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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadEl Lazarillo de turno

El Lazarillo de turno

Caminaba por el centro cuando lo vi entrar a un almacén cargando una bolsa negra y muy grande llena de reciclaje, un señor le dio unas monedas, a la salida lo llamé, le dije que lo conocía y le pregunté para donde iba -estoy recogiendo para comprar unos tenis, me dijo mostrándome los zapatos rotos, le pregunté cuanto valían, cinco o seis mil me dijo, los venden debajo del puente de la 10 y solo tengo mil, le pedí que me acompañara a la Plaza de Bolívar y le conté la historia mientras caminábamos: Soy fotógrafo de la alcaldía, más o menos hace 25 años le tome unas fotos en las escalas al lado del Bolívar Desnudo, usted sonreía por algo que dijo Mónica, en ese entonces mi novia, usted no ha cambiado mucho y aún tengo las fotos, por eso lo reconocí, quiero hacerle unas fotos, yo le ayudo con lo de los tenis.

El sitio donde le había tomado las fotos estaba ocupado por una pareja que charlaba románticamente al lado de su bicicleta, les conté rápidamente la historia para que le dejaran el espacio a mi amigo y cordialmente se corrieron. Le hice unas cinco fotos tratando de recordar la pose de la foto que tenía en mi casa, después nos acercamos a la estatua de Bolívar y charlamos un buen rato.

– ¿Cómo se llama?

– John Jairo Trejos

– ¿Es consumidor?

-No, me dijo mostrándome su dentadura, nunca he consumido

– Yo soy Camacho, fotógrafo de la alcaldía, ¿Desde cuándo vive en la calle?

– “Cuando era pequeño un gamín me robó, yo vivía en Anserma con mi familia, yo era muy jodido, recuerdo que estaba estudiando pero no aprendí a leer ni escribir, el gamín era menor de edad pero era muy ladrón, era violador y atracador, me enseñó a robar en Cali, Buga, Palmira y recorríamos muchos pueblos, era muy malo, cuando lo mataron quedé solo en Pereira, siempre he dormido en la calle, solo tres años tuve casa, era el Marceliano Ossa (centro de rehabilitación de menores), robaba en almacenes y atracaba con una pistola de juguete, cuando cumplí 18 años los policías me dijeron que si seguía en lo mismo me iban a matar otros atracadores o ellos mismos. No volví a robar, solo a pedir y reciclar. Una vez busqué a mi familia en Anserma pero no me quisieron recibir, otra vez me apuñalaron por la espalda, un tipo me clavó un cuchillo porque no le di candela para prender un cigarrillo, casi me mata, llegó a un pulmón, me llevaron al hospital san Jorge y me volé porque me dijeron que me iban a mandar a la cárcel, me hice curaciones yo solo con una aguja capotera y con la cuerda que saqué de un costal, no tengo cédula, una vez me dieron pero se me perdió, ahora estoy de afán, voy a bañarme en el parque nuevo donde hay un oso y a completar para comprar los tenis”.

Le tomé una última foto, le di diez mil para los tenis, lo invité a comer algo en la “calle del tuvo” pero no aceptó, me dijo que estaba tomando pastas porque estaba enfermo y no podía comer mucho, le dolía el estómago.

Cargó su bolsa al hombro y se fue feliz a comprar zapatos. Este es el Lazarillo de turno con una de las muchas historias similares que encontramos en nuestras calles. Espero encontrarlo de nuevo, ojalá tenga tiempo para completar su historia de vida, muchas preguntas me quedaron pendientes.

ÁLVARO CAMACHO ANDRADE

Febrero 22 de 2022

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2 COMENTARIOS

  1. Respetado Columnista:
    Humanismo que brota de su mirada a través del lente, del diálogo tranquilo en el que permite que John Jairo Trejos narre brevemente su historia de vida.
    Acción de humanismo cuando su tiempo lo dedica a escuchar, mirar, atender.
    Esperamos la próxima narrativa y el nuevo encuentro con John Jairo
    Felicitaciones

    • Muchas gracias, espero encontrarlo, ya apareció mucha gente que lo conoce y que está dispuesto a ayudarle de alguna manera.

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