PENSANDO EN VOZ ALTA.
El pasado 4 de octubre se celebró la fiesta de San Francisco de Asís, el santo de todos los tiempos, el místico de la ecología, el que más se asemejó a Jesús, el que renovó la podrida iglesia en la alta edad media. Fue hombre rico y culto, “el afrancesado”, según el lenguaje de la época. Escribió cosas hermosas pero la que sigue siendo el paradigma actual es la ORACIÓN POR LA PAZ que dejo a mis lectores porque hoy más que nunca necesitamos que anide en los aleros de nuestras casas para que algún día este amado país pueda vivir sin zozobra:
“Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Maestro, que yo no busque ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado”.
Algunos han dicho que, el poema no fue escrito por el santo. Carecía de esta información y registro el comentario. Sin embargo, no he encontrado una proclama religiosa que una más a todos los habitantes de la tierra porque, aún los ateos, que ven en la materia a su señor, estarían representados. Se dice que un sacerdote la escribió detrás de una estampa del santo, a principios del siglo XX y de ahí quedó en el ambiente la autoría del místico italiano. Lo que haya sido no le quita la belleza literaria y espiritual.
A Francisco le debemos también la recreación del pesebre que tantas alegrías nos produjo en la vida de niños al celebrar la navidad.
*El papa Francisco acaba de producir un documentazo sobre la destrucción de la tierra. Ya el pontífice se ve derrotado porque todo el mundo lo aplaude, pero nadie hace nada por salvar nuestra Casa Común. La insufrible senadora Cabal dijo hace poco que “el mundo no se va a acabar”. Sabia la derechosa.
Jaime Bedoya Medina.