Entre octubre y diciembre de 2002, recién iniciado el nefasto primer mandato de Uribe Vélez, por órdenes suyas como él mismo lo reconoció entre gritos y alardes de macho, se ejecutó la “operación orión”, que consistió en la supuesta retoma institucional de la Comuna 13 de Medellín. Al mando estaban, además de Uribe Vélez, Martha Lucía Ramírez, ministra de defensa, los Generales Carlos Alberto Ospina y Mario Montoya, comandantes del Ejército y de la IV Brigada con asiento en Medellín, así como Leonardo Gallego Director general de la Policía.
La operación fue el anuncio de lo que le sobrevendría al país en materia de violaciones masivas a los derechos humanos, desapariciones forzadas, los mal llamados falsos positivos, entre muchos más hechos victimizantes, y Uribe se pavoneó por todas partes como el super hombre que derrotó a las milicias urbanas de la guerrilla en dicha Comuna, pero lo que nos ocultó es que tal acción no fue ejecutada sólo con las instituciones del Estado, sino que contó con la participación activa de los paramilitares al mando del Jefe verdadero de la zona, alias Don Berna al mando del Bloque Nutibara de las AUC. Fueron vistos hombres vistiendo prendas de las que usa el ejército, con botas pantaneras y encapuchados, señalando a personas y viviendas, quienes después aparecieron ejecutadas, o reportadas como desaparecidas, más los más de 150 allanamientos.
Desde entonces se empezó a hablar de la “Escombrera”, lugar donde van a parar principalmente desechos de construcción, porque muchos testigos dijeron que allá fueron a tirar los verdugos a muchísimos cuerpos de sus víctimas. Y empezó la lucha denodada, tenaz, inclaudicable de las madres de sus hijos asesinados o desaparecidos, frente a quienes debemos inclinarnos en señal de respeto y admiración.
Le clamaron al presidente, al gobernador, al alcalde, a la Fiscalía, a la Defensoría del Pueblo, que le dieran respuestas del paradero de sus seres queridos, pero fue como hablarle a un muro, y efectivamente, construyeron entre todas esas peligrosas “autoridades”, un muro de silencio e impunidad. En vez de suspender actividades en la Escombrera, siguieron echando miles y miles de toneladas de escombros en el lugar, pretendiendo pulverizar cualquier resto humano en el lugar y ¡casi lo logran!. Casi, porque a la labor de denuncia y lucha incesante de las madres de los desaparecidos, se firmó el “ACUERDO DE PAZ CON LAS FARC”, y lo escribo con mayúsculas, porque gracias a ese acuerdo, se creó La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por desaparecidas por razones del conflicto armado UBPD, y ha sido esta Unidad la que empezó a darle resultados a las familias, al país y al mundo. Empezaron a aparecer los primeros restos humanos, esperando que poco a poco muchas familias puedan darle un digno y merecido adiós a sus seres queridos, derecho que los asesinos de la Operación Orión les negaron en su momento.
Entre tanto el cínico Uribe Vélez, ha salido a decir que la Operación Orión fue ejecutada por las instituciones del Estado y así le miente una vez al país y a los familiares, porque hay evidencias de la participación de los paramilitares de Don Berna, es más, terminada la operación, fue el Bloque Nutibara quien copó totalmente la zona. Al paso que le miente al país, Uribe Vélez re victimiza a las víctimas y a sus familiares, porque pretende legitimar las fechorías que allí cometieron simplemente diciendo que fue por cuenta del Estado.
Uribe Vélez tal vez no se imaginó que la verdad brotaría a borbotones de la Escombrera y que quien ya ha ido a parar a “la escombrera de la historia” ha sido él mismo.
¡La nota! El alza del salario mínimo legal mensual en un 9.54%, decretado por el Presidente Petro y nuestra Mintrabajo Gloria Inés Ramírez, pasando de $1.300.000. a $1.423.500., es apenas justo, porque se trata de proseguir la tarea de recuperar poder adquisitivo de los asalariados. Señor (a) empleador (a) sepa que “barriga llena corazón contento”. NO trate a sus trabajadores como si fueran esclavos y verán como el ritmo de trabajo aumenta y con él, la productividad.
Buenísimo. Claro y contundente. Desnuda la brutalidad del sicópata narco-fascista. Gracias, Fernando!
Y sepan que solo muero si Ustedes van aflojando, porque el que murió peleando vive en cada Compañero, Gildardo Castaño Orozco, te recordaremos siempre.
«de Colombia que NO se olvidará»
Excelente artículo mi estimado Fernando, refresca la historia negra y violenta de Colombia que se olvidará. La justicia que está cerca, dará paz y tranquilidad a las madres, familiares de sus jóvenes asesinados y desaparecidos.