Cine Para El Opinadero
Apenas empezaba yo a mirar el cine con otros ojos diferentes a los que me habían regalado de niño mis padres, cuando me encontré en el Teatro Caldas de nuestra ciudad, allá en la calle 18 con carrera octava esquina y donde en los intermedios uno completaba la dosis alimentaria con jugo de lulo y un pan con una salchicha caliente sola en el medio, con esta extraordinaria película (“En el calor de la noche”), en la que un actor negro se llevaba todo el peso de la misma, por su impecable actuación y además, porque su rol, era el de un ser que quería demostrarle al mundo que los negros tenían que valer lo que pesaban…y en oro.
SIDNEY POITIER
Acaba de fallecer y de ahí mi homenaje a este grande negro. Fue un actor, director de cine, escritor y diplomático estadounidense de origen bahameño, ganador del Premio Óscar de la Academia en dos ocasiones.
Empezó a ser conocido por sus interpretaciones en obras de teatro estadounidenses, en las cuales desafiaba los estereotipos raciales. Por ello dio una gran credibilidad a los actores negros en el mundo occidental.
En 1963, consiguió ser el primer actor afroamericano en ganar el Óscar al mejor actor, por su interpretación en Los lirios del valle. En 1965 participó en la película antibelicista The Bedford Incident junto a Richard Widmark. En 1967 protagonizó tres películas: “To Sir, With Love”, “En el calor de la noche”, y “Adivina quién viene a cenar esta noche”.
También dirigió películas como “Sucedió un sábado”, (con su amigo Bill Cosby), y “Locos de remate” (protagonizada por Richard Pryor y Gene Wilder).
En 2002, 38 años después de recibir el Óscar al mejor actor, Poitier fue elegido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood para recibir el Óscar Honorífico, ¡merecidísimo!
Hijo de padres bahameños dedicados al negocio de la agricultura, Evelyn Outten y Reginald James Poitier.
Tuvo una infancia y adolescencia bastante dura y regresó a Estados Unidos a casa de su hermano Ciryl para ayudar a sus padres, trabajando como peón y lavaplatos. Se alistó en el Ejército de los Estados Unidos en 1943 para servir en la Segunda Guerra Mundial, mintiendo sobre su edad para poder ingresar.
A su vuelta se incorporó al mundo de la interpretación, primero para actuar en Broadway y, posteriormente, para hacer su debut en el cine con el director Joseph L. Mankiewicz en “No Way Out” (1950). Su buena apariencia, agradable personalidad y sólidas interpretaciones, le abrieron la puerta en el mundo del celuloide ganando un gran reconocimiento. De hecho, “Fugitivos” (1958) le valió la primera nominación a un actor afroamericano al Premio Óscar. Con “Los lirios del valle” (1963) obtuvo el Óscar, convirtiéndose en el primer actor afroamericano en la categoría al Mejor actor principal, algo que le permite al mundo del cine creer en milagros, pues ese reconocimiento a “gente de color”, no era posible en ese blanquesino modo de pensar y sentir de la burguesía hollywoodiana.
En lo sucesivo, Poitier representó papeles controvertidos y relacionados constantemente con la lucha racial de los años setenta, siendo por ello un referente en la comunidad negra y en el movimiento por la igualdad de derechos en la Unión americana. Desde 1997, Poitier se convirtió en embajador vitalicio de Bahamas en Japón.
EN EL CALOR DE LA NOCHE
Thriller policíaco con altas dosis de denuncia social sobre el racismo era lo que nos proporcionaría este entretenido film de Norman Jewison («Huracán Carter (1999)»), ganadora de 5 Óscar, entre ellos mejor película, mejor actor y mejor guión original. La trama del film, basándose en una novela de John Ball, se centraría en el misterioso asesinato de un adinerado empresario en un pueblo de Missippi y las consecuentes investigaciones llevadas a cabo por el especialista de homicidios de raza negra Virgil Tibbs. Durante su estancia en el pueblo no sólo lucharía por descubrir al verdadero culpable del crimen, sino que tendría que lidiar con el incompetente jefe policía Gillespie en un ambiente puramente racista. Nos encontramos con la obra más reconocida, tanto por la crítica como por el público estadounidense, de Norman Jewison (éxito que trataría nuevamente repetir en la década de los 80 volviendo a la temática del racismo con el drama «Historia de un soldado” (1984)) que a pesar de ser una película lograda (desde la dirección, la interpretación de los actores, la fotografía, la banda sonora…) no deja de ser un producto «tramposamente» rodado y pensado para obtener la simpatía del público más convencional cuyo tema sobre el racismo iba a presentarse de un modo suavizado y «light» (resulta poco convincente que los habitantes de la historia, pueblerina, primitiva e irracional, a la hora de la verdad no iban a ser tan fieros como parecen en un primer momento).
La película contaría con un consagrado Sidney Poitier, un actor siempre caracterizado por sus personajes enfrentados a la lucha racista, y que aquí no iba a ser menos con su papel de Virgil Tibbs, un policía astuto e inteligente que pondría en evidencia los inoperantes métodos de Gillespie y su grupo de policías. En el reparto también se destacaría Rod Steiger (un gran trabajo pero que quizás resulta excesivo su Óscar, ya que ese año competía para el galardón con actores de la talla de Spencer Tracy, Dustin Hoffman y Paul Newman que habían realizado, mejores interpretaciones que la suya) representando al mencionado jefe de policía Gillespie, un personaje cínico e inepto que no haría más que comer chicle (se comenta que el actor se comió más de 200 paquetes de chicle durante el tiempo que duró el rodaje), quejarse del calor que hacía en su oficina y de criticar la manera de proceder de Tibbs, pero que acabaría cediendo irremediablemente ante la coherente y firme actitud de ese insuperable policía negro. Años después, se nos viene don Norman Jewison, el director rebelde, con cintas como “Violinista en el tejado”, “Jesucristo Superstar”, “Rollerball”, “F.I.S.T.”, “Justicia para todos”, “Historia de un soldado” y “Hechizo de luna”, cintas que gracias a nuestro Cine Club Universitario UTP, pudimos ver en ese nostálgico Comfamiliar de doña Norma Montes en la Quinta con 21. Años gloriosos para el cine en Pereira.