Mientras en Colombia tengamos cacicazgos, dueños de partidos y dueños de franquicias, será muy difícil acceder a una lista cerrada, y ser elegido en una corporación popular, llámese congreso, asamblea o concejo.
En una lista preferente todo ciudadano puede ingresar, participar, trabajar su campaña y ganarse su espacio en forma independiente, con su hoja de vida y su liderazgo, además debe aportarle votos a la lista y conquistar esos primeros lugares para ser elegido de acuerdo a las curules; bajo la nueva propuesta de lista cerrada planteada en la conciliación de Senado y Cámara, quienes ostenten la curul irán de primeros y de ahí para abajo a punta de lapicero o dedocracia que llamamos.
¿Qué son hoy los partidos políticos?, ¿Quiénes están cumpliendo estatutos internos?, ¿Quiénes hacen asambleas?, ¿tienen mesas directivas conformadas?, ¿veedores?, ¿comités de ética?, Me atrevería a decir que ninguno; y el espejismo que se plantea después de ser aprobada para el 2026, es que el gobierno reglamenta la reforma y obligaría a los partidos a democratizarse, pienso que bajo esas condiciones planteadas en la posible reforma ya en su cuarto debate, nadie va a querer pertenecer a un partido político.
¿Se imaginan ustedes, si para listas cerradas es así, aún es más difícil esperar que el cacique político o dueño de la franquicia o quienes se apoderan de los partidos y quienes ponen y quitan a su antojo, escojan candidatos a la presidencia, gobernadores y alcaldes?. Colador sin agujeros y el dedo revolviendo.
Las listas cerradas no democratizan la política, en mi opinión, que es muy personal, la condenan a círculos también muy cerrados y de difícil participación.
John Jairo Arias Henao