Padre FRANCISCO ARIAS ESCUDERO
En la actualidad, gracias a los avances científicos, el cerebro ha pasado a un primer plano, posición que se afianza con cada nuevo descubrimiento: su estructura, funcionamiento y composición.
Hoy es posible comprobar y asumir qué neurona está activándose o desactivándose ante una determinada tarea. Anteriormente se trabajaba desde un punto de vista muy estático, hoy se tiene claro que determinados accidentes, por ejemplo, en el lóbulo frontal, tiene determinadas consecuencias, porque se conoce ya muy bien qué tipo de funcionamiento desarrolla esa parte del cerebro.
Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica, autora de más de un centenar de publicaciones científicas en Bioquímica Mitocondrial y en Biología Molecular y celular, como profesora de la Universidad de Navarra, nos presenta en sus investigaciones la estructura que todo hombre tiene en su cerebro con dos hemisferios definidos, derecho e izquierdo, y tres grandes capas: el núcleo central, que solemos llamar el cerebro rectilíneo, que procesa los instintos, el que informa acerca del estado corporal; una segunda capa concéntrica, que es el sistema límbico, asociado fundamentalmente a las emociones y una tercera que es la corteza, que lo cubre todo y está dividida funcionalmente y anatómicamente en distintos lóbulos: el frontal, que procesa el conocimiento, los lóbulos parietales, los temporales que conectan directamente con las emociones, y la parte occipital. Estas tres capas interaccionan siempre entre sí, de tal forma que el conocimiento que nos puede llegar por la visión de algo, es una información fría, mientras no se conecte con el sistema límbico, lo que lleva a aquella información a adquirir el color de la emoción. Una vez que la información está en la corteza, toda persona puede aceptar, rechazar, frenar, controlar esa emoción. Éste es en síntesis el funcionamiento del cerebro.
El cerebro siempre está activo, y según la acción que se realice, están activas una serie de neuronas u otras, y las conexiones entre ellas permite que aparezca una realidad mental. Las neuronas son especies de bombillas que, se enciendan en cada momento en cualquiera de esas áreas, se forma una figura, como si fuera un espectáculo de luz y sonido, conectándose con ese centro e iluminado determinada zona; al conectarse unas con otras, aparece una imagen, una sensación, una emoción.
Una de las obras más sobresalientes de esta investigadora, ha tenido que ver con el entorno del cerebro de la mujer y el del del varón, donde expresa con rigor científico, que no existe un cerebro unisex, porque la mujer y el varón no son genéticamente iguales, sus propios cuerpos ya son diferentes; se nace ya con una estructura de un cerebro típicamente masculino o típicamente femenino. Todo ser humano tiene un cerebro que es suyo, que se lo hace él. Heredamos la dotación genética que tenemos, y por tanto los cromosomas que nos hacen ser mujer o varón. Esa dotación genética permite que se tracen las grandes líneas de esas carreteras, de esos circuitos, esas conexiones, en un cerebro humano.
En toda persona, en todo cerebro humano, hay dos hemisferios, que están especializados. En la parte frontal del hemisferio izquierdo se procesa, por ejemplo, el pensar sistemático, el cálculo lógico, sistemático. Sin embargo, el pensar más intuitivo, la percepción y comunicación con la realidad de un modo más global, esto necesita una activación de la parte derecha del lóbulo temporal. Existe a su vez una conexión entre los dos hemisferios. Y toda persona tiene capacidad para pensar de una forma racional y de una forma intuitiva, para darse más cuenta de las emociones o la expresión de la cara de alguien, o ser muy poco empático. ¿Qué diferencia a un varón de una mujer?
El cerebro de la mujer es más pequeño respecto al cuerpo. Tiene más apretadas las conexiones; los dos hemisferios son muy similares, con una distribución de tareas bastante uniforme, y comunica muy bien de un lado a otro. Esto en cierta medida es la base que le da esa capacidad de tener una empatía, un conocimiento más directo de la realidad, menos racionalizado, esto no quiere decir que no razone, sino que tiene facilidad para percibir de forma más intuitiva. Sin embargo, el cerebro de varón es más asimétrico: tiene las funciones del hemisferio izquierdo sólo en ese lado, podríamos decir extrapolando; y en el derecho lo mismo; y, además, la comunicación entre los dos es menos fuerte.
Durante muchos años, expresa la Catedrática, la fijación de la neurociencia se canalizó en la anatomía, la que procesa el lenguaje o en el caso por ejemplo de los olores; hoy la neurofisiología va al cómo funciona el cerebro; y para ello, la bioquímica permite excitar una neurona, frenarla, o conectar tipos de moléculas; con estos ensayos se pasa de una funcionalidad a una dinámica funcional, es por ello que en el caso del varón y la mujer, teniendo ambos cerebros igualmente humanos, sus procesos dinámicos serán variados. Por ejemplo, con la técnica de la neuroimagen, donde se enseñan fotografías para estudiar emociones, por medio de resonancia magnética o con emisión de positrones permite descubrir qué neuronas están funcionando, por medio de la intensidad del color. Se ha descubierto que varón y mujer utilizan caminos cerebrales distintos para realizar la misma actividad.
Cada uno de nosotros es cuerpo, y todo lo que nos pasa lo vivimos desde nuestro cuerpo, y especialmente desde nuestro cerebro. Un cerebro que es nuestro; que está trabajado por nuestra vida. Nos vienen dadas al nacer unas estructuras generales ligeramente diferentes si es femenino o masculino, y a lo largo de la vida, con la educación, la cultura y las decisiones personales, van dejando una huella en nuestro cerebro, de tal manera que los estados mentales son de nuestra biografía. No somos seres angélicos, somos hombres y mujeres. Por una parte, es cerebro nuestro, el desarrollo de la inteligencia, del corazón en el sentido de afectos, de capacidad de amar, eso va aumentando o se van cerrando esas ventanas. Y esas ventanas están grabadas en el cerebro, de tal forma que, si yo no estoy acostumbrando a ayudar, mi ser no va a enfrentarse a un problema con una actitud de ayuda fácilmente.
Padre Pacho
El cerebro es nuestra unidad sellada . Por eso hay que alimentarlo también con ideas, con lecturas, con filosofia y aplicar las capacidades que nos da en la solución de problemas. De no ser así nuestro cerebro estará sin estrenar