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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLA SANGRE DEL SUFRIMIENTO POCO IMPORTA

LA SANGRE DEL SUFRIMIENTO POCO IMPORTA


Parodiando a Laura Restrepo, ya no hay apáticos, tibios o timoratos sino renovadas hordas de fanáticos, adoradores de la violencia y el dinero, dispuestos dar la vida por odio y el amor a la acumulación material o por una fe genética e irracional. “Fans del circo romano en apocalíptica versión contemporánea”.

Se escucha el clamor desaforado que exige muerte a los que profesan otra ideología, a los infieles, —los otros creyentes— a los librepensadores, los de sexualidad diferente, a los que se oponen a la ocupación y al saqueo, a los que exigen democracia. El objetivo es destrozar, así la sangre derramada fluya por ríos no diáfanos sino de color rojo, al final, la sangre del sufrimiento y del oponente poco importan.

Los estados mayores y sus máquinas de guerra, con la “liga de la decencia, las academias del silencio, los estafetas del chisme…” y de las noticias acomodadas para favorecer solo al poder y sus intereses y a cuantos esperan que sobreviva el imperio represor y genocida, todos ellos acolitan la destrucción y rompen el espíritu solidario, característica tan humana: “acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando ‘¡tanto amor y no poder contra la muerte!’ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”. (César Vallejo)

Nos hablan de impedir que la democracia muera, pero no puede morir lo que no ha existido. El fantasma de la democracia liberal nos la han vendido para que seamos sumisos y cada tanto asistamos al carnaval de las elecciones a elegir muchas veces a los que están untados del dinero contaminado con la vida de miles de jóvenes.

Si las emociones y condiciones de vida tienen profundo impacto en el cerebro ¿qué se está potenciando en la mente de los pocos niños que sobrevivan en Palestina, Ucrania, Sudán…? ¿Conocerán el significado de la felicidad los pueblos avasallados con misiles, bombas, hambre? O podrán hablarnos del placer de disfrutar de un atardecer, una comida o una reunión familiar.

Y los reyes  autoproclamados sonríen, solo ellos tienen la capacidad de violar todas las normas de justicia, de condicionar nuestras vidas a su antojo, a exigirnos pensar solo de una manera e imponer la forma como los países deben gobernarse. Y los adoradores de la ambición, los súbditos postrados de los reyezuelos acuden a saludar al sátrapa con sus manos ensangrentadas, pues están esperanzados que su apetito de monedas les sea correspondido con algunas migajas que el rey de turno les arroje.

Y hoy la realidad del refrán popular “Ojos que no ven corazón que no siente”, es decir, que las personas no sufren por lo que no saben, describe y explica el silencio, la apatía, la indiferencia, de un amplio sector de los pobladores del mundo  y así, los 62.000 muertos en Gaza, la mayoría niños indefensos y mujeres, no importan, pues la sangre de los indefensos poco interesa, los vejámenes, lo irreparable y lo salvaje, seguirán tomando cada día más fuerza, y también el pecho henchido de los reyezuelos y algunos de sus fans.

 

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