Ésta época de “semana santa” es propicia para dar una mirada a los temas religiosos y sus implicaciones en nuestras creencias sobre esta vida, la vida más allá de la muerte y, resurrección.
Andrés Holguín en “La aparición de los primeros hombres y sus dioses “, (“El Tiempo” Miércoles 10 de Septiembre de 1986) asegura que desde sus inicios el hombre muestra su inclinación hacia formas de religiosidad, forjando mitos y leyendas para tratar de interpretar el mundo; en sueños donde se aparecen sus parientes muertos, empieza a entrever unos dioses que actúan sobre el mundo y sobre él: “Captando fuerzas que actúan por todas partes en la naturaleza empieza a formular el “animismo”: el mundo se puebla de ánimas, de espíritus y dioses. Ofuscado y temeroso, el hombre inventa dioses para calmar su terror (la religión nace del miedo, decía ya Lucrecio).Y, a fin de manipular las energías del cosmos, el hombre se aproxima al mundo natural y a sus enigmas, comenzando a practicar la magia, esa vaga abuela de la ciencia”, de allí se desprenderán los cantos, los bailes y los sacrificios para esos dioses invisibles; aparecen plantas sagradas, animales totémicos, seres híbridos y dioses zoomorfos como en Egipto. Añade luego: “Esas creencias y ceremonias llegarán hasta sumerios y egipcios, hebreos, cretenses y griegos. La doble adoración del sol y de la luna, de los ríos y los desiertos forjará la dualidad día-noche, vida-muerte, bien-mal, muerte-resurrección. El hombre primitivo – antes de la historia, antes del IV milenio a C.- vive intensamente estos símbolos, éstas alegorías dramáticas que desembocarán en las de Osiris y Dionysos, con su muerte y su resurrección. No está lejos el día en que el hombre, además de comerse ritualmente al enemigo, habrá de comer el animal sagrado, para adquirir sus virtudes; y, luego al dios mismo”.
En “La rama dorada – Magia y religión”, se dice que en el proceso de aparición de la magia, en la antigüedad surgió el culto a Diana en Nemi con sacerdotes llamados ”reyes del bosque”, que ejercían su cargo hasta ser asesinados por otro más fuerte o hábil, por lo que tenían que estar alerta en todo momento y, las primeras canas significarían su sentencia de muerte. “Esa ley de sucesión por la espada fue mantenida hasta los tiempos del imperio, pero, entre otras de sus extravagancias, Calígula pensó que el sacerdote de Nemi llevaba mucho tiempo conservando su puesto y sobornó a un rufián más forzudo para que lo matara” (Nota 1). Inicialmente los actos de magia que promovían la fertilidad y la estabilidad del reino eran ejecutados por las reinas del bosque; según Robert Graves “Los reinados de las reinas habían precedido, según parece, a los de los reyes en toda la zona de habla griega” (Nota 2).
La unión del título de rey con funciones sacerdotales fue corriente en Italia y Grecia; en la Atenas republicana, el segundo magistrado anual del estado (Arconte Basileo), era llamado rey y su mujer reina, ambos tenían funciones religiosas, “Los reyes fueron reverenciados en muchos casos no meramente como sacerdotes, es decir, como intercesores entre hombre y dios, sino como dioses mismos capaces de otorgar a sus súbditos y adoradores los beneficios que se creen imposibles de alcanzar por los mortales y que, si se desean, solo pueden obtenerse por las oraciones y sacrificios que se ofrecen a los seres invisibles y sobrehumanos” (Nota 3). “En la sociedad primitiva el rey suele ser hechicero, además de sacerdote, es más, con frecuencia parece haber obtenido su poderío en virtud de su supuesta habilidad en la magia, blanca o negra” (nota 4), Así el antiguo mago o hechicero pasó a ser jefe o rey.
El ser humano, al aumentar sus conocimientos, percibió la inmensidad de la naturaleza y su propia pequeñez y debilidad ante ella, al intentar explicar el mundo en que vive, lo representa como la manifestación de una voluntad consciente: “Sí él se siente tan débil y pequeño, ¡Cuán inmensos y poderosos debe juzgar a los seres que dirigen la gigantesca máquina de la naturaleza! De ésta manera, su primitivo sentimiento de igualdad con los dioses se va desvaneciendo y, al mismo tiempo, la esperanza de dirigir el curso de la naturaleza solo con sus propios recursos, es decir, por magia, considerando en cambio cada vez más a los dioses como únicos depositarios de aquellos poderes sobrenaturales” (Nota 5). La magia que en otros tiempos tenía un rango legítimo, es relegada y pasa a ser un arte tenebroso.
Para el zoólogo Desmond Morris, el surgimiento de la religión es una extraña forma de comportamiento animal: “Las actividades religiosas consisten en la reunión de grandes grupos de personas para realizar reiterados y prolongados actos de sumisión, al objeto de apaciguar al individuo dominante. El individuo dominante en cuestión adopta muchas formas, según las civilizaciones, pero tiene siempre el factor común del inmenso poder“(Nota 6). “Como su poder es tan grande las ceremonias de apaciguamiento tienen que realizarse a regulares y frecuentes intervalos, Para evitar que surja de nuevo su enojo. Generalmente, pero no siempre, se identifica al sujeto dominante con un dios” (Nota 7).
