CONTRACRITICA: Con Humor, Amor y……Ardor
POR: CARLOS ALBERTO CARDONA MONTOYA
Desde el momento en que un chino se comió un murciélago y apareció la pandemia del COVID 19, desapareció todo lo que pareciera esperanza; la muerte envuelta en noticias arrumó la humanidad, muchos gobiernos aprovecharon el confinamiento para gobernar por decreto, y ciudad Gótica quedó expuesta al crimen organizado (Entiéndase bancos), porque hasta Batman se escondió debajo de la cama, como los políticos de por aquí, próximos a salir a sus campañas para congreso.
Pero por fortuna gracias a Satanás (La industria farmacéutica es diabólica), después de millón y medio de muertos, apareció la vacuna salvadora, aunque el gobierno viral de Duque pretende que los usuarios de la tal vacuna firmen un documento que exima al laboratorio fabricante de posibles consecuencias orgánicas, genéticas y bobadas de esas, de las que habla el presidente, ceguera súbita, locura mediática, taquicardias, deformación del pene; bueno, uno no sabe.
Desde los primeros tiernos años de mis escasos 12 lustros, en la escuela los profesores nos hacían pandilla para que unas señoras gordas nos chuzaran el hombro o la nalga con unas agujas inmensas, luego nos salía una roncha que se convertía en llaga y un par de días después estábamos en cama, enfermitos, para luego explicarnos que ya estábamos a salvo, porque estábamos vacunados contra la viruela, poliomielitis, tétano y otras cositas.
La ciencia nos enseñó entonces que, vacunar es inocular en un organismo sano un agente biológico que produce enfermedad para que el organismo genere los anticuerpos que controlen el bicho, cuando éste ataque, es lo que llaman el fortalecimiento del sistema inmunológico ante la amenaza de una enfermedad, que se transmite por microrganismos conocidos como virus y bacterias.
En ese orden de ideas, como diría Mafalda, nuestra sociedad debe tener enfermedades graves como producir riqueza honradamente, hacer empresa, tener prosperidad y notoriedad por el esfuerzo del conocimiento y la generación de empleo;, y debe ser muy grave tener esos síntomas porque, dicen por ahí, que unos enfermeros de la cordillera y otros que tienen oficina, son los que vacunan; y el asunto debe ser tan grave como el COVID 19, porque los que no se vacunan se mueren de plomonía.-
También debe ser una enfermedad que se transmite por el virus del conocimiento, cuando los profesionales que quieren aportarle algo a la sociedad, son llevados a contratos o puestos con el Estado por unos señores llamados políticos, a los que hay que pagarles una vacuna, sin esa vacuna el paciente puede morir de “Gorobeta” (Entiéndase hambre); si pillan, son vacuna obligatorias.
Con el circo mediático de la tal vacuna, desde que comenzó la “emergencia”, sigue cobrando fuerza la fantástica idea de que en la próxima vacuna viene un microchip con el que Bill Gates y su bandola, vamos a controlar la humanidad; por lo menos la escena de la vacuna es muy parecida a los relatos conspiracionistas de inicio de pandemia.
Esa muestra de ciencia ficción no es nueva, hay textos desde 1905 que hacen analogías parecidas, por ejemplo, Santiago Cajal escribió algo parecido a ésta fantasía en un escrito titulado: “El fabricante de Honradez”, supuestamente para conseguir “La purificación ética de la raza humana y la conversión de viciosos y criminales en personas decentes y correctísimas”; los efectos de dicho texto, en tiempos en que no existían ni Wathsap, Ni Face, Ni Smart fones, fueron los mismos que hoy tenemos; la gente no quiere que la controlen con vacunas con microchips; y lo mismo que hoy, los indecentes que nos gobiernan no quieren que los controlen, ni que les cambien sus conductas de vicio, codicia y deshonestidad.
Se me ocurre que paralelo a la vacuna obligatoria contra el COVID 19, tal como lo hicieron los científicos franceses de principios del siglo XIX, que manipularon la puz de las pústulas de las ubres de las vacas para producir la vacuna contra la viruela, podamos buscar en la puz que hay en las gavetas de los despachos judiciales, en donde están detenidos y pudriéndosen todos los procesos de los políticos que han saqueado los recursos del pueblo, y produzcamos una especie de “vacuna moral”, como la que había propuesto Santiago Cajal; y como no se necesita de la industria farmacéutica, la vacuna sería gratis y, como las vacunas de la Cordillera, la Oficina o de los políticos, también obligatoria.
¿Vos te imaginás los efectos adversos de una posible vacuna moral?, políticos, banqueros, traquetos incapaces de sentir estímulo alguno por la posibilidad de pecado; se vaciarían los prostíbulos de la concupisencia y gubernamentales también, la gente dejaría de ir a misa porque todos serían infinitamente buenos, ¿Qué tal? Paracos, Guerrillos, lagartos, terratenientes, magistrados, congresistas, alcaldes, hartos, aburridos, perezosos de ser siempre honrados y buena gente ¿Vos te alcanzás a imaginar?; con seguridad aparecerá algún ejemplar modelo del extremo centro liderando la consecución de un antídoto poderoso inmediato, selectivo, a cualquier costo, que revierta los efectos de mi vacuna moral, aunque no sea obligatorio.
COLETILLA: Alguna vez me censuraron por afirmar que yo cobro por lo que sé, no por lo que hago; en eso hay varios tipos de personas: Los que no saben—los que no quieren saber, los que odian saber, los que aparentan que saben, los que sufren por no saber, los que triunfan sin saber, y los que viven bien gracias a que los demás no saben .. pio Baroja políticos intelectuales-