Dicen que para poder escribir hay que leer; pero en un país que ha invertido la mayor parte de sus recursos en la guerra, en sus muertos más que en sus vivos, es muy difícil contemplar un panorama donde encontremos grandes masas de escritores y mucho menos de lectores. Atrasados 30 años en un modelo educativo que no ha estado a la vanguardia del mundo y de las generaciones, se nos ha limitado a relatar las experiencias del día a día. No hay forja para la introspección o la creatividad inventiva, bueno quizás la hay, pero no es más que la creatividad del rebusque del pan da cada día.
Nada de citar grandes autores que en el pasado dejaron consignados sus profundos análisis de la existencia bajo teorías filosóficas, científicas y mucho menos matemáticas.
El acceso a la literatura universal es financieramente limitado y el interés se ha perdido tras generaciones de necesidades o quizás también es una herencia de quienes pisaron estas tierras y violentaron una civilización infante, mostrando desidia por sus textos, costumbres e historias, destruyéndolas en el acto, somos herederos de la ignorancia.
Hubo pequeños atisbos de luz e ingenio, tras luchas de grandes mentes por liberarlas de las masas, sin embargo, ahora lo que aflora es la descripción simple de cada existencia, el analfabetismo histórico, social, racional, emocional; ahora nos vemos arrojados a una sociedad que empieza, nuevamente, a reconocerse en la manipulación de la tinta sobre el papel, ¿esto es retraso o propia evolución de la misma civilización? Reconocer cuando algo valioso se ha perdido.
A pesar de las limitantes, los seres humanos siempre buscamos de alguna forma, dejar un legado, dejar constancia de nuestra existencia, ya sea a través de la procreación o a través de proezas memorables que dejan marcada la historia. Y es que se aprende de lo que se vive, se enseña de lo que se experimenta, es allí que donde se acoge aún más cualquier conocimiento, desde lo real, lo que se experimenta en viva carne.
Somos un mundo de historias escondidas detrás del tiempo. Grandes maestros invisibles que luchan con lo que el sistema les ofrece para ser padres, madres, hijos, músicos, profesores, artistas, profesionales, genios inventores… y así crece nuestra civilización, con innumerables herramientas celosamente reservadas para el que posea mayor capital, mientras al resto que se salve como pueda.
Aun así, la evolución humana busca la luz como la planta que nace entre las grietas del asfalto y descubrimos que no tenemos que poseer para ser, nuestra mente es la única que fabrica barreras construidas en nuestra infancia por los modelos educativos que forman autómatas serviles. Hoy el que viva puede escribir, puede cantar, puede crear si se lo propone. Hoy nos soñamos un mundo diferente, un país diferente. Mas de 200 años de esclavismo mental, moral, laboral que poco a poco se transforma tras los derechos del ciudadano. Mas de 100 años de contaminación ambiental que decidimos cambiar por mecanismos limpios que nacieron en el siglo XIX y que solo hasta hoy podremos impulsar. Todo porque alguien lo soñó e inspiro al mundo y ese mundo escuchó y decidió actuar.
Cada marca histórica fue precedida de una revolución de consciencia. Hoy Colombia se debe una revolución política dirigida hacia el amor, hacia la vida. En un territorio biodiverso, lleno de diferentes formas de vida, de diferentes razas, culturas y pensamientos, nos debemos ser representantes de la vida, nos debemos crear la paz que muchos de nuestros antecesores soñaron, lucharon y se sacrificaron por ello.
Somos una pequeña Latinoamérica con una historia antigua aun oculta tras los vestigios de la violencia. Quiénes somos, si no sabemos de dónde vinimos, somos el niño que llora por la madre, por el origen, que no lo alimenta. El siglo XV ya paso, no podemos seguir librando una guerra cruenta en contra de la vida y la evolución.
Quizás hoy muchos no puedan escribir, muchos no puedan leer, pero muchos podemos soñar y hacer que sus historias sean leídas y escuchadas; podemos lograr que sus mentes también se abran a universos fantásticos, historias nuevas, dramas, aventuras, filosofías, información, historias… Podemos, si nos lo proponemos, abrir las puertas para que todos podamos aprender, conocer y nutrir las mentes. Grandes genios escondidos que hemos de encontrar aumentando las oportunidades para que puedan auscultar el mundo.
Autor: SIDSSY PAOLIN LUZ MARIA URIBE VASQUEZ