Por: JOHNSON ORTIZ PARRA
Interesado en la salud mental de los colombianos, desde hace seis años, en mi condición de paciente psiquiátrico cuando tuve que vivir un episodio originado en depresión, ansiedad y un shock de pánico que dejó secuelas, he insistido en algunas plataformas digitales en la necesidad que tiene el gobierno nacional en establecer un programa de atención psiquiátrica para que se atendiera la enfermedad de la cual padecemos millones de colombianos.
Incluso en una breve entrevista al actual gobernador de Risaralda, a manera de pregunta, traté de impulsar el establecimiento de una política de atención psiquiátrica para los niños y niñas y también de los adultos de este territorio. Le pregunté sobre la posibilidad de abrir centros especiales de atención a esta terrible enfermedad que nos lleva a odiar, enfrentarnos, atacarnos y hasta suicidarnos, como lo revelan las estadísticas. (En twitter están esos testimonios de nuestra insistencia)
Hoy después de leer a la doctora Sonia Villapol, investigadora española, quien presta sus servicios en el Texas Medical Center de Houston y profesora del Center For Neoruregeneration del Methodist Hospital Research, debo continuar en esta insistencia que debería ser apalancada desde Risaralda por Víctor Manuel Tamayo, máxime que ha sido él un alfil en el tratamiento de problemas neurológicos de muchos de nuestros coterráneos.
Debemos insistir en esta tarea, en calidad de paciente y de periodista para que Risaralda, con ese grupo de galenos especializados en el área, se convierta en el primer departamento de tratamiento de estas enfermedades y de las que, como dice la investigadora Villapol, irán apareciendo como efectos del terrible virus de la Covid y sus cepas.
Es menester no echar en saco roto esta preocupación, y menos cuando ya se estableció que la Covid ha dejado secuelas en quienes han logrado sobrepasar el virus y que hoy están en todo caso convencidos que ya todo pasó y que la vida será igual. Pero no. Está establecido que el virus al ingresar “a través de los receptores de la angiotensina II (ACE2) son la vía para afectar neurológicamente a quienes han padecido la Covid. Según la doctora VIllapol, “este virus tiene unas espigas que se enganchan a esos receptores ACE2, que están en todas las células humanas funcionando como llave. Y hay receptores en todas partes de nuestro cuerpo y con mayor o menor proporción en los pulmones, intestinos, corazón, cerebro y naturalmente en las neuronas”.
Señala que esta enfermedad es básicamente inflamatoria, cardiovascular y multisistémica que, derivarán en contusiones cerebrales. En el cerebro causa daño en la capa que protege las neuronas, daño “que puede ser bestial”, aparte de la fatiga crónica, los dolores de cabeza, la anosmia, los trastornos de atención o la pérdida de memoria “curiosamente”
Recalca que “curiosamente porque a la gente mayor con demencia o alzhéimer que sobrevivió a la covid, se les aceleró esa demencia o ese alzhéirmer. También aumentaron los Ictus y daños cerebrovasculares en un 3%” ello sin determinar los problemas de sueño, depresión y ansiedad.
Y lo más grave por determinar son los efectos que sobrevendrán en pacientes de gente más joven “que pasó la Covid sin síntomas. Casos de personas que pasaron la Covid como un simple catarro y que meses después tienen dolor de cabeza, mareos, fatiga, dolor muscular. Mucha gente no lo asocia a la Covid, y eso es un problema de nivel clínico, porque el médico tampoco”, dice Villapol.
Por lo sucedido en Colombia con la violencia que ha persistido desde épocas inmemorables, la guerra del narco tráfico, el desangre paramilitar y las masacres persistentes y ahora con los efectos de la Covid, es urgente insistir en la creación de Unidades poscovid, porque los problemas de orden neurológico, crearán otra emergencia de alcances inimaginables. “Un 30% de la gente que pasó la Covid tiene secuelas” afirma la doctora Sonia Villapol. ¡Es hora de actuar ya!
Respetado Columnista: gracias, gracias.
Un aporte humano, profesional, académico en su columna.