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Director Fundador

Economía y medio ambienteConservando desde la Sociedad Civil

Conservando desde la Sociedad Civil

Por JOHN ELVIS VERA SUÁREZ

Sin vida silvestre no es posible sociedad humana.

Los pueblos, las comunidades, cuando han tenido arraigo en los territorios, siempre han conservado espacios por la importancia socio-cultural que a estos les han dado. Esta conservación ha florecido como parte importante de su propia subsistencia y sostenibilidad como sociedad, por pequeña y/o básica que fuera. Ha existido como parte de sus imaginarios y mitologías ligadas a la protección de sus territorios.

Las Reservas Naturales creadas por iniciativa privada a nivel mundial, data de 1824, cuando un botánico alemán compró en Veracruz, México, una propiedad para cultivar café y conservar buena parte de ella con sus selvas tropicales. En Alemania alrededor de 1880, cerca de Bonn, una asociación adquirió una montaña para proteger su belleza escénica del desarrollo de unas canteras.        

La primera Reserva Natural en Colombia, es la emblemática Meremberg, en La Plata (Huila). Creada por los Alemanes Carlos Kohlsdof y su esposa Elfride, en 1925.

En la extensa zona declarada Paisaje Cultural Cafetero, Patrimonio Mundial (UNESCO, 25 de junio de 2011), y en particular en el Quindío, existen innumerables iniciativas de conservación. Ya están reportadas 427 reservas naturales de la sociedad civil que, añadidas a las 105 áreas de conservación de las instituciones, suman 532 Estrategias de conservación en el territorio departamental.

El SIDAP (Sistema Departamental de Áreas Protegidas), creado en el año 2.005 y los SIMAP (Sistemas Municipales de Áreas Protegidas), son instancias donde se encuentran las instituciones con la sociedad civil para trabajar conjuntamente por la protección, conservación y restauración de espacios naturales. Su existencia no está exenta de altibajos y tropiezos. Pero debemos resaltar que es un valioso espacio para la conservación de nuestra diversidad biológica.

La transformación de la Región es innegable. Los múltiples ecosistemas, han venido siendo impactados negativamente por la expansión agrícola y pecuaria, como por el crecimiento urbanístico, la infraestructura vial y la explotación minera de ríos y quebradas. Esto ha traído la perdida de la diversidad biológica, el deterioro paisajístico y el desplazamiento poblacional.     

Para lograr la restauración ecológica necesaria que garantice comunidades en armonía con la naturaleza, es necesario replantear la ocupación del territorio.        

Lo anterior es una muestra fehaciente de que en constante dialogo y con acciones conjuntas entre la comunidad, propietarios particulares y la institucionalidad, es posible recuperar nuestros paisajes naturales y las especies que allí han habitado. Hoy en día la tierra y la propia especie humana, reclaman acciones urgentes para que la vida siga siendo posible. 

El camino por recorrer es aún extenso. Siempre habrá nuevas tareas por emprender. Es mucho lo que hay por hacer. Son inmensas las obligaciones de unos y otros en aportar para que esta y cualquier otra región de nuestro país, sea sustentable y contribuya para frenar este ritmo de destrucción que nos está llevando a la catástrofe. 

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