Escampavía.
Que Pereira está en un trancón enorme no es un descubrimiento, que ese atasco se complicó de cuenta del colapso del puente del Alambrado tampoco es ningún misterio, que la ciudad está cercada por peajes de los más caros de Colombia y que eso ha afectado en gran manera a la ciudad tampoco es algo nuevo; de vez en cuando algo pasa, como ocurrió con la carta que le enviamos al presidente Petro, relatando una historia ya larga.
Del desarrollo del contrato firmado hace 26 años hay informes e investigaciones de universidades y de profesionales como: Aurelio Suárez, Guillermo Botero, de ingenieros como José de la Cruz Velásquez y muchos más, que ese contrato, según lo demuestra Suárez, ha sufrido 26 otros sies, siete contratos adicionales y dos tribunales de arbitramento, todos ellos claramente desfavorables a la Nación, es un caso que merece más estudio ya que tantas modificaciones han resultado en recortes a los compromisos pactados.
Que Pereira ha sido la del paseo tampoco es un descubrimiento, que a Pereira se llega y se sale por unas vias ya colapsadas, ya que la carretera de Pereira a Armenia es de un solo carril en 10 de los 30 kilómetros y la que de Pereira conduce a Manizales, en el tramo entre Pereira y Chinchiná, quedó de un solo carril hasta el reciente puente helicoidal y sigue entrecortada entre Santa Rosa y Chinchiná y además Dosquebradas y Pereira hacen parte de la concesión que hace uso de sus vías urbanas, lo que se ha convertido en un trancón inmenso.
Para completar el cuadro ahora el colapso del puente del Alambrado nos ha causado enorme perjuicio cuando se cayó por falta de mantenimiento y prevención de las mismas Autopistas del Café, la misma que tiene una renta perpetua, sin necesidad de invertir, gracias al “silencio de los inocentes”
Estamos soportando hace más de setenta años el tatarabuelo de los peajes en Cerritos, barrera económica con el norte Del Valle, aunque, en este último repecho, hay alguna esperanza de que esa platica, por lo menos en parte, se invierta en soluciones a nuestro trancón.
Que Pereira enfrentó sus problemas, como dice el poeta del la tierra “sin fuerza extraña que agradecer” es parte de nuestra historia, de lo que se llamó el civismo pereirano, cuando los políticos hacían su oficio sin pedir recibo y cuando los empresarios se arremangaban y se ponían al servicio de lo público, “como era Dios mío, cómo era”, hoy nos encontramos con una simbiosis en la que un combo ha logrado entregar las empresas más rentables y bien manejadas de la ciudad a inversionistas privados y recién llegados de otras latitudes, como fueron las Empresas Públicas, ejemplo de calidad y esmero en el servicio de lo público, o como el aeropuerto de Matecaña rentable patrimonio que era único en Colombia y como dice la canción “nuestra propiedad privada”.
La razón por la que no protestamos y somos muy malitos para pedir y reclamar es parte de nuestra historia, pagamos los peajes y cuando nos prorrogan los contratos no decimos nada; mientras en otras regiones las protestas por el incremento ilegal y gigantesco en algunos de los avalúos catastrales obligan a quienes hicieron los estimativos a corregir los errores, aquí esperamos, con la fe del carbonero, a que los pocos funcionarios nuestros resuelvan las querellas que otros causaron y para ponerle un cereza al pastel, las entidades que se crearan para servicio de los empresarios, trabajadores y empleados quedaron en manos de quienes cobran hasta 9 millones de pesos por tres reuniones en un mes, y para colmo de males, quienes han sido sancionados por el mal uso de dineros ajenos, hoy actúan como garantes de la fe pública y dirigen las agremianciones privadas, y vivimos el “silencio de los inocentes”.
Eso estaba cantado desde hace rato, y sumele a ello la negligencia de la actual administración, que se interesa poco o nada en solucionar temas tan neurálgicos como la cantidad de huecos en las calles, la falta de vías y la falta de planeación por parte de movilidad, además de la falta de obras para mitigar el caos vehicular, como puentes y deprimidos, sumado a esto las roscas por hacer un intercambio vial que no va a funcionar a la ciudad, sino al aeropuerto, entregado en concesion a entidad particular. En mi caso interpuse un derecho de petición hace más de dos años, s través de la defensoría del pueblo, para que nos pavimentaran las calles en el sector de pinares alto, subiendo a la calle 3 entre cras 20 y 21, y la respuesta fue: » está dentro del proyecto». Inepta administración actual, compuesta por mera burocracia. Alcalde de medio pelo una pregunta: acaso los ciudadanos de bien que pagamos estos prediales tan altos, no tenemos derechos, sino deberes?