Ya supimos del reparto de estas tierras entre España y Portugal y el despojo de ellas a los amerindios. Ahora la idea es dilucidar dónde están esas tierras, su extensión verdadera, quiénes son ahora sus propietarios y, además, cómo las obtuvieron.
“La concentración de la tierra en Colombia es un problema que viene desde la Colonia. Según Oxfam, el 1% de las fincas ocupa el 82% de las tierras agrícolas” (Visión general creada por IA). “En Colombia el 14% de los propietarios de tierras controlan el 80% de la tierra, lo que sitúa al país en el puesto 11 a nivel mundial en cuanto a la distribución desigual de la tierra. Con el tiempo, esta desigualdad en la distribución de la tierra se agravó, lo que contribuyó al malestar social y alimentó el conflicto armado interno que duró más de cinco décadas” (www.fticnsulting.com).
“¿Cuántas hectáreas de tierras hay en Colombia? Colombia cuenta con una extensión de 114 millones de hectáreas. De estas, la frontera agrícola o el potencial para cultivar son 39,2 millones de hectáreas, lo que equivale al 34% del total. Durante 2021, se registraron 5,3 millones de hectáreas sembradas, es decir, tan solo 13,5 % del potencial” (www.larepublica.co 28 junio 2022).
“A diferencia de otros casos en la región latinoamericana, el acaparamiento de tierras en Colombia ha sido fuertemente determinado por el conflicto armado, que ha dejado un saldo de 5.1 millones de personas desplazadas y 6,6 millones de hectáreas despojadas (Salinas, 2021)” (revistas. Javeriana.edu.co 2 dic 2020).
Sobre la acumulación de tierras: “La Contraloría General de la República reveló en días pasados que más del 40 % de las tierras fértiles del país -cuatro millones de hectáreas- han sido adquiridas con dineros del narcotráfico. Podría parecer otra de sus rutinarias y ruidosas denuncias, pero en este caso se trata de un diagnóstico real. De una realidad, que además de ignominiosa, pone en evidencia una asombrosa laxitud y miopía del Estado colombiano.
Esta masiva adquisición de tierras con dineros criminales, ayudados con sus brazos armados ha estado acompañada del desplazamiento forzado de cientos de miles de campesinos. En Colombia entre 1984 y 1996, las fincas de más de 500 hectáreas duplicaron su superficie de 11 a 22,6 millones de hectáreas, en tanto que las menores de 5 hectáreas se redujeron sensiblemente, de 3,4 en 1985 a 2,2 millones de hectáreas en el 2001. Sí se piensa que en los últimos diez años se ha despojado a campesinos que trabajaban su tierra (en Córdoba, Antioquia, o el Tolima, por ejemplo) de una superficie parecida a la que les quitó hace medio siglo la violencia liberal-conservadora, sobran motivos para sindicar al Estado por ignorante o inepto” (“El Tiempo” editorial: Tierra, guerra y paras, domingo 14 de octubre de 2003 página 1-26). El artículo anterior, menciona la ineptitud del estado que no usa mecanismos legales, la “extinción de dominio” para recuperar esos predios. ¿Cuánta agua ha corrido bajo los puentes desde esta denuncia?
Añade el artículo de la Contraloría: “Denuncia aparte merecen las denuncias que el ´comandante Rodrigo´, del disidente bloque Metro de las autodefensas, hizo hace poco a este diario sobre los cientos de miles de hectáreas que estarían en manos de jefes paramilitares que negocian su desmovilización con el gobierno. “Sí Fidel Castaño se volviera a levantar de su tumba, volvería a caer en ella al ver que “Don Berna”, el sucesor de Pablo Escobar, es hoy el dueño de todas las tierras que él les repartió a los campesinos”, dijo. Elemento importante en las conversaciones Gobierno-´paras´, para determinar cuál es la tierra que van a devolver en compensación”. ¿Cuántas tierras devolvieron? Averígüelo Vargas.
