Por LUIS ALBERTO MARTÍNEZ
La linda Perla del Otún, la de los convites y gestas cívicas emprendidas por pereiranos que fueron capaces con ardor y valentía, de construir grandes obras convertidas hoy en iconos orgullo de la ciudad-
El tiempo pasa inexorablemente y esos hombres vestidos de dril con alma guerrera artífices del progreso han desaparecido por ley natural, dejando gratos recuerdos de sus acciones.
El estadio Hernán Ramírez Villegas, es el vivo ejemplo de la persistencia y emprendimiento de personas que con visión de futuro, esculpieron con letras de oro el legado para las nuevas generaciones.
Este hermoso escenario donde convergen en tardes dominicales padres e hijos envueltos en la bandera rojiamarilla para gritar de alegría los triunfos del amado Deportivo Pereira, o llorar de tristeza humillantes derrotas, es el encanto y modelo de tenacidad, insignia de la Perla.
Son muchas las obras promovidas por aquellos creativos que proyectaron en sus mentes una ciudad llena de atractivos, que se convirtiera en epicentro del Eje Cafetero, con un Aeropuerto, una Villa Olímpica, un centro de atracciones turísticas, como lo es el Bioparque Ukumari y tantas otras que dieron paso al desarrollo de la “Villa de Cañarte”.
Aunque ya los convites han sido reemplazados por promesas de campañas políticas donde se plantean importantes ejecuciones de las cuales algunas se hacen realidad, y demás se quedan en el olvido, el crecimiento arquitectónico es evidente y el mejoramiento de los ya existentes es visible, como lo es el Aeropuerto Internacional Matecaña convertido en uno de los más importantes del país.
El Viaducto “César Gaviria Trujillo”, construido hace veintitrés años, majestuoso, digno de mostrar, el cual dio una gran solución vehicular Pereira- Dosquebradas. En construcción el Cable Aéreo, otro gigante que entra a solucionar problemas de transporte a uno de los barrios de densa población como lo es Villa Santana, y que beneficia a la vez a estudiantes universitarios de la UTP haciendo de este vehículo un medio fácil, rápido, económico, libre de contaminación.
El empuje y pundonor de la clase dirigencial se evidenció tras el movimiento telúrico registrado en el mes de febrero de 1995 el cual causó graves estragos, con edificios colapsados, personas fallecidas y miles de damnificados; señalamos este catastrófico hecho como un nuevo punto de partida en la historia de municipio.
Lo que era antes caos y desorden en céntrico sector de la capital – galería- plaza de mercado- que sufrió con vehemencia el fuerte impacto del movimiento sísmico, se convirtió en modernas y atractivas edificaciones y una plazoleta cívica con el nombre de “Ciudad Victoria “, grito de aliento a las nuevas generaciones.
Hoy los centros comerciales que también son reflejo del civismo de osados dirigentes, desafortunadamente no lucen con brillantez y esplendor, habida cuenta de la pandemia del virus que no cesa su mortal ataque.
Así mismo, el comercio en general vive momentos de angustia; nadie escapa de la amenaza, pero la bravura de sus gentes y su lucha persistente, herencia recibida de patricios indomables, escriben los nuevos anales de la Perla del Otún. He dicho
Felicidades. Luis Alberto Martínez. LAM