En días pasados se conoció la renuncia a la dirección de Fenalco, seccional Risaralda, de la abogada Unilibrista Victoria Eugenia Echeverri Arango, quien por más de treinta años ejerció el servicio aunado de la actividad mercantil con un fuerte deber en la defensa de los intereses de los comerciantes y otros oficiantes del sector económico. Demostró en su ejercicio ser ajena a los compadrazgos improductivos y comprometida con el conglomerado empresarial, la querencia y desarrollo de Pereira y Risaralda en la certeza de propender por su progreso en el ámbito nacional y en especial del mejoramiento persistente y cultural de los ciudadanos. Es visible y clara en sus apreciaciones, lo que le ha ganado ser tenida en cuenta como factor de jerarquía, sensatez y civismo en toda la región.
Dentro del contexto de sus innumerables aconteceres se destacó, además, en condición de presidenta del Consejo Directivo del Comité Intergremial de Risaralda durante varios años, con su donaire y experiencia, a consolidar “el gremio de los gremios”, corporación en la que se enmarca la razón estatutaria, al instituir que tendrá como objetivos básicos los siguientes: “Defender, fomentar y difundir los principios políticos, económicos y sociales del sistema de libre empresa, basado en la dignidad humana, en la libertad, la democracia política, la justicia y responsabilidad social y el respeto a la propiedad privada. Asimismo, propender por la vigilancia y el [acatamiento] de los valores éticos y morales dentro de la comunidad empresarial”. He aquí el lineamiento o partitura en su trasegar directivo.
Desde esta atalaya, en trabajo en equipo, se aumentó su membresía; la organización es tribuna en la protección de los tejidos empresarial y ciudadano y en la crítica constructiva a los gobiernos nacional y territoriales, cuando sus acciones o pronunciamientos posean el tinte que desequilibra el sentir de la población.
Son muchos los actos y circunstancias en que estuvo concurrente, pero es importante connotar su participación efectiva en las calamidades de la pandemia y en la lucha por contener el desorden, muertes y asonadas en el paro nacional que algunos males llaman “el estallido social”. Ella, en unión de la dirigencia gremial, empresarial y autoridades, hizo parte del restablecimiento salubre y la ambientación de la paz.
Más cosas se pueden agregar en torno a su pensamiento y presencia, pero se logra concatenar en la siguiente nota de quien esto escribe, que se incluyó en el libro autobiográfico titulado “GERENCIAR UNA VIDA”, que de impecable factura publicó la editorial Saber Media con el soporte de la Universidad Católica de Pereira. Dice dicha nota: “Hablar de Victoria Eugenia Echeverri Arango es referirse a la entonación brillante de valores y encantos que resaltan lo mejor de nuestra tierra. Su gracia, elegancia, su trato cariñoso, sus ademanes afirmativos, son sellos que denotan su solidaridad; su consagración empresarial proyecta un firmamento en el cual el aplauso es un eco prolongado por sus virtudes personales y sociales, ampliamente reconocidas en los espacios de sus actuaciones, tanto en el escenario público como en el gremial, siempre en aras de causas dirigidas hacia el bien común, el civismo comarcal y las buenas costumbres, convirtiéndose con su liderazgo e inteligencia en consejera aclamada por quienes somos testigos y destinatarios de su inquebrantable fe”.
Es seguro, que su peregrinar personal no termina en su merecido descanso laboral ya que, por estirpe y desprendimiento, continuará en otros frentes contribuyendo a la tierra que tanto la aprecia.