A raíz de un golazo que marcó nuestro compatriota Quintero, decisivo para el triunfo de River en la copa Libertadores del 2018, recordamos que desde el siglo pasado la influencia social del fútbol ha sido analizada por personajes tan críticos e interesantes como el pensador italiano Antonio Gramsci, quien llegó a considerarlo, nada más ni nada menos, que como «un reino de la libertad humana, ejercido al aire libre».
A partir de 1863, cuando en la «Fremason´s Tavern» de Londres se definieron las leyes definitivas del fútbol, este juego se convirtió en el preferido de la clase obrera inglesa y en un medio gigantesco de expresión social. En términos sociológicos esto no sería una mera casualidad puesto que allí se plasmaron algunas de las características más representativas de la producción industrial: donde lo individual todavía brilla, pero obtiene sus mayores resultados al integrarse en equipos cuidadosamente planificados y dirigidos.
Los grandes conjuntos marcan un patrón de juego, acorde con las tradiciones sociales de cada región. En Brasil, privilegian el amague y el dribling elegante: reglas de oro para sobrevivir en una sociedad cuya crudeza hace necesario esquivar los conflictos de manera ingeniosa. El juego de los alemanes es cerebral y fuerte, sin tregua ni desmayo. Los italianos son generosos en la creación y magistrales en la defensiva, cualidades de un pueblo sometido a múltiples componendas históricas para sobrevivir.
Los colombianos tienen chispazos: en ocasiones se crecen ante adversarios fuertes, pero aflojan contra rivales considerados débiles, como Japón. Síntomas de un pueblo cuya identidad necesitaría siglos para decantarse. Y.. claro, el fútbol también refleja los poderes económicos de cualquier país. Los grandes equipos italianos son propiedad de grandes empresarios como el Milán de Berlusconi, el Juventus de la Fiat: y el mítico Nápoles habría sido ¡De la Camorra! al tiempo que nuestros carteles pagaron la nómina del América o Millonarios. En fin, para descansar un poco de nuestro parroquialismo político, nada mejor que descubrirnos ante su majestad: el fútbol ¡El verdadero rey de los tiempos modernos y postmodernos!
AGM/12/09/23