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ActualidadUna “Persona Vértice” para Pereira.

Una “Persona Vértice” para Pereira.

(Reflexión sobre la Ética Social y El Bien Común)

Por Álvaro Gómez Escalante

Recorre las redes sociales una anécdota supuestamente ocurrida en Suecia.  El corresponsal narra su experiencia en el metro de dicho país en el cual encuentra una entrada vacía en la hora pico. Al inquirir al respecto, le explican que esa es la entrada para personas que por una u otra razón no tienen con qué pagar su viaje en ese momento. Pueden usar el metro gratis utilizando esa puerta habilitada exclusivamente para tal fin.  Asombrado e incrédulo pregunta de nuevo: ¿Y no se cuelan muchos?  Con mirada de extrañeza su interlocutor le responde: ¿Por qué habrían de colarse si tienen con qué pagar?

Miles de usuarios de Transporte Público en Colombia estarán seguros que los suecos son bobos; o al menos que no son ´vivos´.

Son dos caras diferentes de la Ética Social, esa que rige el comportamiento de los ciudadanos. La forma en que los ciudadanos conciben la sociedad y actúan en consecuencia con  ella.

La concepción que quien, sin conciencia social ni respeto por lo público, se aprovecha indebidamente de los recursos que el Estado pone al servicio de los ciudadanos es un vivo, un ser ágil y recursivo, digno incluso de admiración, es una manifestación elemental pero básica de la ética social que hoy rige a Colombia en general y a Pereira en particular. Llevada a un lamentable pero real extremo ha generado el robo de los dineros del PAE destinados a la alimentación de los niños, a la quiebra de Empresas de Servicios Públicos, al Cartel de Las Togas, a Contratistas bajo el yugo de la coaxión, por mencionar solo algunos.

Cambiar dicha ética social en Pereira es un imperativo.  Pero…¿cómo?

Inicialmente nivelemos un terreno en el cual coincidamos en los términos.

La ética puede definirse como la ciencia de la conducta moral y surge como tal en el interior de una persona como resultado de su propia reflexión y de su propia elección.

La capacidad que tiene un individuo para decidir si algo es moralmente correcto o no, se llama criterio ético, que puede cambiar tanto por vivencias como por influencias externas a lo largo de la vida.

La moral, en cambio,  es el conjunto de normas que una sociedad transmite a lo largo de su historia. La moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecida en el seno de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de sus integrantes.

Aun cuando se retroalimentan, podemos decir que la moral es pública y la ética es individual.   Pero como toda sociedad se compone de individuos, es en la medida que estos últimos actúen moralmente que se hace posible que funcione la ética;  que sus normas realmente se pongan en práctica; que ni se cuelen en el Megabús sin pagar su tiquete teniendo con qué, ni se roben el dinero de la alimentación de los niños, ni usufructúen empresas de servicios públicos en su beneficio personal, ni vendan un fallo jurídico ni coaxionen contratistas para perpetuarse en el poder.

Para Kant, el acto moral es el que se realiza como un deber, como un fin en sí mismo. La ética Kantiana juzga la moral desde la perspectiva que el acto moral es aquél en el que se actúa en base a la razón, no a al amor a uno mismo o por un interés particular y egoísta.

Lo expresó así en su Imperativo Categórico: “Obra como si la máxima (la definición) de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, en ley universal.”

Todos en algún momento hemos hecho o pretendido hacer lo correcto, o nos hemos sentido mal por no hacerlo. El concepto de imperativo categórico de Kant está profundamente vinculado a este hecho.

El imperativo categórico es un fin en sí mismo y no un medio para lograr un resultado determinado. Por ejemplo, generalmente podemos decir “debo decir la verdad” (honestidad), “ debo ayudar a otros cuando lo necesiten” (solidaridad) o “hay que respetar a los demás y sus diferencias” (tolerancia).

El imperativo categórico no tiene por qué ser solamente aditivo; también puede ser restrictivo. Es decir, no se trata solo de que hagamos algo, sino que también puede basarse en no hacerlo. Por ejemplo, la mayoría de personas no roba o hace daño a otras por considerar tal acción algo negativo ´per se´.

