La ilustre abogada Adriana González Correa ha sembrado en el árido desierto del pensamiento político de la vida moderna, una columna donde hace una crítica muy agresiva al entonces candidato de izquierda a la gobernación Daniel Silva por recordar en su publicidad que fue él que derrotó a Soto.
Muy lamentable que personas tan respetadas en el mundo del derecho y de la lucha social, encuentren tantos argumentos para satanizar las estrategias de los lideres alternativos y pasan por alto con zancadas de un Goliat los inmensos pecados de otras candidaturas que nos imponen a sus hijos o a sus esposas como las dignas para que sean elegidas por la sabiduría popular, para mi concepto y para recordar a todos los que se sonrojan porque recuerden al derrotado Soto, estas son las cinco peores formas de hacer política:
Tiranía: A lo largo de la historia, hemos visto gobernantes autocráticos que ejercen un control absoluto sobre su país sin rendir cuentas a la población. Esta forma de gobierno ha resultado en represión, violaciones de derechos humanos y el empobrecimiento de la nación.
Corrupción: La corrupción política ha sido un cáncer en la historia de muchas naciones, Colombia y Risaralda no son la excepción. Los políticos y las familias que priorizan su interés personal sobre el bienestar público debilitan las instituciones y socavan la confianza de la población en el sistema político.
División y polarización: La política basada en la división y la polarización ha llevado a la hostilidad y al estancamiento. Cuando los líderes políticos explotan las diferencias para ganar apoyo, se socava la unidad nacional y se dificulta la toma de decisiones efectivas.
Imperialismo y colonialismo: La explotación y opresión de naciones por parte de potencias coloniales o imperios ha causado estragos en la historia. El imperialismo socava la autodeterminación de las naciones y perpetúa la desigualdad global.
Populismo irresponsable: Los líderes populistas que prometen soluciones fáciles y a menudo inalcanzables pueden llevar a países a crisis económicas y políticas. La demagogia puede desviar la atención de los problemas reales y exacerbarlos.
La política, en su forma más pura, es una herramienta para mejorar la vida de la gente y tomar decisiones colectivas que benefician a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, a lo largo de la historia, hemos sido testigos de las peores formas de hacer política que han causado daños significativos a naciones enteras y estoy seguro que Daniel Silva no representa a las expresiones politiqueras y perversas de la política Risaraldense.
En otro segmento afirma sin ninguna compasión humana:
Para Aristóteles la verdad o la falsedad de un discurso dependían de los hechos y Mao afirmaba: “los hechos son el criterio de la verdad”.
O sea que al calor de los hechos, Silva demuestra ser un politiquero tradicional que de alternativo solo tiene la fachada, es prácticamente una máscara.”
De una manera pronta y facilista encuadernó al joven líder que logró sepultar políticamente a uno de los hombres mas poderosos de la Región como politiquero, ahora se escuchan a los huérfanos contratistas de la casa de la democracia criticar a quien le dio el duro golpe con las herramientas de la democracia, eso es normal por el guayabo producido por la escasez de contratos, pero qué inspira a una profesional del derecho como Adriana González, a perder el horizonte y salir con una observación tan lejana de la realidad.
Dentro del mismo renglón hay que reconocer que es muy difícil hacer comprender a los líderes de izquierda, que ser de oposición no es buscar encarcelar al alcalde o al gobernador de turno, tampoco perseguir a sus funcionarios a tal punto que no puedan hacer nada un periodo.
La ética y la filosofía pueden desempeñar un papel crucial en la construcción de una política más honesta, transparente y orientada al bienestar común, eso no quiere decir que las personas puedan usar como herramienta el termino ética o falta de ética, cada que desean criticar la gestión de un líder de izquierda o en los periodos electorales usarlos como argumento contra su campaña, porque cae en el mismo juego, precisamente eso es lo que está criticando, también es una forma perversa de hacer proselitismo.
Aunque estas formas destructivas de hacer política siguen siendo problemas en la actualidad, la política moderna ha evolucionado en muchos lugares para abrazar la democracia con todos sus errores, la rendición de cuentas y el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, a pesar de todo la persistencia de la corrupción, ¿la polarización y la influencia indebida del poder económico y en algunos lugares el narco tráfico en la política es un recordatorio de que siempre debemos estar vigilantes y comprometidos con una mejor gobernanza, pero su propuesta fue votar en blanco?
En Colombia, la corrupción, la violencia política y la falta de inclusión son desafíos significativos. La lucha contra los grupos armados, la desigualdad social y la necesidad de una reconciliación nacional son cuestiones cruciales. A nivel mundial, la crisis climática, los conflictos regionales y la amenaza a la democracia son temas urgentes, no podemos permitirnos ser neutrales.
La filosofía y la ética desempeñan un papel esencial en la política. Filósofos como Kant y Rawls han abogado por la ética en la toma de decisiones políticas, destacando la importancia de la justicia y el respeto por la dignidad humana. La honestidad, la transparencia y la voluntad de hacer el bien son fundamentales para la construcción de una sociedad justa y equitativa.
En resumen, la historia nos ha proporcionado lecciones sobre las consecuencias de las peores formas de hacer política y debemos reconocer que dentro de ellas no está la gestión y la campaña de Daniel Silva. La ética y la filosofía deben ser guías para una política que promueva el bienestar común y la justicia, tanto en Colombia como en todo el mundo. Es responsabilidad de todos nosotros asegurarnos de que la política se utilice como una herramienta para el progreso y no como una fuente de división y destrucción.