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ActualidadUn águila y los seres irrepetibles.

Un águila y los seres irrepetibles.

Por: JESÚS ALBEIRO ZULUAGA LÓPEZ.

En el mundo solo hay un evento que iguale la fortuna de ver la majestuosidad de un águila volando muy cerca de ti, y ese es volverla a ver.

En Santa Rosa de Cabal las hay y yo tuve la oportunidad extraordinaria de presenciar el acto, dos veces, de un gran águila que, como si fuera teatro, siguió una ruta perfecta entre la ladera que estaba frente a mi vista y un visitante ocasional que volvía buscando verla volar: yo.

Hago alarde del privilegio de poder caminar, y con ello de hacer parte de lo que está aquí en la tierra, de estar al alcance de todo lo que está a mi alcance, de ser como la mariposa, tan pendiente de lo que pasa en la hierba. Pero el águila me dejó anonadado: es la musa de las metáforas incomprensibles, ininteligibles a mi percepción e inalcanzables a los demás cuervos que sucumben ante su imponente altura; yo como un cuervo más me hallo en completa desventaja frente al monarca del cielo.

Oh, águila inmarcesible, que rejuveneces con gran ánimo tus longevas armas, qué grande es tu coraje.

Oh centinela de las montañas, audaz vigilante del movimiento, dichoso fuera al volar como vuelas, pero soy un cobarde en potencia ante la altura.

Mi vida está aquí en la tierra donde esculpo piedras con ideas frágiles, y soy dichoso

Nada podrá mantenerse en su lugar cuando la mente ansíe transformarse, lo enseña el águila con su carácter inmutable.

Es ella el visitante que no deja palabras, no deja más que chillidos a los que no hallo significado. Es que es la musa de metáforas incomprensibles, como diría el impedido atónito, al principio de este texto.

Finalmente después de cada visita, que más que dos, para fortuna de mi bitácora, fueron tres, nunca dejó huella o rastro alguno de su presencia. Ni una rama movida, ni barro estrujado. No hubo contacto físico y tal vez apenas haya dado muy poca importancia a mi estadía.

Cuán amplia puede llegar a ser la relación entre los seres.

En mi ruta no habrá nada que iguale la dicha de haber visto volar el águila, pero quizá entender sus ciclos la supere.  

4 COMENTARIOS

  1. Señor Columnista: un poema, una oda, un juego de sensibilización en la palabra, para aoroximarnos a esa bella ave.
    Felicitaciones

  2. Felicidades escribes muy bonito sin duda naciste para esto,sigue lu hando veraz como un dia volaraz tan alto como las aguilas un besote

  3. Nos dejan estás las huellas de su historia de vida, su renovación a los 40 a 45 años, para seguir con su vuelo hasta lograr quizás los 70 o hasta 80 años de Vida ejemplar.
    Igual que el Cóndor superar las alturas y nieves perpetuas de nuestro continente.
    Feliz viaje y pronto Regreso. ®️🙏😷👍

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