido, entendible la invitación del primer ministro de Italia Giuseppe Conte, a tomar medidas de precaución como renunciar a besos y apretones de manos, además de determinar por decreto el cierre de universidades, escuelas, la postergación y cancelación de ferias.
Medidas que pueden parecer odiosas, pero que como lo señala la OMS “en una hipótesis de pandemia grave, dichas medidas reducen la tasa media de ataque de aproximadamente el 23 % al 21 %. Intervenciones no farmacéuticas demostraron ser tan efectivas como el uso focalizado de antivirales”, citada por Claudia Palacios en su columna del Tiempo ‘¡Que viva el asco!’ del 4 de marzo.
Publicado en El Diario y reproducido en El Opinadero, previa autorización de la autora.