Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

Actualidad"Vamos a robar para todos" Democracia venal

«Vamos a robar para todos» Democracia venal

  • Todo va a seguir como es normal en el feudalismo de la democracia electoral y la ilegitimidad de sus estructuras inamovibles. 
  • Democracia participativa directa y efectiva es el tapón de contención a los abusos, exclusión y corrupción tradicional en la democracia representativa de clanes familiares. 

El torrente turbio y pestilente de la democracia electoral en los espacios públicos locales y territoriales vuelve a su cauce ilegítimo y degradado tradicional en las elecciones de octubre 29 de 2023, después de la ilusión de cambio en el mandato de las urnas con la elección presidencial año 2022, veredicto desobedecido y saboteado hasta el mismo autosabotaje y desencanto en la democracia representativa con todas sus distorsiones y engaños después de asumir curules públicas en cada rama del poder público. 

«Normalizar» el saqueo público de frente, a la vista de todos y sin ningún pudor, ha sido el gran avance de las estructuras electorales en su trayectoria del presente siglo con el acostumbramiento a la población en una mentalidad venal que venera las maniobras de despojo de presupuestos públicos asignados a los derechos de la gente. Como en la simpatía por los patrones del narcotráfico y todo lo torcido a su paso, ésa misma lógica reverencial fue bendiciendo con su velo todo robo de erario. Lo absurdo y estúpido es desperdiciar toda oportunidad de saqueo de lo público o atravesarse en la trayectoria de los falsos «robin hoods» venales que untan a todo el que pida. Ser incluido, reconocido, tenido en cuenta en el ensamble de negocios electorales por cualquier retribución llega a redimir a tantos excluidos en la desesperanza, invisibilidad y ningún chance de pertenecer a alguna colectividad.  

La frontera ética se fue corriendo en todos los jugadores de la refriega electoral que nadie hoy se atreve a reivindicar ninguna bandera de moralidad en el todo vale en esa confrontación. Después de los magnicidios de Lara Bonilla cuarenta años atrás y Luis Carlos Galán en 1989 el año más violento de la historia política colombiana, ni los mismos vástagos de estos últimos próceres mártires de la lucha por la política limpia se atreven a enarbolar las banderas de sus padres que hoy no venden ni siquiera en el umbral mínimo del mercadeo electoral.

La palabra transparencia no significa nada en la boca de los actores de lo público en campaña para hacerse elegir y en ejercicio de funciones en el poder público. Nadie es creíble en juego limpio político. Significa entonces que el escenario está nivelado por los resultados como sea necesario. Hay candidatos que ofrecen robar de frente y cárcel o muerte para la delincuencia callejera. Numerosos se autodenominan ser «Bukele remasterizado a la colombiana» para adelantar limpieza social.   

«Vamos a robar para todos» prometió en campaña con el logo del girasol un candidato a la alcaldía de Tona, Santander, Adalberto Ospino, muestra de por dónde anda el concierto para saquear lo público sin impedimento alguno. La democracia representativa, la de los elegidos que después de ungidos y en funciones nunca vuelven a reconocer a quienes convencieron con cara de pedir plata prestada para que les dieran su voto, se repite en su comportamiento de clanes concertados para repartirse todo a puerta cerrada sin permitir a la ciudadanía conocer en qué manejos andan con la chequera pública que se convierte en uso discrecional sin restricción para hacer lo que pactaron como negocio con quienes hicieron la vaca para elegirse. Esos representantes de la vieja política siglo veinte con todas sus marrullas nunca van a dejarse desalojar del negocio y lo heredarán en cadena con sucesores programados. Infinidad de candidatos en la algarabía se mostraron con sus ancestros dueños de feudo electoral, delfines, cónyuges, todo como mandan los códigos del feudalismo electoral. 

Es normal que no pase nada este 29 de octubre y todo se repita para seguir en la tradición de la política negocio creada por el pernicioso frente nacional que desde 1958 y durante 16 años enseñó a clanes y dinastías a repartirse lo público como lo hicieron entonces miti miti a partes iguales rojos y azules con la promesa de no matarse más en esa supuesta paz democrática que fue la falacia que aún nos tiene atrapados en los clanes como el del nieto Lleras que sigue repartiendo torta pública a diestra y siniestra como lo hará si sus candidatos ganan en Bogotá, Barranquilla y  como lo afirman todas las apuestas. 

Los científicos de la política en sus análisis dicen que esta ronda electoral local y regional será la última para el ajedrez político tradicional con todas sus fichas que no resistirán el desgaste de los siguientes cuatro años en la parálisis que sobrevendrá por el bloqueo recíproco en el empate negativo de las fuerzas en la democracia representativa alinderadas en un gobierno nacional con mandato de cambio desde la orilla contraria a los políticos tradicionales en municipios y departamentos controlados por las estructuras de los clanes regionales.  

Es entonces el turno para la Democracia participativa directa de los ciudadanos, que ha estado sin activar durante treinta y dos años desde la Constitución de 1991, contrato social que fue construido como acuerdo de paz en la diversidad de corrientes ideológicas representadas en el Estado en las ramas del poder público y los partidos surgidos de los procesos de reincorporación como el partido del actual presidente de la república. Es el poder ciudadano, la participación directa en todos los lugares donde se ejerce gestión del Estado en lo público, el control efectivo y contención a los abusos y excesos de los servidores públicos que han actuado a sus anchas sin control social ni vigilancia de la sociedad. Sólo esa democracia participativa directa en veeduría permanente, seguimiento y verificación con todos los instrumentos legales e institucionales puede poner en cintura a esa democracia representativa distorsionada y degradada en los abusos de los elegidos como servidores públicos que no autócratas emperadorcitos en feudos a su arbitrio.     

Más del cincuenta por ciento de los ciudadanos potenciales electores en Colombia no participan de la política venal, pero el treinta por ciento que participa del crimen electoral impone su ley por una razón y cálculo sencillo, más del cuarenta por ciento del censo electoral no asiste a las urnas. Así las cargas el voto limpio termina siendo minoría en proporción tres a dos frente a los votos contaminados por la política venal. La democracia participativa que es el verdadero poder para transformar la sociedad se activará cuando el cuarenta por ciento de omisos en el deber de votar dejen de patrocinar con su abstención a los que imponen su degradación de la política con daño irreparable a la democracia cada vez en mayor crisis de legitimidad y credibilidad. 

El paso adelante en la dirección hacia la democracia directa es el voto limpio que será depositado en estas elecciones por quienes respetan su derecho y libertad de conciencia, con dignidad y autonomía para elegir sin comer cuento ni dejarse untar de todo lo que instrumentan los políticos venales que volverán a tomarse lo público en cada segmento del poder público que usarán para recuperar el gasto de su elección y multiplicar réditos a sus concertados aportantes. El voto limpio, esencial para transformar la democracia real, es determinante hoy en medio de los resultados predecibles. 

Opinión Acto Editorial Escrito por Hernando Ayala M. Periodista  Mail disnnet@gmail.com 

Artículo anterior
Artículo siguiente

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más articulos

 HAZ TU DONACIÓN