Cristian Camilo Zuluaga Cardona
En esta época de cuarentena y aislamiento social lo que más necesitamos es unión y solidaridad. Lamentablemente en el país hay quienes eso no les importa y ponen a funcionar el mismo ingenio con el que roban, al maquinar ingeniosas y llamativas campañas de odio y a exponer al contagio a los que llaman su pueblo, sus seguidores, su razón de ser en la política.
La crisis del coronavirus es sin lugar a dudas la tragedia de mayores proporciones que hemos visto las generaciones que la estamos padeciendo, así sea desde la comunidad de nuestros hogares. El COVID-19 nos tiene amenazados de muerte a todos en el planeta. Ya ha cobrado la vida de más de 160 mil personas, los contagios desbordan la capacidad hospitalaria de cualquier país y algunos tienen que hacer selección natural de pacientes, para decidir a quienes les salvan la vida y a quienes les toca dejar morir.
La Organización Internacional del Trabajo ha anunciado que la crisis ha afectado al 81% de trabajadores en el mundo y que alrededor de mil 250 millones de personas podrían perder sus empleos o sufrir disminución de salarios en tan solo cuestión de meses. La Universidad de Manizales reveló a mitad de esta semana que el desempleo en la capital caldense pasaría del 12.8% al 25% o 30%.
En el Eje Cafetero la suma de contagios acaba de pasar de los 220 y avanza con velocidad a sobre pasar los 300. En Risaralda, en especial el Área Metropolitana de Pereira, crece sin medida el contagio, hasta la Clínica Los Rosales tuvo que suspender servicios porque su personal médico está altamente contagiado. Caldas y Quindío, aunque están distantes, también van aportando en el crecimiento de la curva de contagio de esta región, dónde se esperan miles de infectados y por ende decenas de muertes.
Por dónde se le mire hay muchos aspectos apremiantes y la luz de mayor esperanza para que esto no se agudice aún más, es la vacuna, pero diferentes gobierno calculan que en por lo menos 18 meses algún país podría tenerla.
Pese a tantos datos negativos y alarmantes en nuestro país la crisis ha resultado ser el caballito de batalla para líderes políticos, corporados, exmandatarios, actuales mandatarios, entre otros, que se han dedicado a generar rencores políticos aprovechándose vilmente de las necesidades de los más vulnerables.
La Alcaldesa de Bogotá, denunció que concejales de la corriente opositora han promovido protestas como cacerolazos en su contra. Estas escenas se han replicado en otras regiones del país y no es nada difícil quienes son los desalmados que promueven estas actividades sin importar el alto riesgo que corren comunidades enteras al aglomerarse para hacer sentir su clamor por ayudas económicas y alimentarias.
Las redes sociales han sido la mejor vía para avivar las arengas. Políticos escondidos en falsos perfiles, en exempleados, familiares, voluntarios de sus campañas y esos que en octubre pasado se quemaron y que no se han podido sacudir de las palizas, han hecho unas macabras sociedades para generar las famosas y dañinas Fake News (noticias falsas), memes con mensajes de odio y cuantas artimañas se les vienen a las cabezas, que hoy si son óptimas en el ingenio y compromiso.
Pero no solo los perdedores y con sed de revancha no son los únicos bandidos en esta crisis. Lamentablemente una caterva de corruptos no dejan sus malas mañas ni en épocas tan verriondas como esta. Vimos cómo hace unas semanas en diferentes zonas del país, los mandatarios compraron latas de atún a 20 mil pesos, precios cuadriplicados para llenar sus bolsillos con recursos que son destinados para calmar el hambre de los pobres. Es que de verdad que merecen el más fuerte y profundo de los madrazos.
El COVID-19 nos está dando grandes enseñanzas si con esto no aprendemos entonces una vez más podremos comprobar que somos muy ignorantes y que merecemos seguir siendo atracados por la clase política colombiana.
Si una tragedia como la que estamos padeciendo, no nos une, nada podrá hacerlo lamentablemente. Colombia país donde la oposición le apuesta a que le vaya mal al gobernante de turno. Que tristeza!
Clara radiografía de la realidad de oportunismo políticos del país.
La concepción de la política en Colombia, dista mucho de lo propuesto por Aristóteles: «El fin del estado es garantizar el bien supremo de los hombres», su vida moral e intelectual.».