Siendo intangibles estos dioses ¿Por qué fueron descubiertos? Morris contesta haciendo referencia a nuestros orígenes ancestrales; antes de convertirnos en monos cazadores vivíamos en grupos sociales dominados por un solo macho. “Es el jefe, el señor supremo, y todos los miembros del grupo tienen que apaciguarle, o sufrir las consecuencias si no lo hacen”, la vida entera de la comunidad gira al alrededor del animal dominante y su papel omnipotente le da categoría de dios; cuando nuestros antepasados desarrollaron el espíritu de cooperación vital para cazar en grupo, el ejercicio de la autoridad fue limitado y reemplazado por una fidelidad activa, donde más que temer al jefe, deberían querer ayudarle; el mono tirano de la vieja escuela debía desaparecer y dar paso a un jefe más colaborador y tolerante, se pasó del dominio del grupo por el miembro número uno, a un mando cualificado; subsistía la necesidad de una figura omnipotente, capaz de mantener al grupo bajo control, su falta fue compensada con un dios. “Es sorprendente que la religión haya prosperado tanto, pero su extraordinaria potencia es simplemente una medida de la fuerza de nuestra tendencia biológica fundamental, heredada directamente de nuestros antepasados simios, a someternos a un miembro dominante y omnipotente del grupo” (Nota 8), destaca el valor de la religión en la cohesión social y sus derivados, como la creencia en “otra vida” donde nos reuniremos con las figuras divinas.
En Sumeria aparece la primera versión literaria de la resurrección; el libro “La historia empieza en Sumer” de Samuel Noah Kramer, Ediciones Orbis 1985, capítulo XIII. Páginas 181 a 183, narra que la diosa Inanna dueña y señora del cielo, quiere extender su poderío y reinar también en los infiernos, donde su hermana Ereshkigal, su peor enemiga es reina; decide descender hasta allá y mirar si lo logra; temiendo morir en el viaje, da instrucciones a su visir sobre qué debe hacer si pasados tres días no ha regresado, sus temores se cumplen, el visir acude en busca de ayuda y la obtiene de Enki, dios de la sabiduría, quien la resucita, existe una ley que dice que una vez pasadas las puertas del “País de irás y no volverás” nadie puede regresar a la Tierra a menos que consiga quién lo reemplace en los infiernos, le permiten volver custodiada por demonios encargados de regresarla sí no lo consigue, con artimañas logra que su esposo ocupe su lugar.
En “Los mitos griegos 1”, de Robert Graves, Alianza editores, cuarta reimpresión 1988, página 136, se cuenta que Orfeo, el más famoso músico de todos los tiempos, desesperado por la muerte de su esposa Eurídice decide bajar al Tártaro, esperando regresarla a la vida; con su hermosa música encantó a Caronte, Cerbero y a los tres jueces infernales; Hades le concedió su deseo a condición de no mirar hacia atrás hasta que ella estuviera de nuevo bajo la luz del sol; Eurídice seguía a Orfeo que tocaba su lira, cuando él estuvo afuera, volvió a mirarla pero ella no había salido aún y, la perdió para siempre.
Los humanos imaginamos a los dioses como seres perfectos, que nos crearon a su imagen y semejanza; por el contrario los griegos crearon a sus dioses a su imagen y semejanza; en la edad micénica los dioses son personificados y dotados de nombres. “No obstante, fue durante la época homérica cuando el mundo de los dioses griegos adquirió la forma que conocemos ahora. Los poetas convirtieron a los dioses en seres humanos con sentimientos y pasiones también humanos, pero más bellos y poderosos que los hombres” (Nota 9).
Este escrito parece una aporía, pero no lo es, racionalmente asumo la creación de dios por los hombres y la existencia de un Dios creador; tanta perfección no puede surgir por azar. En “semana santa” me reconforta saber que Jesús pagó por mis pecados; pues para un pecador como yo, es mejor negocio ser perdonado, que reencarnar y pagar en carne propia las tropelías cometidas en una vida pasada. Sin embargo no logro aceptar como ”santas” ni la Biblia, ni el papa; sé que la biblia es un texto escrito por humanos con intencionalidad de dar validez a sus creencias y mitos, soy un católico tibio, pero nunca seré un evangélico ardiente, en el entendido que Dios no es religión y, que cada una de ellas, es un método de aproximación humana a ese ser poderoso e indescriptible.
Notas.
1-“La rama dorada- magia y religión” James George Frazer, Fondo de cultura económica México, cuarta reimpresión 1969, página 25.
2-“L os mitos griegos 1”, de Robert Graves, Alianza editores, cuarta reimpresión 1988, página 12.
3-“La rama dorada- magia y religión” James George Frazer, Fondo de cultura económica México, cuarta reimpresión 1969, página 32.
4-“La rama dorada- magia y religión” James George Frazer, Fondo de cultura económica México, cuarta reimpresión 1969, página 33.
5-“La rama dorada- magia y religión” James George Frazer, Fondo de cultura económica México, cuarta reimpresión 1969, página 122.
6-“El mono desnudo” Desmond Morris, Círculo de lectores S.A. 1973, página 204.
7- “El mono desnudo” Desmond Morris, Círculo de lectores S.A. 1973, página 205.
8-“El mono desnudo” Desmond Morris, Círculo de lectores S.A. 1973, página 206.
9-“Historia Universal tomo 2 Grecia, Círculo de lectores S.A. 1884, página 59.
Mil gracias por su comentario apreciado Carlos Ariel, mil saludos.
Considerándome, ateo, escéptico y libre pensador, me identifico con con esta clase de publicaciones, dadas las referencias históricas y los estudios en que se basan, ameritando las convicciones de mi pensar. Mis respetos.