Una Ética Social Kantiana, entonces, sería una en la cual el conjunto de normas que la rigen (moral) no dependería de que me convenga a mi (ej. …y yo sí soy vivo) o que la transgresión sea leve (ej. Colarse es un robo de solo $2.650), o que convenga a “intereses mayores” (ej. El fin justifica los medios); dependería únicamente del hecho de ser o no correcto.  Depende solo de que mi acto, libre, pueda convertirse en ley universal.

Nivelado, decía, este terreno común, ahondemos en el cómo sería posible establecer una ética social en Pereira que nos permita, que nuestros niños estudien en colegios públicos dignos, con pupitres adecuados, que nuestra policía en las veredas tenga cuarteles decentes, que Caimalito, Puerto Caldas, y otros corregimientos tengan acueducto y alcantarillado, sin hambre, con transporte; que Aguas y Aguas no esté abocada a una posible quiebra, que los contratos de servicio no sean botín…

La “Persona Vértice” en toda organización, la impregna.  Con su carácter, con su ética, con su nivel cultural, con su visión, con su forma de concebir la vida.

En una ciudad esa “Persona Vértice” es su Alcalde (sa). Quien ocupe la Alcaldía irá permeando la ciudad con su conducta moral.  Su ética, su estilo,  impondrán una moral que influenciará todos los estratos y si esa moral, esa forma de hacer las cosas, esa Ética Social permanece en el tiempo, si hace carrera, llega un momento en que ya no hay marcha atrás y todo estará perdido.  Ya existen en Colombia Ciudades Inviables.

En Pereira aún estamos a tiempo de crear una Ética Ciudadana, una Ética Social, una Ética Comunitaria una Moral de lo Público que reviva el espíritu ancestral de El Bien Común, de EL PODER PARA SERVIR, NO PARA SERVIRSE. Una Ética Social que no degenere al punto de confundir Cultura con chupar guaro, lo que ya muestra un alarmante estado de cosas.  Necesitamos una “Persona Vértice” en la cual podamos confiar, sin mancha, capaz, fuerte, con nivel cultural, sin inhabilitaciones ni hipotecas.

Y para mi, esa “Persona Vértice”, esa Alcaldesa que necesita Pereira se llama MARTHA ALZATE HINCAPIE.  Tiene todo lo anteriormente dicho.

Entretanto, comience con Usted.  Sea Usted un buen ciudadano, haga lo correcto:  Vote por MARTHA ALZATE el próximo 29 de Octubre.

No se deje enredar. Si los pereiranos nos rebelamos contra la imposición del dinero y las maquinarias podemos poner Alcaldesa,  la “Persona Vértice” que Pereira necesita, ya!

Depende de Usted. Depende de nosotros.

Pereira, Septiembre 12 de 2.023.

4 COMENTARIOS

  1. Tenía que ser una persona como Alvaro Gómez Escalante quien escribiera estas reflexiones tan acertadas para los pereiranos. Más bien pareciera de un filósofo o pensador, felicitaciones Don Alvaro.
    Estoy de acuerdo en todo lo que necesita nuestra querida ciudad, pero tendremos el suficiente número de ciudadanos con ética y moral para pensar claramente y sin compromisos adquiridos o sin miedo de enfrentar las maquinarias .
    Estoy de acuerdo con todos quienes han pensado en que la persona idónea para el manejo de la ciudad sea Martha Alzate….. nos vendría bien de nuevo una mujer dirigiendo la ciudad .

  2. Excelente artículo. No soy de Pereira pero quisiera que en mi ciudad Armenia tuviéramos un perfil así. La transformación que requerimos no es de personas, es de principios y de valores

  3. Martha, la persona vértice que Pereira necesita. Es nuestro deber de ciudadanos llevar a la alcaldía a esta mujer que tiene los principios y valores, además de la preparación y formación dirigir la ciudad sin intereses personales. ¡A recuperar la ética y a votar a conciencia! Martha alcaldesa.

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