Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadNavidad, el Niño Dios, los Reyes Magos y yo.

Navidad, el Niño Dios, los Reyes Magos y yo.

La navidad no es una de mis épocas preferidas del año, de hecho, diría que solo ahora en estos últimos años de vida he podido capearla, no gozarla, sino sufrirla menos.

De mis años de niñez, recuerdo sin amargura ni dolor y con una sonrisa de comprensión, las afujías económicas de padres y abuelos en el contexto de esa época. Recuerdo mi relación con respecto al niño Dios y su nacimiento; en mi lejana niñez nos manipulaban con el cuento de ser dóciles, obedientes y buenos hijos y rezar para que el niño Dios nos trajera un regalo. En esa época existía en Pereira como entre 14 y 15 con carrera octava un almacén Sears, allí exhibían una canoa india al parecer de plástico (en esa época no se fabricaba nada con fibra de vidrio), yo me empeliculé y me agarré a rezar y pedírsela al niño Dios de regalo, soñando con remar en ella en una quebrada  ubicada en la vía Pereira-Marsella antes de empezar a subir para Combia; el caso es que en ese año, mi papá decidió ampliar la casa adjudicada por el ICT (Instituto de Crédito Territorial), ubicada en el Barrio Boston, y ese mismo año mi mamá y algunos de mis hermanos se enfermaron (en ese tiempo no había atención en salud para cónyuge e hijos, solo para el trabajador que era él cotizante), y al llegar navidad mi papá estaba “más pelado que sobaco de rana”  por lo que me enviaron a casa de mis abuelos al zurumbo en Marsella, y allá continué  rezando y en secreto pidiendo mi canoa india ¡Qué días tan largos!  Amaneció por fin el 25 y yo me levanté a buscar el anhelado regalo, después de no encontrar mi canoa, me sugirieron que buscara debajo de la almohada y efectivamente… ahí estaban un perrito de plástico del tamaño de la última falange de mi dedo meñique y un jaboncito de baño de tamaño del que usan los moteles, que en ese entonces no existían (“eso” se hacía en los potreros y debajo de los palos de café, según decía la abuela materna de mis vecinos los Cañizales), llorando con tristeza, arrojé con furia desde el balcón al cafetal esas miniaturas, llenando de madrazos al niño Dios por  estafarme de esa manera; años después mis primas me contaron que mi abuela lloró mucho ese día, nunca supe si la abuela lloraba con frecuencia, pero ella nunca me reclamó  por ese episodio; yo no sabía quién en realidad traía los regalos, y menos aún, que en ese año como en muchos posteriores aquí en nuestra región cafetera el precio del café se iba al piso por la abundancia del producto en Brasil, ese año en cuestión,  el precio realmente estuvo bajo.

En una navidad posterior, el niño Dios no me trajo nada, y quizá por mí espectáculo con el regalo de la abuela, en esa ocasión no me enviaron donde ella; recuerdo que, al preguntarle a   mi mamá por mi regalo, ella me tranquilizó diciéndome que, si el niño Dios no había alcanzado a repartir todos los juguetes la noche de navidad, los reyes podían entregarlos el 6 de enero, uff ¡cómo pasó de lenta esa quincena del calendario!  todas las noches preguntaba a mamá ¿mañana es el día de los reyes? “No hijo, todavía no” faltan 7 días”; “No hijo, faltan 6 días” etc., etc. … hasta que mamá pronunció las palabras mágicas: ”mijo, mañana llegan los reyes”, casi no logro conciliar el sueño y estando aún oscuro me levanté a buscar mi regalo: al lado de la cama, nada; debajo de la cama, nada; en el armario de mi mamá, nada; hasta que de hacer ruido desperté a mamá, quien me preguntó porque estaba levantado sin todavía amanecer y revolcando cajones, le dije que buscaba el regalo de los reyes, ella solo dijo que si no había nada , era que no  me habían  traído nada, por lo que volví a estallar en llanto y madrazos para esos incompetentes que tampoco habían hecho su trabajo.

Ahora sé que en España son los reyes los encargados de los regalos, con la emigración “sudaca” el tradicional almacén “El corte Ingles” hace promociones para vender sus mercancías para navidad y luego para reyes.

Las desilusiones con los regalos del niño Dios no fueron exclusivas de mis hermanos y yo, siendo adultos, recordando con papá esos años de estrecheces económicas, supimos que a el también le había amargado la vida no recibir el regalo esperado, o ver, que al más mal estudiante o mala persona le traían un regalo mejor que a él, que era juicioso y rezaba con fe, cosa que también nos sucedió en más de una ocasión a nosotros.

Esa manera de afrontar la navidad como una época centrada en recibir regalos, reforzada ahora con más intensidad comercial, desfigura no solo esta fiesta, también el día de la madre que es uno  de los días más violentos del país, lo que nos pinta de cuerpo entero, no de otra manera se explica que un sicario se atreva a arrodillarse ante la imagen de la virgen para rogarle le ayude a asesinar a otro ser humano a cambio de dinero, o  las agresiones familiares el día que se reúnen a felicitar a  la  madre que los cargó en el vientre, para traerlos a la vida.

