Poco a poco se van normalizando las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela. Esto se veía venir desde la posesión de Maduro, y el tour que hiciera Edmundo González por distintos países para que le fuera reconocida su investidura como legítimo presidente de Venezuela, al superar ampliamente en las urnas a Nicolás Maduro en las pasadas elecciones. Aunque logró el reconocimiento y la empatía ante el mundo democrático, no logró posesionarse como presidente de los venezolanos en el Palacio de Miraflores. Incluso el ex presidente Joe Biden lo recibió con una frase desalentadora: “lo respaldamos de corazón”. Lo que no le contó Biden a Edmundo González era que con Maduro había acabado de negociar una cantidad significativa de combustible, que es en el fondo la verdadera razón de mantener vivas esas relaciones bilaterales
En el pasado ya había ocurrido otro conato de sacar a Maduro del Palacio de Miraflores por la fuerza: El intento de asesinar a Nicolás Maduro por 300 mercenarios, encabezados por un rambo norteamericano y un narcogeneral venezolano, conocida como “Operación Gedeón” en el 2020, durante la primera administración Trump, fracasó: Y Juan Guaidó que era la esperanza de la restauración democrática en Venezuela, no pudo posesionarse en el Palacio de Miraflores. Hoy Guaidó vive exiliado en Estados Unidos, perseguido por el régimen de Nicolás Maduro, quien solicitó su extradición.
Esta reapertura de relaciones Trump. Maduro estaba cantada, y va apareciendo con sigilo, como cuando el marido infiel ve una oportunidad para mostrar en sociedad a su amante.
Con esta nueva posición de Trump de acercarse a Maduro, que se concretó con la solicitud de liberar 6 estadounidenses, la que se cumplió con beneplácito y sin discusiones por Maduro, empieza a aflorar una relación sustentada en favores, que harán cada vez soportable la alianza entre estos dos cuestionados e imprevisibles líderes.
Mientras tanto el mundo democrático, y los líderes de derecha permanecen en vilo. Saben a ciencia cierta que no les es permitido hacer ningún pronunciamiento, y menos cuestionamientos a lo que diga Trump. Todos permanecen en silencio, así no compartan este nuevo acercamiento Trump-Maduro. Por el contrario, no pasará mucho tiempo para que el respaldo a González por la derecha mundial, se vaya desvaneciendo, hasta llegar al ostracismo y al olvido. La realidad de esta apertura de relaciones que comenzó con la petición de Trump a Maduro para que libere 6 norteamericanos, podría ser el punto de partida de un afianzamiento de relaciones y favores mutuos. Mientras Trump considere que Venezuela tiene la mayor reserva de petróleo y que sin mucho esfuerzo Maduro continuará acercándose por este medio a Estados Unidos, las relaciones Estados Unidos-Venezuela seguirán normalizándose. Como dijera el alcalde Fico: plata es plata.
JAIRO ARANGO GAVIRIA
Febrero 2025