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Asquerosamente habitual

Por: Juan Antonio Ruiz Romero

Salomé, de 4 años, fue violada y golpeada hasta  la muerte, en Garzón, Huila. Ese es solo uno de los 8189 casos de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, reportados por Medicina Legal en Colombia en el primer semestre de 2020. 

Una cifra escandalosa de 44 casos diarios en promedio y en donde familiares y allegados de las víctimas aparecen como los principales responsables de los abusos. Y según la directora del ICBF, Lina María Arbeláez, el 98% de los casos quedan en la impunidad. Poco han cambiado las cifras en los últimos tres años y medio, desde aquel 4 de diciembre de 2016, cuando ocurrió el brutal crimen de la niña Yuliana Samboní.

Con el ingenuo estribillo de que “los niños y niñas son el futuro”,  pensamos que el reconocimiento y garantía de sus  derechos es para cuando crezcan y por ello, dejamos en las familias, en la escuela o en las instituciones del estado, las tareas de protección, cuidado y acompañamiento de las nuevas generaciones de colombianos, olvidando la corresponsabilidad que tenemos como sociedad.

La indignación por la violencia y atropellos contra nuestros chicos y chicas debe ir más allá de un titular de prensa. Es bueno recordar que los vejámenes y malos tratos sufridos en la infancia son, en muchas ocasiones, factores que se materializan en la edad adulta con comportamientos antisociales y delictivos.

En las últimas semanas, un par de documentales de la plataforma Netflix abordan el drama del abuso sexual con menores de edad y si bien son el resultado de investigaciones adelantadas en Estados Unidos, ayudan a dimensionar la forma como los agresores sexuales aprovechan el miedo, la indefensión y la juventud de sus víctimas para intimidarlas y obligarlas a callar.   

Los documentales “Asquerosamente Rico” y “Atleta A” adelantan un juicioso seguimiento a lo que empezó como denuncias aisladas de unas pocas jovencitas que se atrevieron a romper el silencio, a pesar de que todo el entorno social, jurídico y económico estaba construido para proteger a los victimarios.

Se concluye la importancia de escuchar y darle credibilidad a las denuncias de las personas afectadas y, más adelante, de protegerlas de las estrategias de los abogados de la defensa, cuyo principal mecanismo era desacreditar a las denunciantes magnificando cualquier episodio de su vida sexual. Y recordemos que en las dos investigaciones, las víctimas de abuso sexual fueron niñas y jóvenes entre 12 y 17 años.

En “Asquerosamente Rico”, se recogen los testimonios de 36 de las sobrevivientes de la red de tráfico de menores y abuso sexual de Jeffrey Epstein y su socia Ghislaine Maxwell, y a la cual accedían personalidades de la realeza, la política y el entretenimiento que eran conocidos suyos.

Por su parte, “Atleta A” contextualiza el sistemático encubrimiento de la Federación de Gimnasia de los Estados Unidos, que en un afán desbordado por acumular medallas olímpicas y conseguir millonarios patrocinios comerciales, expuso la salud física, sexual y anímica de un centenar de las mejores y más importantes gimnastas de la Unión Americana, cuyas edades oscilaban entre los 12 y los 16 años.

La Federación permitió que, durante 18 años, el abusador infantil Larry Nassar se desempeñara como Coordinador médico nacional de la organización deportiva y que, como resultado de la permisividad y la falta de control, adoptara un particular manual de masajes terapéuticos en la zona pélvica anterior y posterior de las jovencitas. Nassar fue condenado por una docena de cargos de agresión sexual y pornografía infantil y se encuentra preso.

De acuerdo con los expertos, los depredadores sexuales explotan las ventajas de poder que tienen hacia sus víctimas: unas ocasiones, por parentesco, edad o contextura física y en otras por capacidad económica, estrato social, nivel educativo, rango, entre otras variables. 

Las truncadas existencias de Salomé y Yuliana Samboní; de miles más de víctimas en Colombia y los testimonios de los documentales de Netflix demuestran que los agresores sexuales están agazapados, esperando  para atacar. Por ello, como sociedad, nos toca asumir un rol más activo como cuidadores, porque la realidad nos demuestra que los delitos sexuales contra niñas, niños y jóvenes, en lugar de disminuir, siguen siendo dolorosamente habituales.

Abuso Violencia Sexual contra niñas, niños, jóvenes, deportistas. ¿Dónde están los depredadores?. "Asquerosamente Habitual". Opinión. Juan Antonio Ruiz Romero Hernando Ayala Melgarejo Derecho A La Información

Publicado por Hernando Ayala M en Jueves, 9 de julio de 2020

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2 COMENTARIOS

  1. El país del Sagrado Corazón en donde:
    > Aplaudimos actos de violencia en el exterior.
    > Donde hacemos viral en redes la indignación por el atropello a negros, mujeres, comunidades vulnerables.
    > Donde la protesta por el atropello a derechos sociales nos solidariza, ( todo lo de otros países)
    Y cuando se trata de iguales o peores situaciones en este país , observamos:
    > Complicidad estatal.
    > Silencio cómplice de una ciudadanía doble_ moralista.
    > Aplausos cínicos, a realidades que no se resuelven con ellos.
    Somos un pueblo anestesiado pir la clase política guerrerista, de derecha, que tapa todo.

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