A mi manera de ver lo que se está dando en Siria es la lucha tradicional de las potencias del mundo por la dominación geopolítica del Medio Oriente y de sus recursos naturales, en especial la propiciada por el imperio norteamericano. Eso hace que las otras potencias también jueguen sus piezas de ajedrez y se den situaciones que no son convenientes, en nada, para las poblaciones de esos países.
No creo que haya sido bueno para los sirios una dictadura de 53 años, la de padre e hijo “al Asad”, llena violaciones a los derechos humanos, asesinatos, torturas, desapariciones forzadas, exterminio y crímenes de guerra como uso de armas químicas, por lo que ya se empezó a movilizar Amnistía Internacional y en Francia los jueces de instrucción han solicitado que se expida una orden de arresto. Pero su derrocamiento no genera una verdadera esperanza para Siria a pesar de las celebraciones de los derrocadores o de una población cansada de los abusos. Por eso considero que la mejor expresión que he leído sobre este asunto es la que dio Carlos Mario González Sale el diablo, entra el demonio.
Definitivamente el hecho que hubiese salido ese régimen respaldado por Rusia y que el nuevo régimen en Siria, tenga el respaldo de Estados Unidos y de otros países (algunos de Europa, por ejemplo) no mejora para nada la situación, ni para el país, ni para la región.
Toda guerra es una guerra por el poder económico, y en eso lo territorial vale mucho y Siria es una región clave para el tránsito de muchos recursos, como el petróleo y otros, hacia el Mediterráneo, Europa y América. Pero si a esa guerra económica se le suman las guerras entre las religiones y las sectas islamitas, judías y cristianas, la expansión desaforada y criminal del sionismo por medio de Israel y la necesidad que tiene USA de mantener las bases militares por todo el mundo y en especial en el oriente medio, tenemos que la situación de Siria no ha mejorado para nada y al contrario seguramente empeorará.
La codicia de las principales potencias del mundo y la fragmentación en que han contribuido a convertir el Medio Oriente, no es conveniente en absoluto, es especial para la población, pues como siempre se ha dicho la guerra la terminan haciendo los pobres y los jóvenes, no los ricos y los viejos.
La sensación que se tiene es que el mundo está incrementando todas las posibilidades de una guerra generalizada. Estados Unidos alimenta todas las guerras posibles, obviamente fuera de su territorio, con el fin de tener un mayor dominio, probar sus armas e impulsar su industria militar. La posición de los países europeos, no es idéntica a USA, pero no deja de tener una enorme coincidencia con la de Estados Unidos.
América Latina puede verse perjudicada por las guerras de Rusia/Ucrania/OTAN, la de Israel dedicada al genocidio en Gaza y ahora lo de Siria, pero en el fondo estar lejos de allí hace que la afectación a nuestros países, no sea la misma como la de los países cercanos. Pero eso no nos debe hacer indiferentes, porque en el fondo seríamos cómplices y siempre hay efectos negativos que nos tocan.
¿Qué posición asumir? Por lo pronto me parece que lo único debemos hacer -más allá de protestar, criticar y generar conciencia-, es defender, proponer e impulsar los procesos de negociación y paz. La historia de la humanidad puede que haya sido la historia de las guerras, pero tenemos a nivel interno y externo que luchar por la historia de la paz, el respeto y el progreso equitativo y solidario de toda la humanidad. Lo cual es por ahora sólo un sueño porque en las estructuras económicas y políticas mundiales actuales, predomina la codicia rampante que termina impulsando la rapiña que vemos por todos lados. César Muñoz