Por JAMES CIFUENTES MALDONADO
Bauticé esta columna, Miscelánea, y con la paciencia de los lectores, cada 8 días me he dado la libertad de experimentar y proponer el abordaje de temas diversos, para vencer la tentación y la complicación de hablar solo de política. Apegado a esa premisa, dejo la siguiente mixtura de glosas como propuesta de reflexión, para esta Semana Santa:
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He tratado de criar a mis hijos con lo que la vida me ha dado y me ha mostrado, bajo la aspiración fundamental de que ellos consigan ser reconocidos como buenas personas, por encima de cualquier otro especto como el éxito, que es tan discutible. Pero resulta que, en este mundo tan competitivo y tan mezquino, ser «buena persona» es todo un título y ser tenido como tal por la opinión pública es un logro muy difícil de alcanzar. Son muy pocos los ejemplos que puedo citar en los que, con tanta unanimidad, se afirme que alguien ha sido una buena persona, como entiendo que lo fue Don Alfredo Hoyos Mazuera. No tuve la fortuna de conocerle, pero basado en la referencia que ha hecho mi hermano Andrés Augusto Flórez en sus redes, a manera de homenaje, hago eco de las siguientes frases, atribuidas a Don Alfredo, que me han impactado, que acojo y hago mías, más allá del contexto empresarial en el que seguramente fueron concebidas:
«El propósito superior es la fuente de inspiración en el largo plazo; «La gente no se gestiona, sino que se inspira«;
«Un Líder es un generador de confianza«;
«La causa de la disolución de una sociedad es la pérdida de confianza«;
«El compromiso esencial de un Líder es la congruencia entre decir y hacer«.
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No termino de asombrarme con el planteamiento que hizo Baruch Spinoza sobre su idea de Dios como Naturaleza, en oposición y crítica al fanatismo religioso de su tiempo, que hoy subsiste y del cual muchos se lucran. Lo de Spinoza no tendría ningún mérito si no fuera porque lo escribió hace más de 300 años, cuando el pensamiento liberal, como opción espiritual y de vida, aún estaba en ciernes. Por decirlo de alguna forma, Spinoza fue el Julio Verne de la filosofía. José María Rodríguez Paniagua, en su análisis de la obra de Spinoza, dijo: «La anticipación por parte de Spinoza de ciertas ideas características de nuestro tiempo resultaría así también una tremenda anticipación de nuestra situación real, en la actualidad. Se puede ver en él apuntada una solución: la superación de la supremacía de los valores de fuerza, a favor de los cognoscitivos, y de los políticos, a favor de los de amistad. Pero, si lo primero es difícil, lo segundo es imposible, o, al menos, ha de ser forzosamente lenta y muy costosa su realización.»
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Me late que la derecha en Colombia tiene una plataforma programática tan limitada, y siente una amenaza tan grande de la izquierda, que tiene que echar mano de la historia guerrillera para seguirnos vendiendo el discurso de la indignación y de la inseguridad. En este país nunca nadie ha estado seguro, muchos han matado y los muertos los han puesto los más débiles y los más humildes. Así que hay que refrescar las propuestas, hay que mirar el retrovisor, pero para construir una nueva realidad, no para seguir polarizándonos. Porque en río revuelto ganancia de pescadores.