Viendo la evolución en estos 24 años del presente siglo, sumado a los últimos 50 años del siglo pasado, el mundo pasó de dos partidos tradicionales en cada país democrático, a tener hasta cinco partidos o más para conquistar las presidencias respectivas; Estados Unidos, Canadá, Francia, España y Reino Unido para no ir muy lejos, siempre se desenvolvieron con sus dos partidos tradicionales sin tener en cuenta a los demás minoritarios. Hoy como en el caso de España ya les toca tener en cuenta a partidos minoritarios como Unidas Podemos y darle el poder al PSOE frente al Partido Popular. En Latinoamérica, muchos países rompieron el paradigma de los dos partidos y optaron por las líneas dictatoriales, sindicalistas y socialistas como el caso de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina entre otros. Se les suma los derechistas e irreverentes como Trump, Bolsonaro y Boris Johnson que con discursos incendiarios han logrado el poder. En Colombia hace 50 años hablábamos del frente nacional, donde solo dos partidos políticos se partían la torta electoral: Liberales y Conservadores; la izquierda en su mayoría se volcó a la guerrilla y muy pocos movimientos en el congreso hacían la oposición. Posteriormente la izquierda se fortaleció y ya eran más partidos los que alegraban la fiesta electoral. En los últimos años, se inició una nueva etapa política en Colombia y muchos nuevos partidos llegaron al poder. Hoy ayudados por la legislación que permitió el transfuguismo, nos encontramos con muchísimos movimientos y partidos que se quieren apoderar de los dos que hemos tenido en los últimos cincuenta años. Para las próximas elecciones nos serviremos un salpicón político de grandes magnitudes, tenemos los partidos tradicionales más unos movimientos grandes y pequeños que albergan a todos los gustos. Y por si fuera poco, ante la avalancha de entradas y salidas de sus integrantes, en especial los congresistas, se encontraron las alianzas y coaliciones; en este caso sin necesidad de cambiar de partido, se hacen alianzas temporales. En los meses pasados el tema era colocarles a esos movimientos nombres llamativos para llamar la atención de toda clase de electores; con esa táctica se alimentan las redes sociales. En los próximos meses se medirán fuerzas, se realizarán encuestas y a conseguir los votos. Como en un salpicón de frutas se encontrarán políticos de todos los colores consiguiendo adeptos, firmas y dependiendo de ese primer envión en el congreso, vendrán las presidenciales. Por primera vez en nuestra historia política tendremos un sistema de proselitismo inédito que ojalá no permita que se incremente el fantasma de la corrupción.