Un cambio al revés, no para adelante sino para atrás como el cangrejo ; la esperanza de miles de pereiranos a través de la historia nos lleva a reflexionar, por qué una ciudad pujante con gestas cívicas que hicieron, otrora, se nos llamara la ciudad cívica por excelencia donde nuestros abuelos y padres con bazares, empanadas y empuñando una pica o una pala hicieron del Aeropuerto, el Hospital o el Estadio obras que hoy son ícono de esas gestas y donde se buscaba un desarrollo armónico de una sociedad que tenía en su gen el sentido de pertenencia del territorio que habitaban, siendo ese sentido reconocido en el contexto nacional por la actitud de quienes amaban su terruño por encima de muchos intereses particulares, hoy de ello no queda nada, solo el recuerdo, nos debemos preguntar cuál ha sido nuestra responsabilidad para que nuestra ciudad no ocupe un lugar preponderante, no estamos entre las diez ciudades más importantes del país, nuestro PIB no es contabilizado de manera real en las cuentas nacionales sino que se lleva acorde las cifras que establece el Dane sin permitir verdaderamente una identificación real de cuál es la vocación económica de una ciudad que ha sido cooptada por el clientelismo de quienes se la reparten cada cuatro años sin piedad y solo buscan saquear lo poco que queda de lo público. En otrora, las confecciones contribuían a que muchas mujeres cabezas de familia pudieran educar a sus hijos con el esfuerzo de pedalear día y noche una máquina fileteadora, plana o especial, Jarcano, Carbest, Valher ejemplo que todos conocemos y que hoy añoramos; evaluar que ha pasado en el camino de tantos años de los mismos con los mismas, sería importante, responsabilizar a unos u otros sería maquillar la realidad de unos clanes que se han adueñado de nuestra ciudad y que la consideran como el bolsillo para sus campañas o el incremento de sus fortunas hechas a través del favorecimiento de un Estado permisivo con todos ellos y que todos conocemos pero que muchos callan porque de una u otra manera son beneficiarios de sus prebendas que ofrecen para silenciar lo que a gritos se sabe en las plazas o en las calles acallando a muchos para que no se proteste ante la corrupción que se campea en los palacios del orden municipal y departamental, allí desde hace más de veinte años se “ferea” lo público sin contemplación alguna.
La desesperanza de una ciudad que era de clase media y hoy es una ciudad con indicadores de pobreza pasando en cuatro años del 22% al 40% según cifras del Dane sin ninguna perspectiva de cambio en un corto plazo y más bien se agudizará con el tiempo , esa palabra sólo es utilizada para disfrazar la forma de engatusar a quienes no piensan o estudian la verdadera realidad de nuestra querendona, trasnochadora y morena y que muere lentamente ante los ojos de miles de cómplices que se rasgan las vestiduras y que como plañideras se quejan pero quienes no harán nada para cambiar esos administradores que se disfrazan como los mansas ovejas pero que todos sabemos cuál es su piel, los lobos aúllan pero nos tapamos la nariz para que el fétido olor no nos alcance. pero lo que ocultamos es que hace muchos años nos cubren con el manto oscuro de saber que del saqueo queda poco porque todo ha sido repartido de manera equitativa entre los que llevaron a nuestra ciudad a la postración de la pobreza y la miseria de muchos, por no decir de todos, y que nos convierten en pereiranos vergonzantes.
Oscar Cruz Ramírez