Toda empresa, proyecto, plan político público, programas, casi siempre cuenta con una evaluación o balance de año. El Gobierno Nacional tiene estrategias que sirven como herramientas para evaluar y mejorar, denominando esto EVALUAR PARA AVANZAR en el tema educativo.
Las rendiciones de cuentas, entrega de informes, por estos días han abundado en nuestro medio y ya esta última semana de adviento a puertas del nacimiento del niño Jesús, les invito a que hagamos el ejercicio lo más objetivo posible y con generosidad reconozcamos que muchos líderes de procesos y tomadores de decisiones han hecho cosas buenas y otras acciones negativas.
Una evaluación formativa y constructiva es aquella que nos permite reconocer y reconocernos, es enderezar o reformular, es aceptar equivocaciones y es también poder recibir los reconocimientos con el desafío de seguir mejorando.
A los gobernantes territoriales les restan dos años más de sus mandatos y con ello la gran oportunidad de redireccionar, de ser necesario, aplicando toma de decisiones y definiendo prioridades a la luz de los planes de desarrollo.
Indudablemente al cambiar la dinámica del mundo, las metodologías y al avanzar en ese espacio de la virtualidad, se debe de entrada invertir más en tecnología y conectividad para evitar exclusiones tanto en el acceso al conocimiento como a las oportunidades de la información.
Al mandatario le llega la recta final de su mandato y la gran oportunidad de generar las condiciones de garantías electorales que prevengan los fraudes y que se garantice también la seguridad de los y las candidatas.
Que el máximo resultado de su gestión este año sea liderar procesos de transparencia democrática de cara a las elecciones de corporaciones públicas de su sucesor. Hacer las veces de acusador o defensor de un mandato no lo veo oportuno y lo que si recomiendo es que, buscando la información objetiva, cada persona saque sus propias conclusiones. Eso sí, recomiendo a mis lectores hacer sus evaluaciones personales, familiares, comunitarias y nos dispongamos a ser mejores ciudadanos este próximo 2022.
Bastaría con cumplir el decálogo del legado que recibimos en las dos piedras y que nos transmitió Moisés en el monte Sinaí. Bastaría con proponerlas, dejarnos gobernar por la ética y no hacerle nada al otro que no queremos para nosotros.
Los momentos por los que pasamos en la humanidad ameritan que seamos más solidarios y que hagamos lo que esté en nuestras manos para no usar excesos y básicamente caminar por lo correcto.
No hay que hacer doctorado de santos, ni de procesos, basta con ser buenas personas. Basta con que cada quien desarrolle y asuma el rol que debe o contribuir para que en lo público se fortalezcan las Instituciones bajo el paraguas universal del principio de autoridad, del orden y de la justicia y que en lo privado convivamos con profundo respeto por la diferencia, valorando el gran patrimonio afectivo de las familias; las biológicas y las escogidas como refugio y espacio sagrado para entender lo que es la felicidad elemental.
Amigos lectores: hagamos solo uso de lo necesario, sin excesos; compartamos un poco o mucho de lo que tenemos. Desfrutemos de lo elemental y básico y algo bien importante, seamos cada vez mejores personas en el ejercicio de la ciudadanía.
¡Servidores públicos, piensen y pensemos en el kilómetro adicional, cómo podemos dar más valor agregado a nuestras misiones, servidores privados y productivos empresarios trabajadores y patronos a seguir trabajando con la misión conjunta de superar esta pandemia y lo que se venga!
Nos vemos este próximo 2022.-