Por ERNESTO ZULUAGA RAMIREZ
La hipócrita sociedad colombiana mira a sus «pensionados» con dos ópticas diferentes: una la del ciudadano que ahorró toda su vida laboral para garantizar una vejez digna y otra la del bandido que de manera fraudulenta se hizo a un beneficio excepcional con el cual se convirtió en el mayor culpable de los problemas financieros del país. A todas luces quien obtiene tal condición, que no debiera ser considerada como un beneficio especial, se convierte de manera inmediata para el gobierno en una especie de leproso, de paria.
La culpa de toda esta situación la tienen los «padres de la patria» y nuestros históricos dirigentes quienes durante décadas hicieron fiesta con los dineros del estado creando en el universo pensional y para una élite de colombianos, varios regímenes especiales sin medir las consecuencias económicas que se derivaban de ellos. Se hicieron excepciones para los maestros, para los miembros de las fuerzas militares y de policía, para los «suertudos» que lograban vincularse con Ecopetrol, para los ex presidentes de la República y para muchos más. Simultáneamente se abrió también una enorme válvula para que la corrupción permeara el sistema: liquidar las pensiones con base en el promedio salarial del último año laborado. Con este exabrupto los congresistas, los magistrados y los gobernantes en general hicieron durante años un suculento festín para lucrarse de manera excepcional. Se inventaron el famoso «carrusel» que consistía en nombrar en altos cargos del Estado a sus amigos y parientes para que después de doce meses se fueran a casa con enormes pensiones vitalicias. Con estas venas rotas el problema fue creciendo de forma exponencial hasta alcanzar los niveles actuales en los que el gobierno nacional debe sacar veinte billones de pesos anuales del presupuesto para financiar el déficit creado.
En Colombia hay aproximadamente 2.400.000 pensionados. De ellos 400.000 hacen parte de regímenes exceptuados, pensionados por Ecopetrol, Magisterio, Caja de Retiro de Fuerzas Militares y Caja de Sueldos de Retiro de la Policía Nacional, 1.400.000 están pensionados por Colpensiones, mientras que 400.000 obtuvieron su pensión —antes a la entrada en vigencia de la ley 100 de 1993— en varias entidades del Estado como Fonprecon, Caja Agraria, Cajanal, Inravisión, Fondo Ferrocarriles Nacionales, Prosocial, , Banco de la República, Telecom, entre otras. Los 200.000 restantes son los pensionados por los fondos privados.
Para el caso de los pensionados por Colpensiones, a cifras de marzo de 2020, 720.420 personas (el 51%) tenían una mesada mensual de menos de un salario mínimo; 342.543 (el 24%) entre uno y dos salarios; 138.047 (el 10%) entre dos y tres salarios; 102.371 (el 7%) entre tres y cinco salarios; 60.880 (el 4%) entre cinco y diez salarios; 16.422 (el 1,2%) entre diez y veinte salarios y 294 (el 0,2%) tenían una pensión no inferior a 20 salarios mínimos.
Hacer «tabla rasa» con todos los pensionados de Colombia proponiendo para ellos una retención en la fuente del 11% es una infamia que los insulta y que demuestra el desdén y la manera despectiva con que el gobierno construye su política social. No todos los pensionados obtuvieron el derecho de manera fraudulenta. No todas las pensiones altas son corruptas. Los pensionados no son todos iguales. Es urgente eliminar todas las excepciones que castigan el sistema y que lo hacen inviable e insostenible antes que atentar contra quienes adquirieron el derecho sin trampas ni marrullerías. El pensamiento del gobierno parece ser igual al del ministro de finanzas del Japón que afirmó sobre los pensionados que «son viejos chochos que deberían darse prisa y morir para así aliviar las finanzas del Estado»
La pensión de la mayoría de los maestros no alcanza ni para invitar a un compañero 😝😸 a tomarse un tinto
Bien, su propuesta de poner en líneas, la situación de los pensionados del país. Al igual que la gran brecha social que existe entre clases poderosas y pobres, cabe resaltar la gran brecha entre los pensionados, a quienes podremos caracterizar por niveles: Los pensionados del Magisterio: aquellos nuestros Maestros primeros, de 80 o mas años, quienes regentaban salarios no superiores a $ 400.000, y que adquirieron su derecho pensional con ese sueldo. Los Maestros de regímenes del decreto 1278, quienes para obtener su pensión generosa debían realizar estudios de pregrado, postgrado, y demás especializaciones, de su bolsillo, inicialmente con un sueldo de $ 1.050.000, para sustentar el sostenimiento propio y de su familia, sus estudios y el de sus hijos
Maestros que se pensionan debiendo al sistema bancario casi la totalidad de sus cesantías, pues para hacer efectiva su cualificación y ascenso en el escalafón debían pagar sus capacitaciones, dependiendo del grado de escalafón al que aspiraban.
Maestros que con sus luchas, huelgas, paros y demás, lograron posicionar su labor como una profesión digna.
Otra cosa son las pensiones de presidencia, militares de alto rango, profesionales de Ecopetrol, congresistas, y demás que usted nombra, respetado columnista.
La proporción de una pensión de Maestro no pasa de de 4 salarios mínimos en su gran mayoría, comparada con la de los nombrados . Las proporciones son de análisis y cuidado.