Es de suma importancia al inicio de un escrito comprender el título del mismo, en aras de ser internalizado por parte del lector al llevar a cabo el respectivo recorrido textual, reconociendo la pertinencia y la coherencia de lo esbozado. Según el diccionario católico, el servicio generoso “Es la virtud que nos conduce a dar y darnos a los demás de una manera habitual, firme y decidida, buscando su bien y poniendo a su servicio lo mejor de nosotros mismos, tanto bienes materiales como cualidades y talentos”, pero en ninguna parte de esta definición se menciona explícita o implícitamente “de manera desinteresada”, lo cual va a ser uno de los elementos esenciales en el desarrollo de esta temática, junto con el acto de servir y el acto de ser generoso, además, la ingratitud como elemento de peso para la instrumentalización.
Respecto a la instrumentalización, el abogado Raimundo Abando expresó lo siguiente: “No hay actitud más indigna en un ser humano que considerar a una persona como un instrumento válido para cumplir un fin». El instrumentalizar a alguien para conseguir un objetivo es la peor vileza que se puede cometer y deberíamos recordar continuamente al gran filósofo alemán Immanuel Kant cuando afirmaba que «a las personas hay que tratarlas como fin y no como medio». Llevando a cabo la respectiva amplitud cognitiva de lo mencionado, “todo círculo debe cerrarse”, “lo que inicia debe terminarse” y este “cierre o terminarse” se denomina gratitud, como aquel sentimiento que obliga a las personas a estimar y valorar el beneficio recibido, reconociendo el servicio como ese acto de generosidad “de las personas hacia las personas”, como aquella reacción normal, esencial y noble que le da al servicio su razón de ser y de existir, yendo en contravía con la instrumentalización del ser humano, la cual socava la generosidad desinteresada, el acto de servir al sentirse utilizado y convertirse en un medio para un fin.
La instrumentalización es nociva, erosiona el acto de servir, el acto de ser generoso desinteresadamente, siendo el inminente comienzo del exterminio de lo mencionado en cuestión porque ofende y mina la confianza del servidor, provocándole dolor, desilusión e invisibilidad o esa sensación de sentirse poco importante al no ser reconocido por la ayuda dada a los demás, al creer que el acto de servir es algo que no merece ser gratificado, como si el servir fuera “un paisaje o un cliché”. La siguiente analogía le da amplitud al tema tratado al mencionar lo siguiente: “Así como al artista se le paga con el aplauso”, “al servicio se le paga con agradecimiento y la gratitud”, la cual es la gasolina a suministrarle a ese vehículo llamado “servicio generoso” para que pueda avanzar y no caer en la “quietud, estaticidad, negación y al ser parcos emocionales cuando se debe agradecer”, reflejado en la desconexión, falta de propósito y deseo por servir a los demás, sin cobrar, sin exigir y solicitar a priori o a posteriori esos tangibles a cambio del mismo como lo son el dinero, los favores de cualquier índole y todo aquello que implique pagos y desembolsos, cambiándole el rostro al servicio generoso y desinteresado.
Cabe mencionar que la instrumentalización es una forma de violencia sicológica ya sea por la acción de la ingratitud o la omisión del agradecimiento, ocasionando en el ser humano una vorágine de sensaciones encontradas al sentirse frustrado, lastimado y por qué no degradado e invisibilizado al no recibir el reconocimiento que merece por el acto de servir generosamente. “Dese a su lugar “, como parte final del título de este escrito, tiene varias aristas y una de ellas la inevitable posibilidad para cualquier ser humano de ser instrumentalizado, pero una vez haya sucedido y lo haya identificado, la experiencia exige a posteriori el aprender a establecer límites saludables, teniendo presente que el acto de servir es un trofeo meritorio para todas aquellas personas amantes del agradecimiento, la retribución del servicio generoso y por supuesto, de la gratitud.
Dando cierre al escrito y volviendo al título del mismo: No Confunda el Servicio Generoso con ser Instrumentalizado. “Dese a su lugar “, es una invitación a reconocer lo mencionado, a no fragilizarse ni romperse ante la ingratitud, situación posible cuando se sirve pero si el aprender a reconocer los riesgos propios de dicho acto generoso y ante todo no permitir la naturalización de esa desagrable práctica camaleónica como es la instrumentalización, disfrazada de gratitud fingida, de no agradecimiento o de amable manipulación para ser un escalón y un trampolín más por parte de este tipo de personas.
Concluyo con lo siguiente : “No espere recompensas ni sea amante de los sinsabores propios de la ingratitud, a todos no se les puede servir generosamente, pero si se debe agradecer por todo lo que se recibe, porque el servir es algo voluntario y no es algo obligatorio ni mucho menos instrumentalizado”
NOTA: Este no es un texto terminado sino un texto por construir a partir de la opinión de los lectores a través de este prestigioso espacio llamado “El Opinadero”.
Muchas gracias por sus aportes.
Dar, se puede resumir como Dispuesto A Recibir cuando se hace de corazón lastimosamente hay personas que se aprovechan de la buena voluntad del prójimo y terminan por instrumentalizar estás ayudas volviendose mojigatos
Gracias Danilo.
Excelente apunte a tener en cuenta.
Feliz descanso Danilo.
Muy buen aporte, la verdad no le debemos exigir nada a nadie ya que nadie tiene obligación con uno.
Quien lo hace lo hace tal vez porque le nace.
Hola Isdaen: muy interesante su tema, ademas de esclarecedor, tenemos la tendencia cristiana y paisa de servir a los demas, siguiendo el designio biblico de » haz el bien sin mirar a quien» , tambien sabemos que al servir lo debemos hacer de manera discreta: «Que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda» ademas sabemos que no hay que hacer favores para recibir recompensas o gratitud, teniendo en cuenta estos tres consejos, se puede servir sin falsa caridad, y sin mezquino interés. Mil saludos y bendiciones.