El alcalde Mauricio Salazar y el Concejo Municipal deberían hacer una obra de caridad con la cultura de nuestra Pereira del alma.
Recibo en mensajes de whatsaap mensajes de y fotos de personas estremecidas por el patético espectáculo de decadencia de las instalaciones y alrededores del Centro Cultura Lucy Tejada.
Quienes se lamentan de esa falta de dolientes por nuestras instituciones culturales no están informados o no han visto el deplorable estado del Teatro Santiago Londoño que desde el año pasado un grupo de preocupados ciudadanos nos reunimos inútilmente con el entonces presidente del Concejo Municipal para que interpusiera sus buenos oficios ante la Alcaldía.
Durante los mandatos de Juan Pablo Gallo y Carlos Maya la falta de inversiones en el Lucy Tejada y en el Santiago Londoño brillaron por su ausencia, lo que explica que a la falta de control político del Concejo se suma que los pereiranos no tenemos una política pública de cultura sino meras expectativas de programitas de gobierno.
Los pueblos se dan los gobernantes que se merecen.
El menoscabo de la silletería, kit de luces anticuados, el sonido que fue donado por la embajada japonesa en los tiempos de la primera alcaldía de Jairo Arango, y en general el deterioro de los dos emblemáticos escenarios, da pena.
Sobre todo, hay que señalar que el Concejo Municipal de Pereira como corporación cometió el error de comerse el cuento del cambio del entonces alcalde Juan Pablo Gallo quien para hacer integración financiera para aumentar capacidad de endeudamiento en 2016 dejó a Pereira sin el Instituto de Cultura y sin el banco de segundo piso que fue InfiPereira.
Todo ello a contracorriente de los colectivos culturales, de los analistas, de la prensa local, de personalidades que durante décadas ayudaron a fortalecer InfiPereira (creó ese embeleco inútil que llamó EDU), y fusiló sin fórmula de juicio el Centro Cultural construido con recursos de la venta de la Telefónica de Pereira en las alcaldías de Juan Manuel Arango, Luis Alberto Duque y Martha Elena Bedoya.
Adentro del Lucy y el Santiago los artistas, teatreros, músicos, conferencistas, intelectuales, lectores de la biblioteca y sobre todo niños y jóvenes estudiantes se quieren comer el mundo de la cultura, pero ni nuestra sociedad ni nuestros funcionarios públicos tienen hambre de cultura.
Bueno, tal vez la subcultura del chupe que en las fiestas se chupó millonadas.
Querido señor alcalde Mauricio, démosle un giro de 180 grados a esta vergonzosa situación y regresémosle a los pereiranos ese Instituto de Cultura que venía trabajando por décadas con autonomía administrativa y financiera.
Alcalde Salazar, hágalo por Pereira que su ciudad se lo merece y dele al Concejo la oportunidad de reparar el daño hecho.