SIN LIMITES Era una niña precoz, irradiaba un resplandor de fortaleza, sus ojos brillaban como estrellas en el firmamento, su frágil figura aparecía de repente en el escenario, era inquieta, le apasionaba ver los guantes, los sambá - sacos de boxeo-  las peras, el tinglado, el olor a sudor de los boxeadores, los gritos del entrenador alentando a sus pupilos quienes llenos de sueños se batían como fieras en el ring. Ella, con escasos 15 años aprendió a querer el más viril de los deportes, sin importarle el sacrificio, dejando atrás sus años juveniles colmados de humildad e incertidumbre. De Guática...