Para corroborar la complicidad de agentes del Estado con los paras, hay varias denuncias de complicidad entre paras, militares y, autoridades que no hicieron nada: “Uno de los procesos en que me involucré fue el del Carmen de Chucurí. Me correspondió recibir a numerosos campesinos desplazados de este municipio santandereano. Todos relataban cómo los comandantes de la base militar se paseaban por el pueblo en compañía de los líderes paramilitares. De los buses bajaban a los insumisos para desaparecerlos y en los mismos carros de la alcaldía se llevaban a quienes iban a matar para arrojarlos en el remolino de una quebrada que se tragaba a los muertos”. “En marzo de 1977, estaba yo en Turbo acompañando a los desplazados de la región, y justo en esos días llegaron al coliseo otros varios miles de desplazados de las riberas del Cacarica y de otros afluentes del Atrato. Escuchar a aquella gente durante varios días nos reveló los horrores de la “Operación Génesis” comandada por general Rito Alejo Del Río, entonces comandante de la XVIII brigada, en la cual también participaron centenares de paramilitares, hubo actos de crueldad tan horrendos como la decapitación y descuartizamiento de Marino López Mena el 27 de febrero del 97 en el caserío de Bijao-Cacarica, llegando los militares y paramilitares hasta a jugar fútbol con la cabeza”. “En agosto de 2001 solicité al fiscal que conocía el proceso contra el general Del Río una investigación formal por más de 200 crímenes que eran de su responsabilidad y que debían ser investigados y sancionados. El Fiscal General Luis Camilo Osorio desde su posesión, había orientado todo a la preclusión de Del Río” (“El Espectador”, Lisandro Duque Naranjo: Lo divino y lo humano. El padre Javier Giraldo. Domingo 29 de marzo 2009, página 40).
¿Cuál es el total de tierras despojadas por las guerrillas? “No hay información sobre el total de tierras despojadas por las guerrillas a los campesinos en Colombia.
-Entre 1995 y 2010 las guerrillas y los grupos paramilitares provocaron una tercera etapa de desplazamiento forzado en la población.
-El periodo entre 2000 y 2002 fue el de mayor desplazamiento de población.
– El índice de Gini que mide la distribución de la tierra pasó de 0.841 a 0.885 en 2009.
-Después de 13 años de promulgación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. Se han restituido apenas 665.000 hectáreas. lo que representa un 10.5 % de la meta inicial” (Visión general creada por IA).
Muchas veces funcionarios de la Unidad de Restitución de Tierras, trabajaban en condiciones de indefensión, es el caso del Meta donde la contratista Karen Garay, había reportado en varias ocasiones, que los reclamantes se negaban a asistir a las diligencias a los predios en cuestión, por la compleja situación de orden público. Para iniciar los procesos de restitución, Garay debía localizar los reclamantes y trasladarse con ellos a sus antiguos predios, trabajaba a contrato y debía presentarse a la policía, y salir hacía las veredas sin acompañamiento. En años anteriores antes del 2009 hubo acompañamiento de Carabineros con ese fin específico, además las herramientas tecnológicas para registro de movimientos de las comisiones, se habían dejado de usar: “El 27 de mayo, Karen Garay se trasladó con dos reclamantes de tierras, las hermanas Sandra y Yadmil Cortés, para reconocer un predio e iniciar el proceso de restitución. Iban con el conductor Jhon Cogua. En el predio, según se sabe, los esperaba una cuadrilla de hombres armados. De no haber sido por la labor de las familias que denunciaron las desapariciones con angustia, la Unidad de Restitución de Tierras no se hubiera dado por enterada. El pasado 5 de julio, los cuatro fueron encontrados en una zona aledaña al predio” (“El Espectador” Tatiana Acevedo: Chicorales, domingo 1 de agosto 2021). Este episodio muestra las dificultades reales para restituir a los despojados, y demostraría que “Águilas negras” y otras especies, son los mismos ejércitos paramilitares actuando al servicio de sus antiguos y actuales patrones.
