Por LUIS ALBERTO MARTÍNEZ
Nos aprestamos a vivir los más atractivos y emocionantes momentos con el equipo amado, Deportivo Pereira.
Han pasado muchos años y el amor por esta insignia sigue creciendo cada día más y más. No nos ha importado los crueles y dolorosos desengaños, las agresivas traiciones cuando le hemos declarado todo nuestro afecto y cariño; los malos manejos no solo de los directivos, sino también de los jugadores que no tienen la suficiente osadía de representarnos con dignidad en los torneos del fútbol profesional en Colombia, nos abruman, pero el sentimiento hacia la divisa no tiene límites.
Pasó el 2020, pavoroso y temido a causa del cruel veneno que arrodilló al mundo y nos tapó la boca y no pudimos gritar a viva voz los triunfos que poco se vieron y el lamento de las derrotas, que fueron muchas, hasta el punto de llegar en grave agonía a la culminación del torneo y la amenaza del regreso a la categoría B.
Iniciamos el 2021 con la esperanza que sea el año del Pereira del alma. Al agente liquidador no le tembló la mano para expulsar de la Institución a un numeroso grupo de elementos que, según él, poco aportaban.
El técnico Cravioto en el 2019 milagrosamente regresó el conjunto a la Liga Mayor, pero al final del torneo pasado veía con desencanto cómo el barco se hundía y el anhelo de continuar en la dirección del cuadro Matecaña naufragaba.
Tras barajar nombres de estrategas con amplio recorrido en este campo, finalmente el manejador de los hilos del representativo pereirano, Candamil, se inclinó ante la propuesta del uruguayo, Jorge Artigas quien dirigió a Cúcuta Deportivo, a pocos días de la desafiliación deportiva de la Dimayor.
El profesor Artigas tiene como misión principal mantener el colectivo en la Primera División y alejarlo de la zona del descenso y si acaso, alcanzar el título de Campeón por primera vez en la historia de Deportivo Pereira. Soñar no cuesta nada.
En el aspecto financiero en el momento no existe ninguna posibilidad de subastar la ficha por la situación actual. Estadios vacíos, sin público, con pocas vallas publicitarias que es otro medio de ingresos, resulta muy difícil encontrar dolientes económicamente poderosos que puedan hacerse cargo de la Institución.
Así las cosas, lo mejor es taparnos con el tapabocas y esperar un nuevo rumbo con la ilusión que sea halagüeño y próspero en resultados, para que la Furia Matecaña cumpla el sueño de sus miles de seguidores. He dicho.