Por LUIS FERNANDO CARDONA G.
Transcurría abril de 2017 cuando Juan Guillermo Ángel Mejía, quien hasta 2015 fuera mi jefe en calidad de director y gerente del hoy desaparecido diario La Tarde me invitaba a trabajar a su lado como jefe de prensa del cable aéreo.
¡Cómo despreciar la oportunidad de vivir un nuevo hecho histórico, luego de mis ocho años ocupando similar posición en el canal regional de televisión, Telecafé, entre marzo de 1991 y enero de 1998!
Era 6 de abril, mi cumpleaños número 59, faltaban escasos tres días para el inicio de la Semana Santa, y mientras reunía uno a uno los numerosos requisitos para llevar a cabo mi contratación con el estado, decidí adelantar trabajo.
Sin pensarlo dos veces, entrevisté a Juan Guillermo Ángel en su pequeña oficina contigua al despacho del Alcalde para construir juntos una agenda temática que pudiéramos socializar con la ciudadanía pereirana en torno a este trascendental hito urbano.
Ya en mi casa, seleccioné la sustancia de dicha entrevista y redacté cuatro boletines informativos con los cuales daría noticias del avance del proyecto, para el cual todavía no se había abierto el concurso de méritos, ni mucho menos la licitación que posteriormente le habría sido adjudicada al consorcio colombo francés liderado por la firma Poma.
Lleno de emoción le remití los borradores por Whatsapp a Juan Guillermo Ángel, pero debido a mi impericia en el manejo de los medios digitales, publiqué una copia de estos en el chat de los periodistas. Sin proponérmelo, terminé “chviándome” al alcalde Gallo.
Fechas, recorrido y hasta presupuestos que él pretendía anunciar en rueda de prensa, con todo el suspenso y la expectativa que ameritaba el suceso, fueron puestas anticipadamente en conocimiento del gremio.
El tirón de orejas no se hizo esperar. La jefa de prensa, una señora Teresa, cuyo apellido no recuerdo, me puso en la línea al alcalde Gallo quien me recriminó. Luis Fernando –me dijo- meses de trabajo organizando esta rueda de prensa y usted viene y me chivea. ¿Cómo me hace eso? Y colgó.
Los errores se pagan caro. En esta ocasión no había alcanzado a firmar el contrato y ya podía irme despidiendo de mi nombramiento.
Se lo comenté a Juan Guillermo y, “por fortuna, entre blancos se entienden”. Le dijo a Gallo que para un periodista como yo era irresistible publicar una primicia, más si se tiene en cuenta que todavía no tenía nexo alguno con la administración municipal.
La saqué barata, como dicen los comentaristas deportivos. El error quedó atrás. Dicen que se aprende más de las derrotas que de las victorias y de ésta saque muchas enseñanzas.
Al lado de Juan Guillermo Ángel y bajo el liderazgo de Juan Pablo Gallo pudimos trazar muchas estrategias comunicacionales e idear variadas maneras de socializar el proyecto.
Como, por ejemplo, alcanzar la apropiación de la comunidad de Villa Santana, que tenía motivos más que suficientes para desconfiar de promesas oficiales; o hacerle frente a la recolección de firmas en nuestra contra de la ex magistrada Marina León de la Pava, quien consideraba que parte del recorrido sobre el paisaje urbano de Pinares menoscabaría el valor de sus viviendas; o como hacerles frente a destacados líderes de opinión, ambos ingenieros, como Carlos Alfredo Crostwhaite y Hernán Roberto Meneses, que cuestionaban la inversión asegurando que un carreteable habría sido mejor y más económico, para desembotellar la comuna Vila Santana.
Echamos mano de todos los recursos de los cuales nos dotó la madre Naturaleza para apoyar el proyecto y lograr el concurso de mentes lúcidas que sumaron sus voces de respaldo, como el ex alcalde Ernesto Zuluaga y el sacerdote, hoy obispo de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo Montoya, quien había sido párroco de esa localidad y había conocido de cerca sus penalidades para acceder al centro de la ciudad.
En la oficina de prensa del cable aéreo de Pereira hicimos de todo: Boletines, conferencias de socialización, videos, concursos con los estudiantes de primaria y bachillerato para que, a su manera, diseñaran maquetas simulando el cable aéreo, hasta nos tocó cargar pipas y estufas de gas para facilitar las clases de gastronomía a las madres comunitarias que el día de mañana nos han de atender en sus restaurantes de esa futura atracción turística.
En MEGACABLE viví tres años inolvidables, de esfuerzo, dedicación, imaginación y compromiso, promoviendo uno de los más ambiciosos proyectos sociales en que se haya empeñado la administración municipal de Pereira.
Mi labor terminó el 31 de diciembre de 2019, con la salida de Juan Pablo Gallo, a quien hoy rindo tributo de gratitud lo mismo que a Juan Guillermo Ángel Mejía, porque ambos confiaron en mí. Dejo constancia que no hice parte del equipo de prensa de Juan Pablo porque para entonces estuve laborando en La Tarde y creo que reportería y militancia política son incompatibles. Por ese motivo, mi reconocimiento es doble.
Hoy, 30 de agosto de 2021, al ser invitado junto con otros cientos de pereiranos que volamos por primera vez en la cabina del Megacable, debo confesar que viví una maravillosa experiencia.
Otra vez, como el 17 de octubre de 1992 en Manizales, el destino me ha puesto en un lugar de privilegio. Ayer, en la fundación de Telecafé y hoy en la inauguración de Megacable. Gracias a Dios, a Pereira, a Juan Guillermo y Juan Pablo Gallo por haberme depositado su confianza. Esta experiencia es grande y, como diría, Celia Cruz, “nadie me quita lo bailado”.
Respetado Director: loable labor desde sus acciones comunicativas para promover valores ciudadanos alrededor de tan magna obra..
Las estrategias por usted implementadas desde el campo pedagógico, en colegios y escuelas, permitieron generar en la ciudadanía una ilustración clara y objetiva sobre el proyecto.
Admiración y respeto por su labor..
Mil gracias, pasión por lo que hacemos cada cual desde nuestras profesiones y especialidades
Felicitaciones por ser parte activa de tan importante proyecto, que lindo reconocimiento para aquellos que lo dirigieron.
Aplausos para todos 👏🏻👏🏻👏🏻
Gracias, sueño serle útil a la ciudad que me lo ha dado todo