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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadUn momento de reconciliación

Un momento de reconciliación

La vida a cada momento nos ofrece oportunidades para tomar en nuestras manos el libro de nuestras vidas, pensando que cada día de nuestra existencia es una página de este libro que, mientras vivo, voy, quiera o no, escribiendo. Toda una confrontación, donde ante los ojos de mi alma, examino, desde una realidad llamada conciencia, qué obstáculos debo sopesar, de qué errores debo aprender, qué debo mejorar, cuáles son mis fortalezas y mis limitaciones, toda una ruta de vida, que me permitirá con mayor seguridad, seguir trazando en esa nueva hoja en blanco, mi gran proyecto de vida, que marcará un estilo propio en el actuar, en las relaciones, y en el modo de ver los acontecimientos.

Ad portas a la Semana Santa, te invito a que hagamos este ejercicio, de reconciliación con Dios, la creación, la humanidad y con nosotros mismos.

¿Soy soberbio y vanidoso? ¿Me considero superior a los demás? ¿Busco aparentar algo que no soy para ser valorado por otros? ¿Me acepto a mí mismo, o vivo en la mentira y el engaño? ¿Soy esclavo de mis complejos? ¿Qué uso he hecho del tiempo y de los talentos que Dios me dio? ¿Me esfuerzo por superar los vicios e inclinaciones malas como la pereza, la avaricia, la gula, la bebida, la droga? ¿He caído en la lujuria con palabra y pensamientos impuros, con deseos o acciones impuras? ¿He realizado lecturas o asistido a espectáculos que reducen la sexualidad a un mero objeto de placer? ¿He caído en la masturbación o la fornicación? ¿He cometido adulterio? ¿He recurrido a métodos artificiales para el control de la natalidad?

¿Amo de corazón a mi prójimo como a mí mismo y como el Señor Jesús me pide que lo ame? ¿En mi familia colaboro en crear un clima de reconciliación con paciencia y espíritu de servicio? ¿Han sido los hijos obedientes a sus padres, prestándoles respeto y ayuda en todo momento? ¿Se preocupan los padres de educar cristianamente a sus hijos y de alentarlos en su compromiso de vida con el Señor Jesús? ¿He abusado de mis hermanos más débiles, usándolos para mis fines? ¿He insultado a mi prójimo? ¿Lo he escandalizado gravemente con palabras o con acciones? Si me han ofendido, ¿sé perdonar, o guardo rencor y deseo de venganza? ¿Comparto mis bienes y mi tiempo con los más pobres, o soy egoísta e indiferente al dolor de los demás? ¿Participo de las obras de evangelización y promoción humana de la Iglesia? ¿Me he preocupado por el bien y la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo o me paso la vida, preocupado tan sólo de mí mismo? ¿He cumplido con mis deberes cívicos? ¿He pagado mis tributos? ¿Soy envidioso? ¿Soy chismoso y charlatán? ¿He difamado o calumniado a alguien? ¿He violado secretos? ¿He hecho juicios temerarios sobre otros? ¿Soy mentiroso? ¿He hecho algún daño físico o moral a otros? ¿Me he enemistado con odios, ofensas o peleas con mi prójimo? ¿He sido violento? ¿He procurado o inducido al aborto? ¿He sido honesto en mi trabajo? ¿He robado? ¿He sido justo en la relación con mis subordinados tratándolos como yo quisiera ser tratado por ellos? ¿He participado en el negocio o consumo de drogas? ¿He caído en la estafa o el fraude? ¿He recibido dinero ilícito?

¿Amo en verdad a Dios con todo mi corazón o vivo más pegado a las cosas materiales? ¿Me he preocupado por renovar mi fe cristiana a través de la oración, la participación y atenta en la misa dominical, la lectura de la Palabra de Dios? ¿Guardo los domingos y días de fiesta de la Iglesia? ¿He cumplido con el precepto anual de la confesión y la comunión pascual? ¿Tengo una relación de confianza y amistad con Dios, o cumplo solamente con ritos externos? ¿He profesado siempre, con vigor y sin temores mi fe en Dios? ¿He manifestado mi condición de cristiano en la vida pública y privada? ¿Ofrezco al Señor mis trabajos y alegrías? Recurro a Él constantemente, o ¿sólo lo busco cuando lo necesito? ¿Tengo reverencia y amor hacia el nombre de Dios o le ofendo con blasfemias, falsos juramentos o usando su nombre en vano?

¿He usado rectamente de la creación o he abusado de ella con fines egoístas? ¿Veo la belleza de la creación y escucho los gritos de la tierra y los pobres? ¿Dónde me he quedado corto en el cuidado de la creación y mis hermanos y hermanas? ¿Cómo busco una conversión del corazón? ¿Cómo puedo reparar mi relación con la creación y tomar decisiones consistentes con mi deseo de reconciliación con la creación?

Padre Pacho

1 COMENTARIO

  1. Muy buena publicación padre. Podríamos hacer un exámen de conciencia y hacer una confesión muy completa para esta semana Santa.

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