Nada es mejor que el «lamento borincano» para desgarrar el alma sobre el pueblo donde naciste y te … va a dejar. «…Piensa remedíar la situación /Del hogar que es toda su ilusión siiiii», escribió el lamentador.
En la ciudad capital de Colombia, todo «está Clau – dicando», dijeron el miércoles en la W, una radio hoy llena de lamentadores.
Que su Ordenamiento Territorial es el caos que no remiendan en el Cabildo capitalino; que su situación de orden público no tiene quién la cuide: que el desaseo y los servicios de transporte; que todas las instancias están Clau – dicando!!
Tocará cambiar por «Te dejo la ciudad sin mi / me voy a andar el mundo…»…
Mis compatriotas de la patria chica tienen el agua al cuello. Y no es por otra cosa que la desidia de los que dejaron hacer y se entregaron a la Clau – di….
Es apenas aplicable a lo nacional, cuando algunas almas buenas andan cavilando de inteligentes, por dejar hacer y dejar que esto se joda más. De remate loco te vas a quedar, con las ganas que tengo de regañar!
En la próxima cita para las urnas puede que no haya mucho de dónde sacar. Pero no se puede volver a incurrir en lo mismo, ni tampoco en todo lo contrario: En dejar que esas y esos hagan de las suyas, para demostrar quién era peor…
El castigo con votos no siempre es tan eficaz; ni haciéndose el loco, se resuelven los problemas solitos. Ni enseñandoselos al vecino, que a lo mejor o poca idea de bien tiene, o muy poco interés en que lo tuyo cambie como no sea en su único favor.
Los desgarramientos ciudadanos que terminan en eso del «voto de castigo» harán que sean más las víctimas del caos caigan en la Clau – dicación y ese desbarajuste se extienda más allá de los andenes, para meterse en tu propio patio. Ojo con eso.