En días pasados el gobernador de Risaralda ofreció a los periodistas pereiranos en su día, un abrazador homenaje en uno de nuestros más elegantes hoteles.
Debo confesar que hace un buen rato por razones de fuerza mayor no asistía a este estilo de eventos, tan importantes para reencontrarnos con el querido colegaje que incluye a nuevas generaciones de las que algo conozco. La gente nueva en el periodismo de hoy es diferente, tienen sangre de periodismo, pero no sentí la luz del periodismo. Tal vez no exista ninguna evolución que pueda exigirles un profesionalismo con recorrido, pero ganas por lo menos si parecen tener: les pude detectar garra y entusiasmo. Claro está, ello no quiere decir que no se esté ejerciendo la profesión como debiera, o que la ética no aparezca, o cosas por el estilo.
El gobernador se la jugó extendiendo su mano amiga y resptuosa, al igual que su jefe de prensa, quien de paso sea dicho, maneja con el jefe un carisma especial y equilibrado.
Pasaron por mi mente muchas cosas, y pude darle curso a mi propio cajuche de recuerdos. A mi lado, los queridísimos colegas Luis Fernando Cardona Gutiérrez y Carlos Alberto Muñoz Celis, me ayudaron a confortar la nostalgia que me produjo la ausencia de algunos colegas al evento, y al tiempo a elaborar una extensa lista de otros que de una u otra forma han marchado conmigo en este séquito de comunicadores. Como novedosa mística, entran también a los datos curiosos de nuestra historia regional: Luz Marina Sánchez, Luz Marina Jaramillo, Luis Helmer Castro Eusse, Francisco Pacho Díaz Cardozo, Henry Carvajal Castro, Luís Alfredo Céspedes, Raúl Quijano Posada, Herney Ocampo Cardona, Andrés García, Octavio Cardona González, Alvaro Covelli Sn Juan, Jhonson Ortiz Parra, Arpidio Escobar, Nelly Arias de Ossa, Rodrigo Orozco Gutiérrez y Antonio Vargas «Toño Pueblo».
Como es apenas obvio, me dijo Muñoz Celis, los muerticos no son ningunos ausentes aquí, pero deben complementar la lista para que las nuevas generaciones viajen de vez en cuando a la prensa del pasado pereirano: Mario Montoya Agudelo, Nestor Cardona Arcila (Can) José J. Jaramillo Gómez (José Kent), Martín Alonso Parra, Libardo Gómez Gómez (Ligogo), Nelson Gómez Muñoz, Silvio González Mora, Daniel Alfonso Benítez, Juan de Dios Puerta Sánchez, William Moreno Sánchez, Silvio Posada Castaño, Guillermo Gómez Ramírez, Francisco Pacho Benítez y José Francisco Mejía Annichiarico.
Ahora bien. Otro colega que me sorprendió al llegar a mi mente sin ser precisamente pereirano y mucho menos colombiano, es Kapuscinski, poeta y periodista polaco, quien en uno de sus más sobresalientes ensayos titulado «Los Cínicos no sirven para este oficio», dijo: «para ser periodista hay que ser buena persona». Entonces, en un profundo autoexamen me pregunté al sorbo de un delicioso café, ¿seré yo buena persona? Y como se preguntó Kapuscinski, será que el periodismo local se cuestiona sobre el papel social e intelectual en el tratamiento de las informaciones sensibles como la pobreza, el hambre y la guerra?
El ya fallecido comunicador polaco tuvo gran cantidad de reconocimientos, además de haber sido miembro del partido unificado Polaco y de la Academia Europea de Ciencias y Artes.
Dignatario Soer (Sociedad de escritores de Risaralda)
Falto en la lista enunciada por el autor del artículo, muchos más estén fallecidos o estemos aún dando guerra. Celebro el homenaje gubernamental. Se lo merecen, todos y cada uno. Ser periodista y solo periodista es una gran responsabilidad del ciudadano de a pie, que escoge ser corresponsal de las noticias, las informaciones y los trabajos investigativos, ser columnistas o ser solo de opinión cierta.