Por JUAN ANTONIO RUIZ ROMERO
Especial para El Opinadero
Seis palabras. Un verso. Una frase profética. Sentencia literaria de Jorge Luis Borges, hace más de tres décadas: “Ya somos el olvido que seremos”.
El mismo poema que llevaba escrito a mano y dentro de un bolsillo, el médico Héctor Abad Gómez, cuando fue asesinado en Medellín en agosto de 1987 y que fue tallado en la lápida de piedra sobre su sepulcro.
Y somos el olvido. Como sociedad, nos importa poco quiénes fueron los que estuvieron antes de nosotros, qué hicieron, cómo se formó este brumoso legado en que vivimos. Ahora somos un pastiche amorfo, sin sentido, pero lleno de colores y adornos. ¿Para qué historiadores, maestros, literatos, poetas, si tenemos “youtubers” e influenciadores?
Somos el olvido, en la medida en que dejamos que el barco del humanismo y la solidaridad hiciera agua frente al témpano de la posmodernidad, la egolatría, el desencanto, el consumo desmesurado y la tecnocracia.
Somos olvido, cuando en lugar de mirar a los ojos del otro, nos quedamos extasiados con nuestras “selfies”. Según cifras de antes de la pandemia, cada día en el mundo, se tomaban 93 millones de auto fotografías. Imagino que, a raíz de los confinamientos, las “selfies” diarias crecieron en forma exponencial.
Somos el olvido y lo ejercemos, cuando votamos por compromiso, simpatía o necesidad, por candidatos cuestionados, con nexos oscuros, a quiénes con nuestro respaldo les lavamos, jabonamos y lustramos los antecedentes.
Somos el olvido, cada vez que, por ser “innovadores y creativos”, copiamos para nuestro entorno nombres foráneos, mientras desechamos palabras aborígenes, quizás con mayor profundidad y significado.
Somos el olvido que seremos, porque pareciera que en un país de violencias recicladas, miedos repotenciados y dolores heredados de abuelos a nietos, convertimos la desmemoria en un mecanismo de defensa, para evitar que el recuerdo nos arañe las entrañas.
Como también decía Borges, “el olvido es la única venganza y el único perdón”.
O como afirma el escritor Héctor Abad Faciolince en su libro El olvido que seremos: “La memoria es un espejo opaco y vuelto añicos, o, mejor dicho, está lleno de intemporales conchas de recuerdos desperdigadas sobre una playa de olvidos”.
Lea el relato de Héctor Abad Faciolince sobre su larga búsqueda para confirmar la autoría de Borges del poema que su padre llevaba en el bolsillo, el día de su muerte.
https://www.letraslibres.com/mexico-espana/un-poema-en-el-bolsillo
Respetado Columnista: un gusto escritural, una precision en la palabra para expresar sentimientos, realidades.
Un placer leer su columna.
Felicitaciones.
Mil gracias, Maria Elena. Valoro tu comentario.
Mejores letras no habían podido plasmar ese sentimiento que todos tenemos, vemos con nostalgia como se hacen añicos las bases que fueron asentadas para un mejor futuro. EXCELENTE COLUMNA