Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadEL EMBOLATE DEL DEPORTIVO PEREIRA

EL EMBOLATE DEL DEPORTIVO PEREIRA

 

La pereiranidad representa la manera de expresar el afecto y la pertenencia hacia la ciudad, procurando su progreso y la práctica de sus más nobles valores cívicos. Los pereiranos, por nacimiento o adopción, comparten un espíritu libertario que genera lazos de gratitud y corresponsabilidad duraderos. Así, ante la ausencia de los poderes centrales, la comunidad emprendió, con alma y cuerpo, obras de desarrollo “sin fuerza extraña que agradecer”.

Bajo el impulso de los tradicionales convites, los ciudadanos se movilizaban con entusiasmo y disciplina para materializar sus anhelos. Entre esos proyectos emblemáticos destaca el Estadio Olímpico, luego llamado Hernán Ramírez Villegas en honor a uno de sus grandes gestores. Su construcción no solo respondió a los X Juegos Nacionales, sino también a la proyección cultural y deportiva de la región. En especial, se concebía como la casa moderna del Deportivo Pereira, bajo el liderazgo de Francisco Polanco Ripoll (Q.E.P.D.), presidente de la Corporación Centenario, quien impulsó su edificación. Polanco escribió en su libro que en el periódico PREGÓN, dirigido por este columnista, se consignó, tras la inauguración del 20 de mayo de 1971: “Se montó un espectáculo humano monumental, un marco esplendoroso para un acontecimiento histórico inolvidable”. Y añadió: “No podía ocurrir cosa distinta, pues cuando una comunidad se une en torno a un propósito, los resultados tienen que ser fructíferos”.

Este recuerdo sirve de antesala a la difícil situación que hoy enfrenta nuevamente el Deportivo Pereira por el incumplimiento en los pagos laborales a su plantilla. A pesar de los problemas de antes, el Club continúa siendo, como decía Polanco, “el símbolo de la ciudad y el que convoca a miles de aficionados cada vez que juega en su estadio”. Sin embargo, la ciudad es ahora objeto de comentarios nacionales por el bochornoso impase, que ya ha derivado en intervenciones legales. Señala un editorial de El Diario del Otún: “Nada mina más la confianza en los directivos y lleva a una lamentable situación que no hace honor a los acuerdos alcanzados”. Ante los reiterados desaciertos, el periodista Luis García Quiroga ha sugerido que el presidente Álvaro López venda su participación accionaria.

En el pasado, las dificultades económicas del equipo eran frecuentes y comprensibles. Pero hoy, con los ingresos provenientes de la televisión, la publicidad, los patrocinios (públicos y privados) y los buenos premios por clasificaciones internacionales, ya no hay excusa. Lo que resulta sospechoso es el llamado “bicicleteo financiero”, una práctica de parches que agrava los huecos económicos. Con razón, el Depor ha descuidado el desarrollo del fútbol femenino. Lamentablemente, en el proceso judicial  no se dieron las condiciones para que nuevos interesados, incluso entidades internacionales, asumieran su dirección y administración.

La crisis actual es profunda: varios jugadores se han ido, al igual que el técnico Rafael Dudamel; el Ministerio del Trabajo impuso medidas cautelares de suspensión de labores, a excepción de una tutela, y Mindeporte inició indagaciones que podrían culminar con la pérdida del Reconocimiento Deportivo si mantiene atrasos superiores a 60 días en salarios y otros aportes.

Cabe preguntarse si el “grande” tiene capacidad para sostener una nómina que, según su gerente Alejandro Rendón, cuesta más de 1.600 millones de pesos mensuales, y si dispone de ingresos estables para cumplir. Esto contrasta con declaraciones atribuidas a Álvaro López en 2024, cuando afirmó que el Pereira “era uno de los clubes más ricos del país”. También sería oportuno conocer la actual composición y valor accionario de su asamblea, pues según el auto de apertura del “proceso administrativo sancionatorio especial” basado en la Ley 1448 de 2011, el Deportivo Pereira figura como sociedad anónima.

La hinchada matecaña, al igual que los jugadores y el cuerpo técnico, merecen respeto. La afición se ha manifestado de manera pacífica (aunque incómoda), sacudiendo a la ciudadanía al entender que esta crisis del fútbol local constituye una grave afectación a uno de los símbolos paradigmáticos de Pereira y Risaralda. No se trata de un juego banal.

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