Por VICENTE ZULUAGA OSORIO
1.Empecemos por la reforma tributaria que nos va a servir, ¡quién lo creyera! para cobrarles en las próximas elecciones a quienes apoyen ese atropello a las clases menos favorecidas por todos los gobiernos. Tenemos que estar muy pendientes de ahora en adelante para mirar la posición de cada uno de los congresistas (no parlamentarios como dijo Duque, porque en Colombia no hay parlamento sino Congreso) y así nos ahorraremos el GRAN PARO NACIONAL con el que seremos capaces de tumbar al que se nos atraviese, si además de todas las fuerzas vivas del país contamos con el respaldo de los camioneros para aislar a todos los gobiernos locales del suministro de los alimentos esenciales. Ahí sí que sufra hasta el nido de la perra.
Tenemos que hacerle entender al que dijo uribe que la reforma no puede ser contra los pobres y por eso hay que evitar la evasión y recuperar los dineros que los evasores le han quitado al fisco nacional; pero, además hay que subirles los impuestos a quienes sí tienen con qué pagarlos y no a quienes nunca han tenido nada y mucho menos en esta época de pandemia y muchísimo menos a los pensionados que ya aportaron lo suficiente durante sus años de trabajo.
Lo que hay que hacer es reducir el número de congresistas a 64 (2 por cada departamento) y mantener sus dietas en 25 smlmv y eliminar los gastos en asesorías costosas que no tienen razón de ser pues si el congresista necesita todos esos subalternos es porque no tiene idea de nada, al estilo de Ernesto Macías. Pero, además, hay que fusionar varios ministerios e institutos descentralizados y suprimir el esquema de seguridad del presidente eterno porque no tenemos por qué pagar los colombianos la inseguridad creada por él mismo.
2. Pese al dolor que causa saber que somos el país más corrupto del mundo lo cierto es que no tenemos cómo demostrar lo contrario: un país en donde la mayoría del Congreso está integrado por ladrones a través de la contratación oficial o de la mermelada, o del clientelismo o de los sobornos; en el que, en las gobernaciones y alcaldías e institutos descentralizados se negocian los contratos administrativos; en el que pocos creen en la capacidad del gobierno en el manejo de los múltiples y complicados problemas sociales, como las masacres, los asesinatos de líderes sociales y los falsos positivos; en el que se maneja el dinero de los colombianos como si fuera plata de bolsillo, como cuando se le ofreció un préstamo millonario a Avianca como si fuera una entidad oficial o como cuando se gastan 14 billones de pesos en la compra de unos aviones de combate a pesar de que no existe amenaza bélica a la vista y de que ésta es la época menos indicada para ese gasto; un país en el que se compran y se venden los fallos de los jueces o el archivo o el aplazamiento o el engavetamiento de los procesos judiciales; en donde se compran los testigos para que declaren en contra de la verdad; en donde los niños mueren de hambre porque sus gobernantes venden sus alimentos; en donde se pagan 2 y 3 veces un contrato a través de prórrogas injustificadas. Con un país así nada podemos hacer para que el mundo empiece a vernos en el proceso de recuperación.
3. Frente a ese vergonzoso panorama resulta imposible creer que somos el país más acogedor del mundo.
4. Para corroborar lo anterior basta saber que el 23 de abril tendrá que rendir indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia el senador Armando Benedetti porque para ese alto tribunal resulta difícil de creer que a pesar de las elevadas dietas el senador pueda tener un patrimonio de 13 mil millones de pesos.
5. Para contribuir a la solución que necesita el país el Pastor Milton Rodríguez estima que su creencia religiosa le basta para aspirar a la presidencia de la república. Claro, hay otro que cree que es suficiente ser hijo del presidente eterno.
6. Gracias a la oportuna bofetada del expresidente César Gaviria Trujillo a Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, por el descaro de ofrecerle mermelada a cambio del respaldo a la reforma tributaria, es muy probable que los votos liberales (y los de la oposición) logren atajar la lluvia de impuestos con que el gobierno aspira a recaudar 26 billones de pesos de déficit.
7. Ahora resulta que el títere quiere revivir el proyecto de jurisdicción penal militar con fiscales, jueces y magistrados independientes y una Fiscalía General Especial, para que nadie pueda tocarlos, con lo cual retoma la fallida aspiración del titiritero mayor de una Sala Especial y Única en la Jep para los militares. No falta sino que el proyecto incluya que los nombramientos de sus miembros son del exclusivo resorte del presidente de la república.
¡Que Dios salve a Colombia!