Siempre he creído que por la herencia que recibimos de España somos un pueblo de rezanderos y malas personas, aparentadores, maliciosos,  simuladores;  fuimos obligados a aprender el dogma, pero no a no practicarlo, nos gusta rezar y recordarles a los demás:  mandamientos, obras de caridad, versículos, salmos pero no actuamos en consonancia con esa sabiduría que ostentamos; somos buenos para juzgar a otros  cuando fallan porque eso esta en su sangre,  y dar consejos que no nos han pedido,  pero no aceptamos el juicio que hagan sobre nosotros, porque si fallamos es por la malicia de los demás, o por mala suerte,  y no aceptamos  ni los consejos que hemos pedido.

” En esta España del Lazarillo, de Rinconete y Cortadillo, de Guzmán de Alfarache, de Marcos de Obregón o del Gil Blas de Santillana, es decir, de la literatura picaresca, la doble moral, el vivir en los límites de aquella máxima que decía” la ley se acata, pero no se cumple”, el medrar a salto de mata, de la excepción moral en lo cotidiano, ha sido práctica secular con una fuerte implantación social. Una práctica que, por otra parte, ejercían las instituciones públicas porque, como ya dijera Platón,” El poder es incapaz de cumplir su propia legalidad” (www.el economista.es).        

Pero no todo era malo, ir a la finca de los abuelos era en sí mismo un gran regalo de navidad, mis primas que por orfandad vivían con los abuelos, eran muy animosas y con ellas íbamos a recoger musgo,  troncos y otras cosas con las que ellas elaboraban hermosos pesebres, nos animaban a participar en las novenas, una vez me dejaron colocar un carrito en el pesebre, estando rezando la novena, el pesebre se movió y mis primas me dijeron que el niño Dios se había ido en mi carro a traer los regalos, que sensación de beatitud y alegría, aún no sé cómo organizaron la tramoya.

Hubo regalos sorpresa, mi prima Adíela se casó, yo pasé la navidad con el nuevo matrimonio y el niño Dios me regaló un hermoso avión metálico de impulso, que debió ser costoso, al llegar a mi casa lo cambié por una patineta de madera hecha con dos balineras viejas (rodamientos de carro usados), que cada rato se me desbarataba, uno de los peores negocios de mi vida.

Por bondad de los ingleses dueños de Hilos Cadena,  empresa en la cual mi papá trabajo como celador y se jubiló, recibimos de regalo un jeep metálico de pedales, con el que éramos la envidia de los vecinos, y el orgullo de nuestros amigos a quienes permitíamos montar en él; nos subíamos tres muchachos: uno era el chofer, otro iba montado en el capó y un tercero iba parado sobre la defensa trasera, nos tirábamos falda abajo, y el del capo y  la defensa debían empujar de subida al conductor que era mi hermano Gustavo o yo, así pagaban nuestros amigos el privilegio de subir a ese caro único y maravilloso.

En una ocasión, recibí un regalo de uno de esos ingleses jefes de mi papá, el señor me vio y le preguntó a papá quien era yo y cuanto calzaba,  pues a el inglés de obsequio de cumpleaños le habían enviado unos  hermosos zapatos deportivos de color café, demasiado pequeños para su pie, al decirle que calzaba 39 el mister respetuosamente le consultó a mi papá si permitía que me los regálese y si  yo aceptaría ese regalo, recientemente recordé ese episodio y supe porque siempre tuve zapatos tipo tenis, de suela de goma y de preferencia de color café.

En estas épocas navideñas debemos compartir en familia, hacer las paces con nuestros parientes y allegados, aportando así a la construcción de un mundo mejor, si no lo hacemos ¿En qué queda el espíritu navideño? No podemos convertir la conmemoración el nacimiento de Jesús y su mensaje de amor y salvación en mera glotonería y mercantilismo.

En nombre del Opinadero y en el mío propio “Feliz Navidad” para todos mis amigos, parientes y lectores, que Jesús renazca en nuestros corazones.   

6 COMENTARIOS

  1. Qué tiempos aquellos, cuando los años se hacían como siglos, pero a mis hermanos y a mí, si era que no nos traía nada, y cuando me enteré de la realidad, qué desilusión tan grande. Lo bueno es que mis abuelos paternos quienes me criaron en su casa, sí cultivado en mí, una gran fé que hasta el sol de hoy, me ha evitado convertirme en algún malhechor.

    • Mil saludos don Néstor: gracias a Dios, esas malas épocas no dañaron nuestra fe en el redentor de la humanidad, y que después de saber la verdad no perdimos la fe, y el mensaje de amor de Jesús nos reconforta

  2. Es un resumen muy completo sobre las vivencias de un Colombiano criollo nacido en una familia de Hacha y machete.
    Una historia q se a repetido a lo largo de una vida de religiosidad y tradición, causando en algunos tremendas decepciones .

    • Hola querida Martha: si, por no decir la verdad muchas veces salimos decepcionados, pero…también en navidad se jugaban aguinaldos,bae devoraban las casas y se integraban las familias, eran también épocas maravillosas e inolvidables.Mil saludos y bendiciones.

  3. Hola Andrés Felipe: mil saludos, si , siempre el dinero ha Sido una preocupación para dar regalos en navidad, y el negocio de la patineta, pésimo. Mil bendiciones.

  4. Si es verdad para muchos el tiempo de navidad es una época dura por motivos económicos para otros no lo viven bien por motivos de algún ser querido.

    En fin lo de la canoa y el cambio de la avion por la patineta vieja me hizo reír jajaja

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