Entre los juegos de la democracia está ese ardid de incumplir todo lo que se promete. El turno es para ese renglón electoreramente ambicionable de jóvenes que están llamando a ese jueguito de hacerlos consejeros, para que aconsejen a los demás que no se dejen … ¡engañar!
En vigencia de esa Constitución que rige y las leyes 152 y la 388, de Planeación y Ordenamiento Territorial, respectivamente, servimos más de seis años a municipio y departamento en esas instancias, ahí no elegidas, sino sacadas de ternas que el gobernante decidió. Y fue –tal como lo advirtió el mismísimo secretario de Planeación de la ápoca– una práctica inane, para dar saludo a la bandera cada que el citante quiso.
Terminó en el ejercicio de recoger y redactar aportes, que no apenas dejamos en iniciativas plasmadas en actas de esos órganos. Nos empeñábamos en difundir en el informativo «Contexto» que aportamos ahí. Alguien recordó en la calle años después(Luis Alberto Ruiz, periodista) que siendo nuestro papel en representación del Club de Prensa de Pereira y de la Asociación Colombiana de Periodistas ante el Consejo Municipal de Planeación de Pereira, escribimos la bitácora del capítulo educativo.
Pedimos atención a los estudiantes destacados de los establecimientos públicos locales y del departamento, más líneas sobre bilingüismo y otras facilidades para potenciar talentos y profesionales jóvenes.
Aunque con el alcalde Juan Manuel Arango Vélez logramos abrir espacio en la Universidad Tecnológica para algunos estudiantes de buen rendimiento, facilitando su admisión y ofreciendo algunas becas, el esquema cayó en el olvido. Y con el entonces rector de la UTP Luis Enrique Arango logramos que leyera, escuchara el discurso y pusiera en marcha un proceso de admisiones con atención especial para capacidades y aptitudes en lecto escritura, aunque eso bien procesado en el Consejo Superior de la Universidad, no sabemos si se sigue aplicando o no. La idea es no rechazar ningún prospecto, sino ofrecer como actividades suplementarias, talleres y formas de avance en la lecto-escritura, tal como se hacía desde antes para quienes pudieran presentarse problemáticos en matemáticas o débiles en una segunda lengua.
Prueba que no pasa nada, en el desfile de varias decenas de destacados en La Noche de los Mejores celebrada por el Mineducación, donde los de por aquí brillan por su ausencia. Irene Vasco, Francisco Cajiao y Eduardo Posada salieron premiados por Vida y Obra como educadores, y algunos vecinos de Caldas y Quindío y la Institución Educativa Fabio Vásquez. Nada más. Aquí en Educación no hay liderazgo, ni obras para mostrar.
Los puentes extendidos sirven, pero se quedan en la voluntad de los responsables administrativos. Todo «voluntario», pues los consejeros que no cobran por esos ejercicios, no tienen sino voz y no voto en nada de la confección de los planes de desarrollo o de esas instituciones. Menos en las normativas.
Las consejerías (como ahora las de los jóvenes) son balcones o meras barandas de observación, pero no deciden, ni remuneran, ni permiten abrigar ninguna ilusión como no sea la del consuelo ladino: «Yo dije, yo advertí… Lo recomendé, lo avisé, pero se pasaron la advertencia por la faja!