Los orígenes del departamento de Risaralda se hunden en la historia mucho antes de la instalación del ya legendario Comité Cívico compuesto por Gonzalo Vallejo, Guillermo Ángel, Enrique Ocampo, Alberto Mesa y Arturo Valencia, evento que convocó sin distingo ni diferencias políticas a prácticamente la totalidad de los habitantes de este departamento.
Risaralda hace parte de la georegión quindiana, hecho que fuera reconocida por los precursores de la gesta independentista, si bien Caldas surge como límite político para separar a los irreconciliables Antioquia y Cauca, enfrascados en luchas permanentes, entre liberales y conservadores, entre generales y presidentes, Risaralda nace como respuesta al centralismo de Manizales.
Las primeras manifestaciones de ese deseo de separación surgen de esas diferencias históricas puesto que el limite del departamento del Cauca con Antioquia era el río Chinchiná; expresiones como el Diario del Quindío periódico liberal que circulara durante el fin del década de los años treinta y el primer quinquenio de los años cuarenta, coincidente con la guerra mundial, creado por los dirigentes liberales Guillermo Ángel Ramìrez, Guillermo Vallejo Restrepo y Héctor Ángel Arcila y administrado por Rafael Cano y Gonzalo Arango, era la manifestación escrita de esta diferencia tanto política con el conservatismo que se manifestaba en el diario La Patria y con esa región que dependía política, jurídica, eclesiástica y educativamente de Antioquia, mientras que los tribunales, la jerarquía católica, la educación dependían de Popayán, para el territorio al sur del río que dividía.
Los primeros esfuerzos fueron la creación del Departemento del Quindío capital Pereira, iniciativa que no contó con el apoyo de los jefes liberales del hoy departamento del mismo nombre, razón por la cual se llegó al acuerdo por medio del cual hicieron carrera en el Congreso, de manera casi simultánea, los dos proyectos de ley, antecediendo, como era lógico, la fundación del Quindío, capital Armenia a Risaralda, capital Pereira.
El entusiasmo con el cual asumieron la lucha por la emancipación de Caldas de parte de los dirigentes, de uno y otro partido fueron de tal calibre que Camilo Mejía Duque, Jefe del liberalismo y senador cabeza de lista por esa colectividad, decide entregar la curul a su suplente y dirigente también liberal pero su opositor, para que Guillermo Ángel quien era abogado titulado, condición de la que carecía el carismático cacique, presentara y defendiera el proyecto de ley que encontraba, como era de esperarse, con la cerrada oposición de la dirigencia Caldense.
El proyecto inicial contaba con el apoyo de 19 municipios casi todos de mayoría liberal como Riosucio, Supía, Marmato o Belalcázar, este último insitió y pidió anexión después de la creación del departamento; todos ellos recibieron el apoyo indispensable de sus concejos municipales mientras que Santa Rosa, llamada el vaticano conservador, tenía dirigentes y simpatizantes claramente favorables a permanecer en el departamento de Caldas.
Las cosas avanzaron y parecían irreconciliables a tal punto que la ley tambaleaba por al acción de poderosos políticos caldenses y fue así como las partes designaron negociadores que finalmente acordaron los límites que finalmente se incorporaron a la ley que dio vida a nuestro departamento. Entonces se argumentaba que era necesario dividirnos para lograr los acuerdos regionales sin las limitaciones que imponía a subordinación existente, argumento que apenas hoy parece tener vida, gracias a los acuerdos entre gobernadores, alcaldes y dirigentes, ojalá todo lo bueno que se propone llegue a feliz.
Publicada originalmente en El Diario y reproducida con previa autorización del autor.