“Indudablemente, el paramilitarismo en Colombia ha acentuado la concentración de la propiedad agraria, pero al mismo tiempo ha sido una consecuencia de la altísima concentración de la propiedad agraria, generada por una ganadería extensiva y anticuada en la que participan todos los grupos sociales de estratos altos casi sin excepción”. “En las regiones de Córdoba, Sucre, Bolívar y el Magdalena Medio, se originó el paramilitarismo en su forma actual”. “Los narcotraficantes dedican, y lo han hecho todo el tiempo, la mayor parte de sus inmensos recursos a adquirir tierras, para dedicarlas a la ganadería extensiva. Esta ha destruido los bosques para sostener una res por hectárea, ha desforestado las laderas de las montañas para sostener media res por hectárea, ha mantenido vigente un proceso de expulsión de propietarios y trabajadores rurales hacia las ciudades, y ha mantenido en el atraso a departamentos como Córdoba y Sucre, y el sur de Bolívar”. “La ganadería extensiva ha sido la gran aliada del narcotráfico, de la guerrilla, del paramilitarismo y de todos los procesos que socavan la sociedad colombiana” (“El Tiempo”, Rodrigo Jaramillo: Concentración agraria y paramilitarismo. El eterno drama de la tierra, miércoles 6 de julio 2005, página 1-13).
Carlos lleras Restrepo fue el único político colombiano en buscar solución al problema de tierras, pero el congreso de ese entonces (como el de ahora), estaba dominado por terratenientes, que socavaron su “Reforma Agraria”: “Mi última columna fue sobre el Pacto de Chicoral, ese infausto acuerdo de 1972 entre el gobierno y los terratenientes que frenó brutalmente la reforma agraria (RA). Mostré como el “Chicoralazo”, no solo fue injusto al ignorar los reclamos válidos del campesinado por la tierra. Fue también un error político de nuestras élites pues Colombia desperdició una gran oportunidad para fortalecer la democracia y evitar décadas de conflicto armado. Tristemente, hoy estamos viviendo un nuevo Chicoralazo debido a ese pacto tácito entre ciertas élites, especialmente rurales, y el gobierno de Iván Duque para frustrar la reforma rural prevista en el acuerdo de paz” (” El Espectador” Rodrigo Uprimny, Un nuevo “Chicoralazo”, domingo 30 de enero de 2022, página 47).
El señor Uprimny destaca tres bondades de una reforma Agraria:
-Un desarrollo más incluyente, con mejorar producción; un campesinado con más ingresos estimula el mercado interno.
-Fortalece la democracia: un campesino con tierras y buen nivel de vida, apoya al sistema democrático, debilitándose el poder de los terratenientes rentistas.
-Previene la guerra: limita los incentivos para que el campesino apoye insurrecciones armadas, debilita la reacción armada de terratenientes.
¿Por qué no se ha realizado la reforma agraria?
– Falta de voluntad política.
– las élites colombianas no quieren solucionar los problemas de las tierras, menos ahora, cuando muchos políticos son terratenientes poseedores de mala fe, de tierras despojadas a campesinos humildes.
– Porque siempre resulta mejor negocio comprar tierras despojadas baratas, y vendérselas al Estado a precio comercial, para que se la otorgue a campesinos desposeídos.
– una reforma agraria es cara: Pero, con todo el dinero robado al erario público en 20 años de gobiernos de derecha y, continuados (como es el caso la UNGRD) en el gobierno Petro ¡Ya estaría en marcha!
Buen día Danilo. Excelente escrito, muy claro frente a esta realidad tan amplia.
El estado de indefensión del estado y de los funcionarios públicos frente a este tipo de temáticas es real, lo cual impide una verdadera reforma orientada a la distribución equitativa de tierras frente a los grandes terratenientes de Colombia llámense como se llamen, lo cual muestra un camino lúgubre, empinado, oscuro y casi que imposible para llevar a cabo. Desafortunadamente acá en Colombia todo es a las malas, pero cuando toca toca y si toca toca porque esta situación alimenta la pobreza y por ende la delincuencia para poder vivir o sobrevivir. La verdad, es un tema difícil pero toca salirle al paso porque cada día se agranda más.
Cierro con una frase que me gusta mucho del libro del Arte de la guerra : » Cuando no se ataca el fuego se muere por el fuego «. La necesidad obliga y que el Estado actúe con vehemencia y no a medias tintas.
Feliz día Danilo y siga escribiendo que este tipo de trabajos investigativos enriquecen a los lectores.
Gracias Danilo.
Mil gracias amigo por su generosidad con mis escritos, para las clases altas no es prioridad que los campesinos tengan tierras, ni tampoco la seguridad alimentaria que se consigue cosechando nuestros propios productos agrícolas, más bien despojar campesinos es un buen negocio que da buenos réditos. Mil saludos y bendiciones.