POR CLAUDIA DÍAZ
Hoy en día, los roles de los líderes son completamente tortuosos, pues no solo es tener en cuenta sus propios problemas familiares, sociales y empresariales, sino que también es reflexionar en cómo salir de una pandemia, que además no tuvo aviso previo ni tiempo alguno para cavilar cómo manejar una organización en una crisis de esta magnitud.
La innovación y el reinventarse son palabras que suenan muy atractivas y acertadas pero a la vez retadoras y nada fáciles de llevarlas a la práctica, ya que éstas requieren de bastante esfuerzo, trabajo en equipo y creatividad; las cuales fueron aplicadas por muchos que pudieron salir a flote con sus negocios, pero otros tantos se fueron a la quiebra porque no encontraron el camino adecuado para lograrlo.
Los líderes deben ser personas que realmente estén comprometidos con la empresa, pero su impulso y sus ganas de salir adelante deben ser motivados, en primer lugar, en lograr el bienestar común de todos sus trabajadores y familias; teniendo como herramienta fundamental la comunicación entre todos para llegar a acuerdos que los favorezcan y con estrategias que no menoscaben la dignidad de las personas pero que demuestren la intención como compañía de salir todos adelante como una gran familia.
Acá es donde se evidencia la cultura y el clima organizacional que se haya construido a lo largo del tiempo, pues los mismos empleados serán conscientes de que si fueron vistos como agentes importantes dentro de la empresa y se les dio el lugar, el reconocimiento y el respeto que se merecían, serán artífices importantes dentro de este proceso de reinvención; en este punto es entonces, donde se ven los frutos de un trabajo donde el ser humano no es un elemento más de la producción sino que son personas que viven, sueñan, sienten y que son el elemento primordial de la organización. Sin ellas no existiría la empresa.
En resumen los líderes deben ser personas abiertas a la comunicación, que traten a sus empleados con respeto, dignidad y equidad; con estrategias motivadoras que los hagan sentir parte de la organización para que en tiempos de crisis, sigan remando todos hacia un mismo objetivo. Será tal el empoderamiento que tengan con su empresa, que harán hasta lo imposible para salir juntos a flote, que sumado a la perseverancia, contribuirá en gran medida a que la empresa con quienes ellos se sienten identificados no naufrague en la lucha contra esta crisis que aún no tiene un tiempo estimado para llegar a su fin.